viernes, 30 de octubre de 2015

¿Por qué sube y baja mi glucosa?

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Tener diabetes significa que estás monitoreando con frecuencia los niveles de glucosa en la sangre para mantenerlos cerca del rango normal y así evitar que las subidas o caídas extremas del azúcar, puedan causarte complicaciones. Pero, ¿cuál es la causa de las fluctuaciones en los niveles de glucosa (azúcar)? Aquí te explicamos.

Cuando tienes diabetes, es importante que estés familiarizado con los números que indican si tus niveles de glucosa en la sangre están altos o bajos. Algunas variaciones requieren tu atención, pues pueden implicar que necesites hacer un ajuste en tu dieta, en la dosis de tus medicamentos (ya sea medicamentos orales o insulina) y/o en tu estilo de vida (tu actividad física).

Seguramente, si tienes diabetes ya conoces tu cuerpo y sabes que te da señales para identificar cuando hay fluctuaciones significativas en los niveles de la glucosa, los cuales se consideran normales cuando están en el rango de 70 a 100 miligramos (70-100 mg/dl). Aunque la única forma de saber exactamente cómo está el nivel de glucosa en la sangre es midiéndola.

Es normal que los niveles de la glucosa en la sangre varíen durante el día, tanto en las personas con diabetes como en las personas que no padecen dicha condición. Lo que comes, tu nivel de actividad física, cuando se tiene alguna enfermedad (como un resfriado, una gastroenteritis, etc.) e incluso factores como el estrés, influyen en las fluctuaciones que puede tener tu glucosa en la sangre. Sin embargo, cuando estos niveles de azúcar en la sangre son muy altos o muy bajos, hacen que no te sientas bien.

Si tienes la glucosa en la sangre (glucemia) en niveles altos, lo que se conoce como hiperglicemia o hiperglucemia es importante encontrar la causa para corregirla. Los niveles de azúcar elevados en la sangre se presentan cuando el cuerpo no produce suficiente insulina. También se presenta cuando el organismo no puede utilizar la insulina que produce adecuadamente (a esto se le conoce como resistencia a la insulina). De cualquier manera, hay que tomar cartas en el asunto porque la elevación de la glucosa en la sangre pueden causar problemas de salud y complicar tu diabetes.

Algunas de las complicaciones de la hiperglucemia incluyen: ataques al corazón, derrame cerebral, problemas con el funcionamiento de los riñones, alteraciones en la vista y daños en los nervios (neuropatía). Entre los síntomas de la hiperglucemia están: mucha sed, ir al baño con frecuencia y presencia de azúcar en la orina.

Algunas causas de hiperglicemia incluyen: algo que comiste o bebiste (cuando comes o bebes algo que no debías, por ejemplo), cuando tomas algunas medicinas (como cortisona, por ejemplo), si estás enfermo, si tu cuerpo está combatiendo alguna infección, o si no haces ejercicio.  Otras causas serían:

  • Si tienes diabetes tipo 1, probablemente no te inyectaste la cantidad indicada de insulina
  • Si tienes diabetes tipo 2, quizá se te olvidó tomar la medicina.
  • El estrés y las preocupaciones
  • Un resfrío o una gripe
  • Si tienes cirugía

Si te mides tu glucosa y está más alta de lo normal, debes tomar acción: hacer ejercicio por lo general baja los niveles de glucosa en la sangre. Sin embargo, si el nivel de tu glucosa sobrepasara los 240 mg/dl será necesario hacer una prueba de orina para determinar si hay cetonas (residuos que resultan de cuando el organismo descompone las grasas) presentes. En caso de que así sea, no se debe realizar actividad física. Tu médico te indicará cuál es el mejor tratamiento o qué pasos debes tomar.

Por otro lado, los síntomas de la glucosa baja o hipoglucemia típicamente los sospecharás si te sientes débil, cansado, sudoroso, irritable, con hambre, intranquilo, si tu corazón late rápidamente (a esto se le llama taquicardia) y/o algunas personas pueden tener visión borrosa transitoriamente. Si tienes un monitor de glucosa y ves que tu nivel está por abajo de 70 mg/dl, necesitas atención inmediata. En casos muy severos la persona puede perder el conocimiento.

La hipoglucemia se produce cuando el azúcar del cuerpo se agota con demasiada rapidez; cuando la glucosa es liberada al torrente sanguíneo con lentitud o se libera demasiada insulina en el torrente sanguíneo. Las causas más comunes de la baja de glucosa en sangre o hipoglucemia en las personas con diabetes son:

  • Saltarse comidas
  • Demorarte para comer
  • Tomar la insulina o el medicamento para la diabetes en el momento equivocado
  • Tomar accidentalmente demasiada insulina o medicamento para la diabetes
  • Hacer ejercicio extenuante o en un momento del día que no es habitual para la persona con diabetes
  • Tomar alcohol

Si te baja la glucosa debes tomar de inmediato medidas como ingerir 15 gramos de carbohidratos como por ejemplo: una cucharada de miel, tres tabletas de glucosa, una cucharada de azúcar sola o disuelta en agua, ½ taza de jugo (zumo) de naranja o de manzana, ½ vaso de soda regular.

Se recomienda esperar 15 minutos y medirse la glucosa en la sangre para ver si ya está en un nivel normal. Si al cabo de los 15 minutos la persona no se siente bien, se debe repetir lo anterior.

Si piensas que podrías estar teniendo bajas de azúcar, revisa tus niveles de azúcar en la sangre y habla con tu médico. A veces estas bajas de azúcar pueden suceder durante la noche. Algunos síntomas que podrían sugerir hipoglucemia durante la noche incluyen sudoración nocturna o que notas que las sábanas o la piyama está húmeda cuando te despiertas, o si tienes pesadillas con frecuencia, o si te despiertas con dolor de cabeza todos los días, por ejemplo. Y también es importante que le preguntes acerca del glucagón, una medicina que contrarresta el efecto de la insulina para casos de hipoglucemia severa.

La mejor manera de evitar las grandes fluctuaciones en los niveles de la glucosa es controlar adecuadamente tu diabetes. Consulta con tu médico y tu equipo de salud si tienes dudas al respecto.

 

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2013.

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Una caminata de 15 minutos después de las comidas reduce el riesgo de diabetes

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Junto con la dieta, el ejercicio es una  de las claves para disminuir el riesgo de desarrollar diabetes o mantenerla bajo control. Un estudio halló que caminar 15 minutos después de las comidas puede ser suficiente para lograr este objetivo. A ti, ¿qué te gusta hacer después del almuerzo y la cena?

Si tienes diabetes, ya estarás familiarizado(a) con los tres elementos básicos para cuidar de tu salud diariamente: dieta balanceada, ejercicios y medicamentos. Muchos de mis pacientes coinciden en que de estos tres, el que más les cuesta incorporar es el ejercicio. Algunas veces es por falta de tiempo, otras simplemente, por pereza o falta de costumbre.

Si ese es tu caso, he aquí un nuevo dato que puede facilitarte la rutina, pues un estudio reciente muestra que las personas mayores con riesgo de contraer diabetes que caminaron por 15 minutos después de cada comida mejoraron su nivel de azúcar en la sangre. Más aún, las tres caminatas después de comer funcionaron mejor para el control del nivel de la glucemia que una caminata de 45 minutos seguida por la mañana o al anochecer.

Para llegar a estos resultados, que fueron publicados en la revista Diabetes Care, unos investigadores de la Facultad de Salud Pública y Servicios de Salud de la Universidad George Washington, en Estados Unidos, les pidieron a 10 personas mayores, con un promedio de 70 años de edad, que hicieran tres rutinas de ejercicio diferentes con una separación entre ellas de cuatro semanas.

Al principio, los hombres y las mujeres tenían un nivel de azúcar en la sangre de entre 105 y 125 miligramos por decilitro en ayunas, lo que se considera una condición de pre-diabetes (el nivel de la glucosa en la sangre considerado normal es de 70 a 100, según los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos).

Los hombres y las mujeres fueron clasificados como obesos, con un índice de masa corporal (IMC) de 30 como promedio. Los hombres y las mujeres caminaron en una cinta (estera) a una velocidad de unas 3 millas (4,8 kilómetros) por hora (una milla cada 20 minutos).

En el estudio, las caminatas empezaron media hora después de terminar cada comida, ya que esto permite hacer la digestión primero. Luego de ese tiempo, la glucosa empieza a inundar la sangre, que con el ejercicio se va hacia los músculos. Además, el ejercicio ayuda a que el páncreas haga su trabajo, que consiste en secretar insulina para que la glucosa pueda llegar a las células y sea utilizada como energía (“sacándola” así de la sangre).

El resultado fue que las caminatas después de las comidas fueron los que más disminuyeron el nivel de glucosa durante las 24 horas, al comparar el día sedentario con el de ejercicios. Un paseo de 45 minutos por la mañana fue lo segundo que funcionó mejor; mientras que caminar después de la cena fue más efectivo para reducir el nivel de glucosa en la sangre, que hacerlo por la mañana o por la tarde.

Si bien la muestra fue pequeña, los resultados sugieren que las caminatas cortas pueden disminuir el riesgo de desarrollar diabetes, si se practican en el momento adecuado. En este sentido, se trata de uno de los primeros estudios que analiza la importancia del momento en que se hace el ejercicio, con respecto al beneficio en el control del azúcar en la sangre.

Lo importante es que comiences una rutina de ejercicios y que no la abandones al poco tiempo, para así obtener los mejores resultados en tu cuerpo y en tu salud. Por supuesto, puedes convertir una sencilla caminata en una verdadera sesión de ejercicios. Y ahora ya lo sabes, no tiene por qué ser tan extensa. Ponte de acuerdo con alguien de tu familia, algún amigo o vecino, o simplemente prepara a tu mascota para ir a dar un paseo. 15 minutos después de cada comida puede ser todo lo que necesites para evitar la diabetes.

 

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2013.

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jueves, 29 de octubre de 2015

Después del tratamiento para el cáncer ¿qué?

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Por fin ha terminado tu tratamiento contra el cáncer que al principio parecía interminable. Tal vez sientas que has vuelto a nacer, aunque también te invade un terrible temor de que la enfermedad regrese. ¿Ansiabas volver a tu rutina habitual y ahora no sabes cómo hacerlo? Calma, es habitual en personas que han pasado por tu experiencia. Y para que puedas ir ordenando tus ideas, he aquí algunas reflexiones y sugerencias.

El tratamiento del cáncer ha llegado a su fin. ¡Alégrate! Lo peor ha pasado y ahora, puedes volver a disfrutar la vida sin molestos procedimientos de por medio. El malestar, el cansancio y todos los efectos negativos que te provocaban han quedado atrás y pronto volverás a sentirte fuerte, tanto física como emocionalmente.

Sin embargo, has cambiado y no es para menos. Desde el momento mismo en que te has enterado que tenías cáncer, posiblemente haya comenzado una revolución dentro de ti, de tu forma de ver la vida y el mundo. Con seguridad, hasta los momentos más sencillos tienen ahora mucho más valor y mereces disfrutar cada uno de ellos.

Es tiempo de pensar en ti y buscar esas cosas que te hacen bien. Mientras estabas en tratamiento sólo esperabas que terminara para volver a la normalidad y ahora que todo ha pasado, ya no sabes bien cuál es esa normalidad. Pues es lógico que eso ocurra, ya que así como han cambiado tus ideas también ha cambiado tu rutina, tus costumbres e incluso hasta puede haber cambiado tu cuerpo.

Por ejemplo, es posible que mientras recibías la radiación o la quimioterapia tu dieta haya cambiado. Si has tenido que pasar por alguna cirugía, seguramente tendrás cicatrices y cambios físicos. Entonces, date un respiro. ¿Cómo piensas volver a tu vida anterior si eres casi una persona nueva? Hay personas que se resisten a los cambios pero eso no tiene por qué ser malo, al contrario: eres y te sientes diferente y eso puede ser positivo.

Por supuesto, no porque empieces a sentirte fuerte otra vez, es motivo para descuidarte. Al contrario, ahora más que antes debes mantener una buena calidad de vida. Ten en cuenta que es posible que el malestar del tratamiento perdure durante algún tiempo, aun cuando ya lo hayas terminado. Si esto ocurre, no te angusties y consulta con tu oncólogo para que te ayude a eliminar o sobrellevar las molestias.

Recuerda que deberás seguir visitando al médico regularmente para hacerte controles y chequeos para verificar que el cáncer no ha vuelto a aparecer. Es posible que te asustes fácilmente y el temor de que la enfermedad vuelva hasta te quite el sueño. Sin embargo, mejor que asustarte es conocer tu propio cuerpo. Pregúntale a tu médico qué síntomas debes tener en cuenta y cuáles podrían ser nuevas señales de alarma. De otro modo, ante cualquier dolor o molestia nueva que aparezca podría volver el fantasma del cáncer sobre tu mente, con la angustia que eso genera.

Además del temor de que el cáncer regrese, la dieta, el aspecto físico, el sexo y el ejercicio son otras de las preocupaciones habituales de los sobrevivientes del cáncer. Vamos a dedicarle unas líneas a cada uno de estos aspectos para que, con estas ideas en mente, puedas profundizar con tu médico sobre cómo mejorar los que más te preocupen.

Con respecto a la dieta, así como durante el tratamiento debías evitar algunas comidas y elegir otras para mantenerte fuerte, ahora deberías volver a una dieta balanceada. También es posible que el médico te indique un nuevo plan alimenticio que se ajuste a tus necesidades según el tipo de cáncer que te haya afectado. Pero por lo general, se recomienda que ingieras platos bajos en grasa, moderes el consumo de alcohol y reduzcas el sobrepeso. El exceso de peso es quizás el factor de recurrencia más prevalente, independientemente del tipo de cáncer.  Tenlo en cuenta y trata de eliminar las libras o kilos que te sobren lo antes que puedas.

Con respecto al sexo y el aspecto físico, quizás sean los más complicados y los que más dudas y preocupaciones generen. A veces los medicamentos te quitan el deseo sexual, otras es difícil aceptar la nueva forma de tu cuerpo y tu nueva condición. Por ejemplo, a las mujeres puede faltarles un pecho o parte de él y los hombres que pasan por una cirugía de cáncer de próstata pueden tener problemas de erección.

En cualquier caso, es muy importante el diálogo y la comprensión de la pareja. Juntos deberán redescubrirse en la intimidad y buscar nuevas formas que les den placer a ambos. Y si no tienes pareja estable, entonces lo mejor es que busques asistencia terapéutica para poder asumir tu nueva situación y recuperar tu autoestima, para interactuar con un posible compañero o compañera en el futuro. En cualquier caso, es fundamental que no te desanimes ni te des por vencido. Es cierto que puede ser difícil pero en general los sobrevivientes de cáncer logran volver a disfrutar los momentos íntimos.

Por ultimo, el ejercicio y la actividad física pueden ser claves para tu recuperación. Mucha gente piensa que por tener o haber tenido cáncer no pueden hacer ejercicios. Sin embargo, aun mientras estás en tratamiento es bueno mantenerse activo. Hasta puede ayudarte a sobrellevar la enfermedad: está probado que el ejercicio ayuda a manejar el estrés, a mejorar el ánimo y a fortalecer el sistema de defensas, entre otras cosas.

Por supuesto, siempre debes tener en cuenta el tipo de cáncer que hayas tenido, ya que a lo mejor deberás evitar ciertos movimientos o posturas o tener cuidado con ciertas actividades físicas que aumenten el riesgo de que te caigas y te rompas algún hueso. Pero si le preguntas a tu médico qué cuidados debes tener, seguramente te quede un amplio abanico de posibilidades entre las cuales podrás elegir la que mas te agrade.

Cada caso es diferente y cada persona es particular. Ya has pasado lo peor y has superado muchas cosas. Frente a todo eso, quitarse la vergüenza y hablar honestamente con tu médico sobre tus dudas y temores debería resultarte algo sencillo. En verdad, no hay motivos para quedarse con dudas, tu tranquilidad lo vale y te lo mereces para disfrutar más de esta nueva etapa que se inicia.

 

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2012.

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Hay condiciones del cuerpo que avergüenzan a los hombres… ¿hay alguna que te preocupe a ti?

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Todos tenemos — o creemos tener — puntos flacos, defectos que nos parecen enormes y nos avergüenzan ante los demás, justificadamente o no. Los varones no son la excepción. Entre las cosas que les avergüenzan a los hombres de su cuerpo están: un abdomen pronunciado, falta de cabello, mal olor, brote de vello en lugares que no quisieran y hasta problemas en la piel. ¿Creías que eras el único? Pues no, y lo mejor de todo es que muchas de estas condiciones tienen alivio y solución. No te quedes con los brazos cruzados: ¡Haz algo para mejorarlas!

¿Tú crees que la pancita es algo que sólo esconden las mujeres? El abdomen protuberante no discrimina entre los sexos.  Los hombres, específicamente, suelen desarrollar lo que muchos llaman “panza cervecera” o “panza de cervecero” o “panza de cerveza” que acompleja a muchos. La “pancita de cerveza”, en realidad, no tiene nada que ver con el consumo de esa deliciosa bebida alcohólica que se hace a base de la malta de la cebada. Los hombres tienden a acumular grasas y exceso de peso alrededor de la cintura en mucha más proporción que las mujeres. El problema de esta acumulación en el abdomen es que se asocia a un mayor riesgo de sufrir enfermedades del corazón, diabetes y algunos tipos de cáncer. Lo bueno es que es una condición que se supera fácilmente: basta con que realices cambios en tu dieta y que hagas ejercicio tres veces a la semana. Con seguridad, los primeros kilos o libras que vas a perder serán los que “decoran” tu abdomen. Declárales la guerra y no bajes la guardia hasta que ganes la batalla.

¿Qué éste no es tu caso? Pues no te apresures, no es lo único que puede avergonzar a un hombre.

Otra preocupación común es el crecimiento excesivo de vellos en áreas como el pecho y la espalda. La solución puede ser la depilación y/o la reducción del vello con rayo láser que te da resultados permanentes. Hay otros métodos menos costosos, como la depilación con cera o con cremas y la siempre socorrida maquinilla de rasurar. Ten cuidado de que el método que escojas no te irrite demasiado la piel. Usa una crema humectante para protegerla después del tratamiento.

En el extremo opuesto del exceso de vello, está la escasez del cabello. Muchos hombres experimentan un debilitamiento del cabello alrededor de los 35 años y una escasez marcada a partir de los 50. Hay muchas alternativas contra la pérdida del cabello, consulta con un dermatólogo para que te recomiende el tratamiento más adecuado para ti.

Por su parte, el rasurado diario de la cara también puede generar inconvenientes y molestias si algún cabello crece en el sentido opuesto al normal, hacia adentro del folículo, ocasionando esos dolorosos bultitos rojos (vellos enterrados o encarnados) que te afean el rostro. Son más frecuentes en los hombres de piel oscura y de cabello crespo. Para evitarlos, prueba lavarte la cara con agua caliente antes de afeitarte. Al pasarte la máquina recuerda seguir el sentido del crecimiento del pelo y al finalizar, no te olvides de aplicarte alguna crema hidratante. Si lo que te molesta son las cejas muy tupidas y casi unidas en el centro, puedes utilizar algún método de depilación definitiva como la electrólisis, o eliminar los vellos sobrantes con cera, pero si usas la cera deberás repetir el tratamiento en 4 o 6 semanas.

¿Has encontrado alguna de las situaciones que a ti también te gustaría evitar? Quizás la que te preocupa o te molesta más esté entre las siguientes:

  • Sudar demasiado, no sólo por calor sino también por estrés y por nerviosismo. Es normal que los hombres suden más que las mujeres pero cuando es excesivo, atraviesa la ropa y ocurre continuamente, es posible que se trate de una condición denominada hiperhidrosis. Ten en cuenta que existen tratamientos para combatir esa situación. Consulta a un especialista para que te oriente.
  • Olor corporal y mal aliento: independientemente de cuánto sudes, el cuerpo genera olores continuamente. A veces, estos pueden ser fuertes y muchos hombres no saben cómo controlarlos. Eliminar los picantes de las comidas, así como el ajo y la cebolla, pueden ser de gran ayuda, al igual que buenos hábitos de higiene corporal, usar ropa de algodón (medias y ropa interior) y nunca usar ropa que usaste previamente sin que se haya lavado o haya ido a la tintorería si es de tintorería. El mal aliento también es provocado por una bacteria y puedes combatirlo higienizando bien la boca (al cepillar tus dientes, no te olvides de la lengua y el hilo dental). Pero puede deberse a muchos otros factores como fumar, enfermedades de las encías o como efecto secundario de medicamentos. Si a pesar de tus cuidados aún así es persistente, puede ser un signo de que hay algún otro problema en el sistema digestivo, no dejes de consultarlo con un especialista
  • Roncar: es un clásico que genera risas y aparece hasta en las películas. Por gracioso que pueda parecer o molesto que pueda resultar para quien comparta la habitación o la cama con una persona que ronca, es importante descartar que no exista una condición denominada apnea del sueño, que hace que la persona deje de respirar por unos segundos mientras duerme. Esto puede ser peligroso y debe ser tratado. Consulta con un especialista si te preocupa este tema.

Quizás la condición más preocupante de todas es sufrir algún tipo de disfunción sexual, ya sea temporal o permanente. Un tercio de la población masculina sufre de algún tipo de disfunción sexual, ya sea la reducción de la libido, la eyaculación precoz o dificultad con la erección.  La edad, el estrés, fumar, problemas circulatorios, ciertas condiciones como la diabetes… todo eso puede contribuir al problema. No esperes a que se empeore más y busca ayuda de tu médico de cabecera o de un urólogo. Con el tratamiento adecuado tu vida sexual y tu autoestima puede mejorar. Además, la disfunción sexual puede ser el primer síntoma de un problema médico.

Como ves, la lista es larga y podría continuar. Lo importante es que recuerdes que muchas de estas condiciones pueden tener un tratamiento para disminuirlas o eliminarlas, y a veces, conviene buscar la solución cuanto antes para que no causen problemas de salud mayores.

Si algo te preocupa, consúltalo con tu médico para que pueda indicarte qué hacer, según tu caso en particular. ¡Anímate! Ya ves que no eres el único y que no estás solo en esta lucha contra esas situaciones que tanto te incomodan y, aunque no sean médicas, si las solucionas te sentirás mejor.

 

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2011.

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Estudio identifica conexión entre la gravedad de los síntomas de la menopausia y antecedentes recientes de abuso

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La menopausia se vincula con muchos síntomas molestos, tales como sofocos, sudores, alteración del sueño, problemas con el ánimo, la memoria o la concentración, y cambios en la función sexual. Los médicos de la Mayo Clinic recientemente revelaron los resultados de una investigación que demostró la existencia de una conexión entre la gravedad de los síntomas menopáusicos y una reciente experiencia femenina de abuso, sea verbal, emocional, físico o sexual.

Los expertos de Mayo Clinic presentaron los resultados del estudio titulado “Vinculación entre abuso y molestias por los síntomas de la menopausia: resultados del registro de datos sobre experiencias del envejecimiento, la menopausia y la sexualidad”, durante la conferencia anual de la Sociedad Norteamericana de Menopausia (NAMS, por sus siglas en inglés) en Las Vegas.

Aproximadamente el 25 por ciento de mujeres dice que ha sufrido abuso durante el transcurso de su vida, y es conocido que eso puede tener efectos duraderos y de amplio alcance sobre la salud física y emocional”, comenta la Dra. Stephanie Faubion, directora de la Oficina de la Mayo Clinic para la Salud Femenina y coautora del estudio. “El presente estudio examina si el abuso informado por la propia paciente y sufrido en el último año se vincula con la gravedad de los síntomas de la menopausia, y hasta qué grado”.

En base a las respuestas de más de 3700 mujeres en la encuesta, los científicos de la Mayo Clinic descubrieron lo siguiente:

  • En el último año, 6,8 por ciento informó haber sido víctima de una o más formas de abuso. De ellas, 96,8 por ciento informó sobre una experiencia de abuso verbal o emocional; 13 por ciento, de abuso físico; y 3,9 por ciento, de abuso sexual.
  • Las mujeres que informaron haber sufrido abuso reciente presentaron más síntomas molestos de la menopausia, tales como dificultades con el sueño, el ánimo, la memoria o la concentración, problemas de vejiga y/o intestino, además de dificultades con la función sexual.
  • No se encontró una correlación directa entre la gravedad de los sofocos o de los sudores nocturnos y los informes de abuso en el último año.

Este es el segundo estudio realizado por la Mayo Clinic en base al Registro de Datos sobre Experiencias del Envejecimiento, la Menopausia y la Sexualidad (DREAMS, por sus siglas en inglés). Un estudio anterior reveló que la gravedad de los síntomas de la menopausia se vincula con las elecciones realizadas en el estilo de vida, entre ellos, la ingesta de cafeína. Si desea más información sobre la investigación de la Mayo Clinic respecto a la menopausia o a los síntomas de ésta, visite: http://ift.tt/MscwQl.

 

mayo_clinic__logoPara más información de la Mayo Clinic haga clic en el logotipo:

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miércoles, 28 de octubre de 2015

10 formas naturales de aliviar las molestias del síndrome premenstrual

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Si eres de las que cambia cuando se aproxima la menstruación, aquí encontrarás algunas claves que pueden ayudarte a aliviar esos molestos síntomas que pueden interferir en tus actividades y tus relaciones cotidianas. En este artículo descubre qué puedes hacer para estar de buen humor, cómoda, sin dolores, también durante esos días. Sigue leyendo para que evites las molestias del síndrome premenstrual.

Cada vez que llega su menstruación, Carla debe abandonar sus tareas y tomar calmantes para superar el dolor que le provoca. Mercedes, en cambio, siente cierto alivio cuando al fin le llega el período. Y es que una o dos semanas antes comienza a tener molestias físicas y emocionales que no la dejan en paz: a veces le duelen los senos, otras siente mucho cansancio y, en general, siente una tristeza inexplicable y todo la pone nerviosa, de mal humor. ¿Te resulta conocido? Desde luego, es lo que se conoce como síndrome premenstrual o SPM.

El síndrome premenstrual es un conjunto de síntomas físicos, y emocionales que experimentan muchas mujeres durante una o dos semanas antes del período menstrual, que desaparecen poco después del inicio del sangrado menstrual.

Se estima que del 8 al 20 por ciento de las mujeres sufren los síntomas del síndrome premenstrual. Y si bien es un proceso natural, es importante que sepas que, si a ti te pasa esto, no tienes porqué sufrir todos los meses, pues hay distintas formas de disminuir los síntomas. Y lo mejor de todo es que muchas veces basta con modificar algunos hábitos. Por ejemplo, toma nota de estas 10 formas naturales para controlarlos:

1. Lleva una dieta rica en proteínas, frutas, verduras y granos integrales. Lo ideal es hacerlo durante todo el mes para llegar a tu período con todas las vitaminas que necesitas. De paso, también estarás cuidando tu peso y tu salud.

2. Come más frecuentemente, pero en porciones pequeñas. Te ayudará a controlar el apetito, que puede verse afectado por los cambios hormonales que ocurren en estos días. Además, si estas deprimida, saltarte las comidas puede hacer que te pongas más irritable aún, al bajar tu nivel de azúcar en sangre.

3. Consume alimentos con calcio. Se cree que el calcio ayuda a aliviar los síntomas de depresión y ansiedad. Se recomienda tomar tres porciones de estos alimentos con calcio por día (puede ser, por ejemplo, leche descremada o de soja, yogur y brócoli).

4. Limita el consumo de sal, pues esto contribuye a que retengas líquidos. Recuerda que la mayoría de los productos procesados y enlatados tienen sodio agregado. Además, puedes tomar mucha agua, eso te ayudará a eliminar el exceso de sodio.

5. Limita el consumo de dulces y azúcares refinados. Quizá te den muchas ganas de comer cosas dulces, debido a los cambios hormonales que ocurren en esos días, pero recurrir al azúcar no es la mejor opción. Si se te apetece el chocolate, por ejemplo, trata de no abusar y remplazarlo por carbohidratos saludables como las frutas y los granos integrales.

6. Controla tu consumo de alcohol y cafeína, aunque no hay evidencias de que limitar el consumo de estos productos ayude a aliviar los síntomas. Sin embargo, el alcohol puede ponerte más irritable o deprimirte y la cafeína puede hacer que te pongas más ansiosa. Tú misma deberás evaluar qué efectos te producen y regular la cantidad que tomes. Aunque eliminar la cafeína y el alcohol si te afectan negativamente sería lo mejor.

7. Haz ejercicio y mantente activa. De hecho, lo ideal es hacer 30 minutos de ejercicio aeróbico casi todos los días de la semana (y del mes, no sólo antes de la menstruación).

8. Practica técnicas de relajación o yoga. De ese modo podrás disminuir el estrés y, junto con el ejercicio, te ayudarán a dormir y a descansar bien. El descanso también es importante.

9. Considera tomar suplementos. Hay estudios que sugieren que tomar suplementos de calcio (un máximo de 1,200 miligramos) que además ayudan a la prevención de la osteoporosis, de vitamina B6 (entre 50 y 100 miligramos) que podrían ayudar con los síntomas del síndrome pre-menstrual y de magnesio (400 miligramos) que podría ayudar a disminuir la retención de líquidos y con eso a la sensibilidad en los senos. Pero no te excedas en las cantidades recomendadas y si tienes algún efecto secundario de tomarlos, suspéndelos. Se consiguen en cualquier farmacia.

10. Préstale más atención a tu cuerpo y toma nota de las sensaciones que tienes, cuando se está acercando tu período. Esto te ayudará a buscar nuevas maneras para combatir los síntomas del síndrome pre-menstrual.

Si a pesar de estas recomendaciones las molestias continúan o son tan fuertes que no te dejan realizar tus actividades cotidianas normalmente, consulta con tu médico: existen varios tratamientos que pueden ayudarte a reducir las molestias del síndrome premenstrual. Además, si el dolor es muy severo, podría tratarse de endometriosis u otra condición que requiere atención y, desde luego, tu médico podrá indicarte cuál es el mejor tratamiento para ti.

 

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2012.

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El secreto de la bella, es que es durmiente

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Tal como el nombre del cuento de hadas, la belleza va de la mano del sueño y el descanso.  Durante el sueño nocturno, la piel se recupera de las agresiones del día, dado que las células se oxigenan al máximo, lo que activa su metabolismo y su capacidad de sobrevivir y de multiplicarse. Esto se traduce en un tejido sano y joven. Así que para verte bella, ¡a dormir!

Estoy segura de que ya has escuchado más de una vez que uno de los secretos para estar siempre bella y tener una piel radiante es dormir bien cada noche. Piénsalo: una persona que ha pasado mala noche, tiene los ojos hinchados, ojeras, y hasta su piel se ve opaca. En cambio, quienes duermen las horas recomendadas (entre 7 y 8) cada noche, tienen una apariencia luminosa y despejada.

Así que en lugar de gastar mucho dinero en productos de belleza caros, la solución está en irse a la cama. Varios estudios científicos han comprobado que dormir lo necesario te da una apariencia más saludable. Desde luego, recuerda que es importante que te quites todo el maquillaje antes de irte a dormir.

El sueño es reparador. No sólo ayuda a que la piel se vea radiante y sana, sino que además permite que el cerebro descanse, por lo cual recordarás las cosas más fácilmente y tendrás más agilidad mental. También durante el sueño se liberan unas proteínas llamadas citocinas (algunos tipos de citocinas aumentan cuando estamos estresado o para combatir una infección o inflamación) así que dormir suficiente te mantendrá protegida de algunas de las enfermedades contagiosas que rondan por ahí.

El sueño además de afectar la apariencia de la piel y el pelo, afecta la salud del corazón. De hecho, no descansar lo suficiente puede causar ansiedad, cambios de estado de ánimo e irritabilidad, puede aumentar el riesgo de desarrollar diabetes y obesidad.

Si bien en ocasiones, debido al ritmo de vida acelerado de estos tiempos, dormir las 8 horas recomendadas puede ser difícil de lograr, proponte regalarte ese descanso por tu salud y por tu belleza. La buena noticia es que la piel se recupera rápido de las horas de sueño perdidas. Si duermes bien esta noche, te apuesto a que mañana te van a decir que te ves muy descansada.

No es ni casualidad ni milagro. Toma nota de lo que sucede durante esas ocho horas de sueño en beneficio de tu piel y de tu cabello:

  • En las primeras 3 horas: duermes profundamente. Cuando el sueño es muy profundo se produce la mayor cantidad de la hormona del crecimiento humano, esencial para la reparación del cabello y de la piel.
  • En las próximas 2 horas: el sueño profundo se acorta y comienza el período de movimiento rápido del ojo (o REM por sus siglas en inglés). Aquí aumenta el nivel de la melatonina, una hormona que podría beneficiar a la piel por sus propiedades antioxidantes.
  • En las últimas 2 horas: es cuando ocurre la mayor cantidad de sueño en el período de REM. La temperatura de la piel desciende y los músculos se relajan al máximo, permitiendo que la piel se recupere de las tensiones del día y luzca más diáfana (transparente) al despertar.

Ya sabes lo que sucede. Ahora, el propósito es que duermas mejor. Presta atención a estos consejos para que logres conciliar el sueño y seas una verdadera bella durmiente:

  • Procura acostarte y levantarte todos los días a la misma hora.
  • Haz de tu habitación un lugar cómodo: ventilado, con una temperatura templada, oscuro o con luz tenue y, de ser posible, evita los ruidos.
  • Evita dormir cerca de aparatos eléctricos que pueden interferir con tu sueño como el televisor, el celular, las computadoras (ordenadores).
  • Elige una almohada, colchón, pijamas y ropa de cama adecuada.
  • Come algo liviano y ligero, idealmente tres horas antes de ir a dormir. Y en lo posible, evita el alcohol, el tabaco y la cafeína.
  • Sigue una rutina relajante antes de irte a dormir: una ducha o un baño con agua caliente, leer un libro, escuchar música tranquila o lo que te resulte más agradable.

¿Cuántas horas debes dormir? Eso depende de cada persona, de su edad y su salud. Sin embargo un promedio de 7 a 8 horas es lo ideal (para los adultos, 9 o 10 para los adolescentes). No creas que entonces dormir más de lo necesario te hará más bella. Al contrario. Dormir en exceso también puede afectar tu piel negativamente. Hay estudios que lo demuestran.

Así, lo ideal es lograr el perfecto equilibrio: toma una siesta corta si es posible al empezar la tarde y duerme 7 u 8 horas por la noche. No más ni menos y tu piel te lo agradecerá.

Además, recuerda que para descansar mejor, una rutina de ejercicios durante el día te vendrá muy bien.

 

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2013.

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16 malos hábitos que te estropean los dientes

Shocked Young Woman - Isolated

Dicen que la sonrisa es una carta de presentación, ¡y es cierto! Si quieres que la tuya sea brillante y luminosa, el primer paso es cuidar al máximo tus dientes. Y eso, además de las imprescindibles visitas periódicas al dentista para prevenir problemas mayores o solucionar los que ya existen, implica desterrar algunos malos hábitos de tu rutina diaria.  ¿Sabes cuáles son?

La primera vez que Francisco visitó a su dentista, a éste le llevó un segundo darse cuenta de los estragos que el cigarrillo había hecho no solamente en los dientes sino en las encías de su paciente. Además de realizar los empastes que Francisco necesitaba, tuvo que referirlo a un especialista (o periodoncista)  para tratar la periodontitis (o piorrea) avanzada que estaba amenazando seriamente sus encías y su dentadura. El fumar definitivamente es uno de los peores hábitos que perjudica a todo el organismo, no sólo a la salud de tu boca. Pero hay muchos más que debes evitar.

Aunque hay pocas cosas más difíciles que cambiar de hábitos, debes proponerte modificar estas malas costumbres que estropean tus dientes:

Fumar. La nicotina oscurece el esmalte y mancha los dientes. Puede provocar además enfermedades en las encías, que a su vez aflojan los dientes. Y si no te parece suficiente, también da mal aliento, afecta las papilas gustativas… y puede causar cáncer en la boca, los labios y la lengua (cáncer oral). Si hay un sólo hábito de esta lista que debes cambiar urgentemente, es éste. Tu boca y todo tu cuerpo obtendrán beneficios inmediatos.

Usar los dientes como herramienta. Si acostumbras destapar las botellas de refresco con los dientes, éstos pueden fracturarse y desgastarse. También se dañan si los usas para abrir los frascos de las medicinas y los envases de cartón o de papel.

Cortar el hilo con los dientes. Aunque te parezca más fácil, ¡no lo hagas! Ten a mano las tijeras cuando te sientes a coser. Cortar el hilo con los dientes los desgasta.

Rechinar los dientes o apretarlos en exceso (bruxismo). Desgasta la superficie de los dientes y hasta puede aflojarlos. También afecta la articulación de la mandíbula.  Consulta con tu dentista. Es posible que necesites incluso dormir con un protector especial (férula o guarda oclusal) para que no lo hagas inconscientemente mientras duermes.

• Morderse las uñas. Además de no ser higiénico y hacer que tus dedos, de hecho, tus manos se vean feas, este hábito aumenta las posibilidades de que padezcas de bruxismo.

Chupar pastillas para la tos. Aparte de su valor medicinal, es más o menos como chupar caramelos, porque los dos están llenos de azúcar. En ambos casos, asegúrate de cepillarte bien los dientes después de chuparlos.

Comer gomitas dulces. Además de tener el problema anterior, las gomitas se pegan a los dientes, y el azúcar (y los ácidos que produce) permanecen  en contacto con ellos por horas, causando daños en el esmalte de los dientes.

Tomar café. Su color y su acidez pueden manchar los dientes o ponerlos amarillos.  De nuevo, cepilla bien los dientes a menudo para evitar que se manche y se deteriore el esmalte.

• Beber vino. Tanto el vino tinto como el vino blanco contienen ácidos que deterioran el esmalte de los dientes, haciéndolos más vulnerables a las manchas. El vino tinto contiene además un pigmento que mancha los dientes. Para reducir el efecto dañino del vino, debes enjuagar la boca con agua después de beberlo o cepillarte los dientes con pasta blanqueadora.

• Beber refrescos (gaseosas, sodas). No sólo los caramelos y los dulces están llenos de azúcar. También los refrescos tienen una buena cantidad, sin contar los ácidos que contienen, y que afectan el esmalte de los dientes (estos ácidos, por cierto, también están en los refrescos de dieta que no contienen azúcar, pero sí endulcorantes o endulzantes artificiales).

• Masticar hielo. Sí, se trata sólo de agua congelada, refrescante, sin azúcar… ¡pero es duro! Masticarlo puede fracturar los dientes o producirles rajaduras.

• Comer papitas fritas de paquete. El almidón que contienen se convierte en ácido, y este ácido puede atacar los dientes hasta por 20 minutos. Si las comes, trata de lavarte los dientes y usar hilo dental lo antes posible.

• Comer muchos bocadillos (snacks) entre comidas. Estos alimentos producen menos saliva que una comida, y sus restos se quedan en los dientes por horas. Trata de reducir la frecuencia, y elige bocadillos bajos en azúcar y almidón, como bastoncitos de zanahoria.

• Morder los lápices. ¿Sueles morder los lápices cuando estás concentrado(a), estudiando o trabajando? Deja de hacerlo. Es igual que masticar hielo: puede fracturarte los dientes.

Cepillarte los dientes con mucha fuerza o con un cepillo de cerdas duras. Puede producir retracción de las encías y exceso de sensibilidad en ellas.

Cepillarte los dientes con movimientos horizontales. Desgasta el esmalte de los dientes. Lo correcto es cepillarlos con movimientos circulares.

¿Cuántos de estos malos hábitos practicas tú? Aunque no puedas eliminarlos todos de una vez, empieza poco a poco, y de ser posible, empieza por dejar los más peligrosos primero, como el cigarrillo.   Además procura visitar al dentista regularmente para tus chequeos y tus limpiezas, y para descubrir a tiempo cualquier problema en tus dientes, y ponerle remedio. También es importante que mantengas una buena higiene bucal, cepillándote los dientes y usando hilo dental. Después de eso, ¡sonríe sin miedo! Seguro que causarás una buena impresión.

 

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martes, 27 de octubre de 2015

Adolescentes: el sexo oral también tiene sus riesgos

Love Struck

Sí es sexo y sí puedes contraer una ETS

El sexo oral es una práctica común entre los jóvenes que tienen entre 15 y 24 años. Muchos jóvenes consideran que el sexo oral tiene menos riesgos que el coito, pero no es así. Es importante saber que más allá de la tendencia en las conductas sexuales de los adolescentes, el riesgo de contraer enfermedades por sexo oral está presente.

Luis es profesor de secundaria en Los Ángeles, Estados Unidos. Me contó un incidente que tuvo hace poco en su clase: un chico y una chica estaban en una esquina, escondidos debajo del escritorio, teniendo sexo oral. Por supuesto que las autoridades escolares se enteraron del hecho y suspendieron a los estudiantes; no sin que sus compañeros protestaran.

La razón por la cual los suspendieron no fue por tener sexo oral, sino por hacerlo en público y en horas de clase. Este episodio causó revuelo en la escuela y por supuesto trajo a colación el tema del sexo oral entre los adolescentes. Una encuesta realizada recientemente en los Estados Unidos por los Informes Nacionales de las Estadísticas de Salud (National Health Statistics Reports) habla de que una cuarta parte de los adolescentes de entre 15 y 24 años tiene sexo oral antes de realizar el coito.

Esta cifra no sorprende ni alarma pues para nadie es secreto que los adolescentes se inician en el sexo a temprana edad. Lo preocupante es el hecho de que muchos jóvenes consideran que el sexo oral no tiene riesgos para la salud. De alguna manera piensan que es una versión menos comprometedora que el sexo con penetración del pene en la vagina. En parte lo es: es menos íntimo que el coito. Sin embargo, a pesar de que plantea un tipo de relación diferente, acarrea un riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual (ETS) al igual que el acto sexual con penetración.

Unos médicos especialistas en enfermedades infecciosas de la Universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos, han encontrado que hay varios estudios que indican que entre el 5 y el 20 por ciento de los jóvenes que visitan las clínicas de ETS tienen gonorrea en la garganta.

Si bien muchas veces no da síntomas, la gonorrea cada vez se hace más difícil de tratar. Según un informe de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), el sexo oral también puede transmitir enfermedades como la clamidia, el herpes, la sífilis y cada vez más se relaciona con el cáncer de garganta y la boca (cáncer oral) debido a la transmisión del virus del papiloma humano (VPH).

Si bien es cierto que el riego de contraer enfermedades de transmisión sexual (ETS) a través del sexo oral es menor que por medio del coito sin protección, algunos estudios indican que incluso se puede transmitir el VIH.

Mi recomendación para todos los jóvenes (¡y para los adultos también!) es que idealmente conozcan a su pareja, y tengan sexo seguro. Esto significa evitar el contacto directo con el semen, el líquido pre-seminal o los líquidos vaginales. Para esto, debes usar preservativo (para el sexo oral, vaginal o anal). De esa forma puedes evitar el contagio de ETS y el embarazo.

Además, es importante evitar tener relaciones sexuales bajo los efectos del alcohol o las drogas, puesto que alteran el comportamiento y tu capacidad de decisión.

Consulta con tu médico sobre otros métodos anticonceptivos disponibles para ti además del condón y antes de tener relaciones sexuales, piensa si es en un contexto seguro para tu salud. ¡Cuídate!

 

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2012.

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Jengibre – usos medicinales

Ginger Root

Podríamos hablar largo y tendido del jengibre, raíz milenaria que se ha usado para curar y como un poderoso saborizante desde tiempos muy antiguos. Uno de sus usos más diseminados y conocidos es como un fuerte antibiótico que nos ayuda cuando sufrimos de resfriado (es común que nos recomienden hacer una especie de infusión de jengibre). Pero, ¿es cierto? ¿quieres saber lo que dice la ciencia? ¿quieres saber en qué ayuda el jengibre y en qué no ayuda? Conoce más de esta fascinante raíz de climas húmedos y cálidos.

El jengibre es una planta de la cual se usa la raíz (o tallo subterráneo también llamado rizoma) y se conoce tanto en la medicina como en la cocina. Se puede usar fresco, hervirlo en infusiones, en polvo, cápsulas o en forma de extractos.

Como alimento se usa en una gran variedad de platillos asiáticos, postres, bebidas (como el Ginger ale) e incluso para la elaboración de perfumes y fragancias.

Hay quienes dicen que en la Roma antigua se vendía al equivalente del oro y la plata y para la medicina Ayurveda (proveniente de la india) es una medicina universal (se ha usado para tratar resfriados e infecciones virales, ayuda a la digestión o estimula el apetito) y equilibra los doshas (las tres principales energías que mantienen al cuerpo en equilibrio)

Para la medicina china y la japonesa sus propiedades “calientes”, “condimentadas” o “picantes” hacen que el cuerpo suba su temperatura y por lo tanto, también lo alivian de resfriados, debilidades o le ayudan a recuperar su fuerza después de perder sangre, por ejemplo. Incluso se ha reportado que en Nigeria, el jengibre se ha usado para tratar la malaria y la fiebre amarilla. Pero…

¿Qué dice la ciencia?

Uno de sus usos más conocidos, (siempre con la autorización de tu obstetra) es para aliviar las náuseas y los vómitos de las embarazadas en dosis pequeñas y por periodos cortos de tiempo ya que se desconocen sus efectos especialmente en el bebé en dosis elevadas por periodos largos.

Aunque el jengibre, por lo general, se considera seguro durante el periodo de la gestación, siempre debes consultar con tu obstetra antes de tomarlo ya que sólo él o ella conoce tu caso en particular. Uno de los posibles efectos secundarios es acidez. Incluso la clínica Mayo lo menciona como un remedio alternativo para las náuseas matutinas de las embarazadas, pero con ciertas consideraciones y cuidados

En este tipo de náuseas, hay suficientes estudios que corroboran la eficacia del jengibre, sin embargo, los estudios han arrojado resultados mixtos en cuanto a náuseas causadas por quimioterapia y es necesario realizar más estudios.

En cuestión de la eficacia del jengibre para las náuseas causadas por quimioterapia parece ser efectivo cuando se da junto con medicamentos para las náuseas, de acuerdo a un estudio bastante grande presentado en la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncólogos Clínicos (American Society of Clinical Oncology) de 2009 que reportó que los suplementos de jengibre sí ayudaban a superar las náuseas en pacientes bajo tratamientos de quimioterapia como suplemento a los medicamentos antieméticos (contra las náuseas). Resultados similares, que avalan esta propiedad del jengibre en asociación con medicinas para las náuseas, también se han publicado en estudios presentados y dirigidos en la Clínica Mayo. Pero los estudios del jengibre solo no parecen demostrar eficacia para controlar este síntoma en pacientes que reciben quimioterapia.

El jengibre actualmente se utiliza en muchas partes del mundo y las variedades de jengibre más extrañas y caras suelen venir de India o Australia y aunque es muy común que se use en infusiones para resfriados, tanto para esta afección, como para bajar el colesterol alto, para la reducción del tiempo de trabajo de parto, la influenza, la gripe o las migrañas, no hay suficiente evidencia científica que compruebe que funcione para estas condiciones.

Lo mismo sucede con el jengibre en relación a su efectividad para las náuseas y vómitos después de la cirugía; de los mareos causados por movimiento (por ejemplo, al viajar en barco o avión) o los dolores menstruales. En este momento los estudios son contradictorios y se requieren más investigaciones para determinar si realmente son efectivos.

Algunos estudios sugieren que podría funcionar para reducir el dolor de una forma de artritis llamada osteoartritis, ya que podría tener propiedades anti inflamatorias (aunque sería necesario tomarla por varios meses, de 3 o más, por ejemplo) y si se mezcla con analgésicos, como el ibuprofeno, su efecto se potencializa. Pero los resultados de los estudios son mixtos y se necesitan más investigaciones en este caso también para hacer una determinación.

Por otra parte, también se ha sugerido (sin pruebas contundentes de por medio) que el jengibre puede tener propiedades anticancerígenas y en otro de los puntos donde tampoco hay comprobación científica, aunque la gente lo usa constantemente para este fin, es para problemas estomacales como indigestión y dolores, gases, diarrea, pérdida de apetito o como laxante.

Precauciones y efectos secundarios

Si el jengibre se toma en dosis moderadas y pequeñas, parece ser seguro. En algunas personas puede causar acidez, gases, indigestión, diarrea o malestar estomacal (más frecuentemente con el jengibre en polvo).

No se recomienda durante la lactancia. Puede interactuar con algunos medicamentos y hierbas por lo que es importante siempre consultar a tu médico antes de tomarla. Por ejemplo, podría bajar el azúcar con algunas medicinas para la diabetes, bajar la presión arterial con medicinas para la presión arterial, prolongar el tiempo de sangrado con la warfarina (un anticoagulante), con el ginkgo y el ginseng, entre otras hierbas. El jengibre en dosis altas podría empeorar algunos problemas cardíacos.

Como con otras hierbas, idealmente, consulta con tu médico antes de iniciarla y es importante que le dejes saber que la estás tomando si no te la recetó.

 

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2012

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Cuando a los niños les duele la garganta

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Cuando tu hijo o hija te dice que le duele la garganta, es probable que pienses que se trata de una infección por estreptococo. Si bien es común, existen otros tipos de infecciones que pueden ser las responsables del dolor de garganta en los niños. Sigue leyendo para que te enteres.

¡Ayayay! Qué desagradable es el dolor de garganta. Como adultos, sabes que es un dolor muy molesto, imagínate entonces lo que es para los niños, que sólo piensan en jugar y pasarla bien y de repente una molestia en la garganta puede dejarlos en cama y afectarles no sólo su salud física, sino su estado de ánimo.

Como su nombre lo indica, el dolor de garganta es un dolor o irritación que se empeora cuando tragas. Es el primer síntoma de faringitis, o inflamación de la faringe. La causa más común del dolor de garganta es una infección viral como el resfriado o el catarro. En ese caso, el dolor se quita por sí solo con cuidados caseros.

Pero si por el contrario el dolor de garganta es causado por una bacteria, como es el caso del estreptococo, el tratamiento incluye además de los cuidados en casa, la administración de antibióticos porque si esta infección no se cuida puede causar complicaciones importantes.

Los síntomas del dolor de garganta, son los siguientes, pero pueden variar dependiendo de la causa:

  • Dolor y picazón en la garganta (las alergias pueden causar este síntoma)
  • Dolor que empeora al tragar o hablar
  • Dificultad para tragar
  • Garganta reseca
  • Fiebre alta
  • Amígdalas hinchadas y rojas
  • Puntos blancos de pus en las amígdalas
  • Ganglios inflamados en el cuello o debajo de la mandíbula
  • Ronquera
  • Pérdida del apetito en bebés y en los niños pequeños.

Es común que las infecciones (especialmente las infecciones virales) que ocasionan el dolor de garganta también vayan acompañadas de fiebre, escalofríos, tos, congestión nasal, estornudos, dolor en el cuerpo, dolor de cabeza, náuseas y/o vómitos. Las infecciones bacterianas pueden acompañarse de varios de los síntomas pero tienden a no asociarse con congestión nasal y estornudos.

Para saber si la infección es causada por el estreptococo, el médico tomará una muestra de la garganta con un copito de algodón para enviarlo a un laboratorio. Si el resultado es positivo, recetará antibióticos. El estreptococo es contagioso a través de la saliva y los mocos y lo sigue siendo hasta 24 horas después de que se iniciaron los antibióticos.

Te estarás preguntando cómo puedes cuidar a tu hijo o hija en casa en caso de que tenga dolor de garganta. Toma nota de estos consejos para darle el cuidado necesario para su recuperación:

  • Asegúrate de darle suficientes líquidos para mantenerlo(a) hidratado(a) y evitar que la garganta se le reseque.
  • Sigue al pie de la letra las instrucciones del médico en caso de que esté tomando antibióticos.
  • Si el niño o niña tiene fiebre, dale acetaminofén, no aspirina (la aspirina en los menores de 18 años puede causar el Síndrome de Reye).
  • Los alimentos suaves y fríos como las malteadas pueden ayudar a mitigar el dolor de garganta.
  • También los líquidos tibios como el agua con miel (siempre que ya tenga 12 meses o más) o el caldo ayudan a aliviar el dolor de la garganta.
  • Si tu hijo o hija tiene más de 8 años de edad, dale un vaso de agua tibia con ¼ de cucharadita de sal para hacer gárgaras.
  • Si tu hijo o hija tiene más de 4 años de edad puede chupar caramelos especiales para disminuir el dolor. Los niños menores no deben chupar estos caramelos porque se les pueden atorar y se pueden ahogar.
  • El descanso es indispensable para la recuperación.

Mantente atento(a) para detectar los síntomas o señales que indican que debes llevar a tu hijo o hija de inmediato al médico:

  • Dificultad para respirar
  • Dificultad para tragar
  • Exceso de saliva que puede indicar que no puede tragar
  • Fiebre luego de haber tomado antibióticos durante dos días
  • Aumento del dolor de garganta (y duración de más de 4 días)
  • Dolor de oído
  • Salpullido en la piel
  • Orina oscura
  • Dolor en el pecho

Aunque el dolor de garganta es algo común, es bueno tomar medidas para prevenirlo. La buena higiene, como lavarse las manos después de ir al baño y con regularidad a lo largo del día es indispensable. Evita también que tu niño o niña tenga contacto con personas enfermas, en lo posible, evita que comparta utensilios, vasos o termos. Lávale bien las manos con agua y jabón luego de estar en algún parque o de tener contacto con muchos niños en la escuela. Si no hay en donde le puedas lavar las manos con agua y jabón, usa un gel desinfectante en base de alcohol para limpiárselas.

Si tienes cualquier duda, consulta con el pediatra.

 

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2013.

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lunes, 26 de octubre de 2015

¿Cómo evitar el exceso de sal en la dieta?

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No tienes hipertensión, ni exceso de peso ni problemas renales. Es más, haces ejercicios regularmente. Entonces, ¿por qué debes preocuparte de la cantidad de sal en tu dieta? Porque el exceso de sal es peligroso para la salud y aumenta el riesgo de muerte debido a problemas cardíacos.  Para que controles la cantidad de sal que consumes, aquí tienes varias sugerencias prácticas.

Cuando Jaime se sienta a la mesa, lo primero que busca es el salero.  Sin probar la comida, le agrega su propio “toque” de sal porque de otro modo dice que “no le sabe a nada”.  Si supiera el daño que se está haciendo él mismo, probablemente guardaría el salero bajo llave. Varios estudios confirman los peligros del exceso de sodio, así que presta atención.

Un estudio realizado por los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) publicado en Archives of Internal Medicine, reveló que una dieta alta en sodio (la sal es la fuente principal del sodio) aumenta el riesgo de las enfermedades del corazón. Y todavía más importante que la cantidad, es la proporción del sodio (que es dañino para la presión arterial) en relación con el potasio (que la protege) en la dieta de una persona. Las personas cuya dieta es alta en sodio en relación con el potasio tenían casi 50% más probabilidades de morir de cualquier causa, y el doble de morir de isquemia (un ataque al corazón, por ejemplo), que las personas con una dieta con poco sodio en relación con el potasio.

Se sabe que un contenido elevado de sodio en la dieta sube la presión arterial, lo que aumenta el riesgo de sufrir de hipertensión crónica, ya que contribuye a obstruir o tapar las arterias, bloqueando así el óxido nítrico, que las relaja. La hipertensión a su vez contribuye a las enfermedades cardíacas y a los accidentes cerebrovasculares (ACV), que son causas frecuentes de muerte. El potasio, por su parte, activa el óxido nítrico y reduce así la presión en las arterias, disminuyendo el riesgo de hipertensión.  Este peligro, según los expertos, aumenta con la edad y nadie, incluso los más jóvenes, resulta inmune a los efectos nocivos del consumo excesivo de sodio.

¿Es necesario eliminar toda la sal?

Ni un extremo ni el otro. No se recomienda suprimir la sal por completo. La sal es necesaria para mantener el equilibrio adecuado de los líquidos en el cuerpo y para transmitir los impulsos nerviosos. Influye además en la contracción y en el relajamiento de los músculos. Pero el cuerpo requiere una cantidad muy baja de sodio, sólo entre 1,500 y 2,300 miligramos al día, y las personas consumen en promedio 3,400 miligramos al día, que es una cantidad muy por encima del nivel máximo recomendado de 2,300 miligramos al día (1 cucharadita de sal) para los adultos saludables. Y 1,500 miligramos para los adultos mayores de 50 años, los niños pequeños y cualquier persona con presión arterial elevada (hipertensión), diabetes y/o enfermedades crónicas de los riñones.

En la mayoría de los casos, el exceso de sal en la dieta viene de las comidas procesadas y las de los restaurantes. Aparte de la sal, estas comidas se preparan con aditivos que contienen sodio.  Y no sólo la cantidad de sodio es mayor en ellas, sino que disminuye considerablemente el potasio en estos alimentos, lo que agrava la proporción sodio/potasio. La sal de la comida casera y la sal de mesa representan un consumo menor de sodio.

También hay fuentes naturales de sodio  proveniente de los vegetales, la leche, los productos lácteos, las carnes y los mariscos. Aunque no tienen gran cantidad de sodio, van añadiendo al consumo regular. Y hay condimentos que contienen sodio. Una cucharadita de salsa de soya, por ejemplo, contiene unos 1,000 miligramos de sodio.

Lo que puedes hacer

Los expertos recomiendan comer menos alimentos procesados, especialmente las carnes procesadas, y comer más frutas y vegetales frescos, así como productos lácteos bajos en sodio, como la leche y el yogur.

Para aumentar el potasio, en lugar de tomar suplementos, incluye en tu menú alimentos como melón cantalupo, bananas (plátanos), naranjas, uvas, toronjas (pomelos), moras, yogur, frijoles, ensaladas de hojas verdes, papas y batatas (camote). Cuando vayas a un restaurante, pide que no le añadan sal a tu comida, que preparen los vegetales al vapor y que te sirvan aparte el aderezo (aliño) de la ensalada para que tú mismo(a) regules la cantidad. Evita ir a los restaurantes de comida rápida, cuyos alimentos contienen una gran cantidad de sodio (sal).

En el supermercado

  • Llena el carrito de vegetales, frutas, frijoles y guisantes, alimentos naturalmente bajos en sodio. Lo mejor es comprarlos frescos, pero las opciones congeladas y secas también son buenas.
  • Si compras frutas enlatadas, asegúrate de que están empacadas en su jugo o en agua. Lee las etiquetas.
  • Si compras vegetales o frijoles enlatados,  fíjate que la etiqueta diga “bajo en sodio”, “sodio reducido” o “sin sal añadida”.
  • Compara la cantidad de sodio en las diferentes marcas de pan, sopas y comidas congeladas. Escoge las que tengan menos sodio.
  • Evita o limita los alimentos procesados, especialmente los que contienen sal, están ahumados o curados, como los “hot dogs”, el tocino y los cortes de carnes frías.
  • ¡Cuidado con los cereales! Algunos tienen una gran cantidad de sodio. Chequea la etiqueta.
  • Cuando compres sopas de lata (que suelen contener mucha sal), busca las que son bajas en sodio. Lo mismo ocurre con las salsas de espaguetis en conserva.

La importancia de las etiquetas

Cuando compres comida congelada o enlatada, es importante que te fijes bien en la etiqueta. ¿Te confunde el vocabulario que tienen en relación con el sodio? Guíate por los siguientes puntos:

  • Libre de sodio o sin sodio: menos de 5 miligramos de sodio por porción.
  • Muy bajo en sodio: 35 miligramos o menos por porción.
  • Bajo en sodio: menos de 140 miligramos por porción.
  • Sodio reducido: el nivel de sodio se ha reducido en un 25%.
  • Sin sal o sin sal añadida: el alimento se prepara sin la sal que se usa normalmente, pero contiene el sodio que es parte natural de él.

En la cocina

  • Si usas vegetales enlatados altos en sodio, enjuágalos antes de comerlos para, mínimo, eliminar parte de la sal.
  • Usa mantequilla o margarina sin sal.
  • No le añadas sal al agua cuando cocines arroz o pasta. Y evita los que incluyen los condimentos en el envase (una sola porción con condimentos “para dar sabor” puede contener más de la mitad de la porción de sodio recomendada al día).
  • Sirve pescado con frecuencia. Es un alimento bajo en sodio, siempre que no le agregues salsas u otros alimentos que lo contengan.
  • Cocina los vegetales al vapor, y usa los aderezos (aliños) bajos en sodio en las ensaladas.
  • Sirve postres bajos en sodio, como frutas, helados, nieves o sorbetes.
  • Si preparas un plato con alto contenido en sodio, equilíbralo con alimentos con alto contenido en potasio, como frutas y vegetales frescos.

Tú mismo(a) puedes ayudar a que tu familia consuma menos sodio siguiendo las guías que te damos para comprar y preparar los alimentos. Otra cosa que puedes hacer es sustituir la sal en los alimentos por condimentos de sabores fuertes. Realza el sabor de las comidas experimentando con hierbas frescas y secas, especias (incluyendo algunas especias exóticas que nunca hayas usado o no uses con frecuencia), utiliza salsa de manzana, cáscara de frutas cítricas,  jugos de fruta, etc. Pero no lo hagas abruptamente para evitar posibles protestas. Ve introduciendo poco a poco los distintos sabores para que los miembros de tu familia se vayan adaptando a estos cambios tan positivos en la dieta y en la salud.

 

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2012.

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La hora en que hacemos ejercicio ¿importa o no?

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Si por tu trabajo y obligaciones solamente puedes hacer ejercicio a una hora determinada del día, pues ese momento es mejor que ninguno. Pero, ¿está nuestro cuerpo preparado para beneficiarse más de la actividad física en algún horario en particular?

Hacer ejercicio siempre es saludable y no importa el momento que elijas, siempre será mejor que nada. Sin embargo, ¿da lo mismo ejercitar a cualquier hora del día o el cuerpo puede beneficiarse más de la actividad física en algunos horarios que en otros?

En verdad, la respuesta a esa pregunta todavía se sigue investigando, y los resultados que se conocen hasta ahora son variados. Por ejemplo, un estudio desarrollado en 2011 por unos investigadores de la Appalachian State University en Carolina del Norte, EEUU, encontró que hacer ejercicio por la mañana ayuda a dormir mejor por las noches. Además, los participantes que ejercitaron por las mañanas tuvieron una presión arterial 10% menor durante el día y 25% menor durante la noche.

Otro estudio, en este caso desarrollado por unos investigadores franceses, encontró que hacer ejercicio por la tarde mejora el desempeño y disminuye las posibilidades de lesionarse en caso de golpes o caídas, en especial cuando se trata de actividades más activas, como correr, nadar o andar en bicicleta (aunque esto no significa que si realizas la actividad durante la mañana te lesionaras más). Esto se debe a que, por la tarde, la temperatura corporal es más alta y, por eso, las articulaciones y los músculos se adaptan más al ejercicio.

Esto ocurre porque nuestro cuerpo tiene su propio reloj interno, denominado reloj biológico o circadiano, que funciona con ciclos de 24 horas y le envía señales al organismo para que funcione de acuerdo al momento del día. Regula, entre otras cosas, la temperatura corporal, la presión sanguínea y el ritmo cardíaco, y es el responsable, por ejemplo, de que a veces tengamos sueño y otras veces hambre.

Al respecto, otro estudio publicado en el American Journal of Physiology–Regulatory, Integrative and Comparative Physiology en 2003 encontró que, tanto los adultos jóvenes (de entre 20 a 32 años de edad) como los adultos mayores (de entre 55 y 73 años) experimentaron retrasos en sus niveles de melatonina (la hormona que regula el sueño), luego de hacer ejercicios durante la noche, antes de acostarse. Si perteneces a uno de estos grupos y has estado experimentando problemas de insomnio, ésta podría ser la razón. Por eso, en general, no se recomienda hacer actividades físicas de mucha intensidad por la noche (sí por la tarde).

Como puedes ver, no hay evidencias confiables que sugieran que puedes quemar más calorías en algún momento del día que en otro, por ejemplo, o que sea más beneficioso hacer ejercicio en un horario en particular. Lo que sí es cierto es que el momento del día puede influenciar en cómo te sientes al ejercitar y, por supuesto, debes buscar el que te haga sentir mejor.

Algunos se sienten mejor por las mañanas, antes de comenzar con el resto de las actividades que luego pueden interponerse ante su objetivo de mantenerte activo. Otros, en cambio, prefieren hacerlo por la tarde o la noche, cuando ya han terminado con todas las responsabilidades.

Lo importante es que elijas el momento del día que te resulte más cómodo, de modo que la actividad física se vuelva un hábito y no lo abandones.  Y tú, ¿qué momento has elegido para ponerte a hacer ejercicio?

 

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2013.

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Sopa de manzana y zanahoria al curry

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Esta colorida sopa es sencilla y deliciosa a la vez. Usa manzanas para cocinar; las McIntosh son excelentes. Nuestra receta libre de gluten es rica en fibra y baja en calorías, carbohidratos, colesterol y grasas saturadas. Es apta para diabéticos, y celíacos, saludable para el corazón y ayuda a mantener un peso saludable. 

Tiempo de preparación: 40 minutos

Tiempo de principio a fin: 1 hora

Ingredientes:

  • 1 cucharada aceite de oliva extra virgen
  • 1 cebolla grande, picada (2 tazas)
  • 1 tallo apio, finamente picado
  • 1 cucharada curry en polvo
  • 5 zanahorias grandes, peladas y cortadas en rodajas finas (3 tazas)
  • 2 manzanas grandes McIntosh o de otro tipo, peladas y cortadas en trozos grandes (3 tazas)
  • 1 hoja de laurel
  • 4 ½ tazas caldo de gallina (caldo de pollo) reducido en sodio
  • ¼ cucharadita sal
  • pimienta recién molida, al gusto
  • 2 cucharadas yogur natural bajo en grasa, para adornar (opcional)
  • 1 cucharada perejil fresco picado, eneldo o albahaca para adornar (opcional)

Preparación:

  1. Calienta aceite en una cacerola grande o en una olla para sopa mediana a fuego medio. Agrega la cebolla y el apio; cocina hasta que la cebolla esté blanda y se ponga translúcida, de 8 a 12 minutos; no la dorea.
  2. Agrega el curry en polvo, luego agrega las zanahorias, las manzanas y la hoja de laurel. Revuelve bien a fuego medio y deja hervir por 2 minutos, luego agrega el caldo y la sal. Haz hervir la mezcla, luego reduce el fuego a bajo. Cubre bien y deja hervir suavemente hasta que las zanahorias y las manzanas estén tiernas (de 20 a 25 minutos).
  3. Quita la hoja de laurel. Usando una espumadera, coloca los elementos sólidos de la sopa en una procesadora de alimentos, y agrega 1/2 taza de caldo; procesa hasta obtener un puré de consistencia suave. Vierte el puré en la sopa. Recalienta y condimenta con pimienta. Sirve muy caliente, adornando cada porción, si lo deseas, con un toque de yogur y espolvorea con hierbas frescas.

Consejos y notas:

  • Para preparar de antemano: Cubre y refrigera durante un máximo de 2 días o congela durante un máximo de 3 meses.

Rinde: 8 porciones generosas de ¾ taza cada una

Por porción: 71 calorías; 2 g grasa (0 g sat, 1 g mono); 0 mg colesterol; 12 g carbohidratos; 0 g azúcares añadidos; 7 g total azúcares; 3 g proteína; 3 g fibra; 421 mg sodio; 348 mg potasio

Extra nutricional: Vitamina A (151% del valor diario)

Equivalente a:  1 ½ vegetales

Opciones de Carbohidratos: 1

 

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Imagen: Ken Burris

Exención de responsabilidad sobre las escalas: Las recetas de EatingWell se prueban en forma general en el laboratorio de cocina de EatingWell. EatingWell no puede garantizar que una receta se haya medido para una cantidad de porciones diferente de la original. Observe también que la determinación de las escalas corresponde solo a las medidas de los ingredientes: no se hacen ajustes a las instrucciones de la receta; por lo tanto, el tamaño de las sartenes, los tiempos de cocción y las cantidades de los ingredientes que se mencionan en el texto de la receta solo corresponden a la cantidad original de porciones.

Exención de responsabilidad sobre recetas libres de gluten: Nuestros especialistas en nutrición han verificado que las recetas señaladas como libres de gluten no contengan trigo, centeno, cebada ni avena. Sin embargo, muchos alimentos procesados, tales como caldos, salsa de soya y otros condimentos, pueden contener fuentes de gluten ocultas. Si una receta requiere un ingrediente envasado (por ejemplo, enlatado), recomendamos que lea atentamente la etiqueta para asegurarse de elegir la marca que no contenga fuentes de gluten ocultas. Asimismo, observe que, si bien una receta puede señalarse como “libre de gluten,” las sugerencias para servirlo que la acompañan pueden contener gluten.



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viernes, 23 de octubre de 2015

¿A qué le temes? Hablemos de las fobias

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Los miedos son parte de la vida. Todos los tenemos en alguna medida. El problema se presenta cuando se vuelven temores compulsivos que afectan tu vida cotidiana y tu tranquilidad. A estos miedos irracionales se les denomina fobias. Sigue leyendo sobre este interesante tema que afecta a millones de personas en el mundo.

Las fobias son miedos intensos e irracionales que se sienten al enfrentarse a ciertos objetos, actividades o situaciones que realmente no son tan peligrosos o aterradores ante los ojos de los demás, como volar, hablar en público, entrar en túnel, o subirte a un elevador. Estos temores pueden ser tan fuertes que no son historias inventadas aquellas de personas que han desistido de conocer alguna maravilla de la vida por miedo a subir a un elevador, o aquellas que han decidido no viajar a otros continentes porque no soportan la idea de volar en avión.

Las fobias son el trastorno de ansiedad más común en el mundo. ¿Qué pasa en la cabeza de quien siente una fobia? El miedo intenso genera que se quiera evitar a toda costa la situación o el objeto que causa pánico. A pesar de que le digas a una persona con fobia que su miedo es irracional, ellos no pueden controlarlo y se obsesionan por evitarlo a como dé lugar.

Es común que esa necesidad de evasión sea tan fuerte que afecte de manera considerable la vida cotidiana  y el comportamiento social de quien sufre la fobia. Si estás leyendo esto y te sientes identificado(a) porque hay un temor que tienes que afecta tu vida todos los días y te limita en algún sentido, lo mejor es que busques ayuda profesional para identificar tu tipo de fobia y en esa medida, tratarla para controlarla o reducirla (reducir el pánico que te produce).

Para entender bien el tema de las fobias, es importante dividirlas en tres grandes grupos:

1.  Agorafobia: es el miedo a encontrarse en lugares o situaciones donde la persona no está acompañada por alguien cercano y teme no encontrar ayuda o escapatoria en caso de que le de un ataque de pánico. Suele suceder en lugares aislados, en medio de multitudes o en lugares grandes como un estadio de fútbol o un centro comercial. Las personas que sufren de este tipo de fobia por lo general no quieren salir de sus casas.

2.  Fobia Social: es el miedo de vivir situaciones que puedan exponer a la persona a críticas y humillaciones públicas como una fiesta, una reunión de trabajo, un congreso o simplemente caminar en medio de mucha gente. Quienes sufren de este tipo de fobia se sienten muy incómodos y actúan con gran timidez en eventos sociales, y por ende prefieren simplemente evitarlos. Generalmente la Fobia Social sucede en todo tipo de situaciones sociales, pero son comunes cuando se trata de hablar en público o presentarse ante mucha gente.

3.  Fobias Específicas: son las más comunes. Como su nombre lo indica, se trata del miedo a cosas o situaciones específicas como:

  • Claustrofobia: miedo a estar en lugares encerrados como un túnel, un avión, un elevador o al transporte público como buses o trenes.
  • Acrofobia: miedo a las alturas y a lugares altos
  • Fobia a animales: ratones, serpientes o arañas (aracnofobia)
  • Hidrofobia: miedo al agua
  • Fobia a la sangre, a las inyecciones y a las heridas

¿Cuáles son los síntomas de las fobias?

Como ya he mencionado, tener un temor más allá de lo normal a ciertas situaciones, a actividades o a objetos porque temen que la situación, la actividad o el objeto les haga daño. Este miedo se manifiesta físicamente así:

  • Pérdida de control
  • Pánico
  • Estrés que se manifiesta con latidos o pulsaciones rápidas del corazón (taquicardia) y dificultad para respirar
  • Desmayo

Las causas de las fobias no se conocen a ciencia cierta y como sucede en la mayoría de los Trastornos de Ansiedad, las fobias pueden deberse a la influencia de muchos factores a la vez. Puede haber un factor genético y ambiental (comportamientos aprendidos, situaciones traumáticas).

La mejor forma de tratar las fobias cuando no se pueden controlar es acudiendo a un profesional calificado que puede recomendarte psicoterapia o medicamentos para ayudarte a reducir los síntomas y el miedo que te causa cierta situación, actividad u objeto.

Si tienes alguna fobia, consulta a tu médico para que el miedo no te paralice y no te impida disfrutar plenamente de tu vida. También te invito a que visites nuestro grupo de apoyo haciendo clic aquí.

 

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2013.

Imagen © iStock / VasjaKoman



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Cómo evitar que la pre-diabetes se convierta en diabetes

Young woman holding a grocery bag close up

De acuerdo a la Mayo Clinic, es posible evitar que la resistencia a la insulina y la prediabetes se conviertan en diabetes con cambios en la dieta y el estilo de vida.

En personas con resistencia a la insulina, las células no responden normalmente a la insulina ni a la glucosa que es el combustible del cuerpo.  Como resultado, el cuerpo produce más insulina para superar esta resistencia.  Con el tiempo, las células se vuelven más resistentes, y el cuerpo no puede mantener el nivel de producción de insulina, los niveles de glucosa en la sangre se elevan y finalmente se desarrolla la diabetes tipo 2.

Sin embargo, la evolución de pre-diabetes a diabetes tipo 2 con frecuencia puede detenerse.  Un estudio extenso conocido como el Diabetes Prevention Program, descubrió que, en adultos mayores de 60 años, ciertos cambios sencillos en el estilo de vida reducían este riesgo de progresión hasta en un 71%.  Los participantes que más redujeron su riesgo fueron los que:

Aparentemente, la causa de la resistencia a la insulina es una combinación de factores genéticos y de estilo de vida.  Los factores de riesgo son: estilo de vida sedentario e historia familiar de diabetes.  Otro factor de riesgo es pertenecer a uno de los siguientes grupos étnicos: afroamericano, nativo americano, asiático, hispano o isleño del Pacífico.  Para aquellas personas que ya presentan resistencia a la insulina, el sobrepeso, especialmente con exceso de grasa alrededor del abdomen es el factor de riesgo que puede modificarse más fácilmente para evitar desarrollar diabetes tipo 2.

Se ha comprobado que varios medicamentos pueden reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.  Aunque los estudios presentan muchas limitaciones, al parecer la metformina es la que produce mejores resultados.  El medicamento es menos efectivo en adultos mayores de 45 años y no se recomienda en pacientes mayores de 60 años.  Aún para los adultos jóvenes, la metformina no es tan efectiva como lo son la pérdida de peso y el ejercicio.

 

Para más información de la Mayo Clinic haz clic en el logotipo:

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2012.

Copyright © 2012 por Mayo Clinic.  Todos los derechos reservados.

Imagen © iStock / Ridofranz



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Recetas para la vida – El dinero y la felicidad

Businesswoman Holding Up a Stack of Cash

Algunas personas dicen que el dinero es todo, mientras otras piensan que no lo es: ¿Tú qué opinas?

Por Becky Krinsky

Se puede pasar toda una vida trabajando con el fin de perseguir al dinero para poder vivir con tranquilidad y lujos. A lo mejor se encuentra la forma de pagar a tiempo todas las cuentas y hasta se aprende a ahorrar, invertir y buscar planes para comprar casas, coches, viajes, cosas… y al final del día, se tiene la posición financiera que la sociedad moderna valora y aprecia. Así, a estas personas que tienen una buena posición monetaria, se les percibe como personas exitosas y “FELICES” que pareciera que lo tienen todo.

Entonces: ¿Es el dinero el ingrediente principal para tener una vida plena y satisfactoria? Pues sí, y no. Existen varios estudios de psicología y de economía, realizados en diversas universidades en los Estados Unidos y en Europa los cuales han tratado de explicar la correlación entre la felicidad y el dinero. Básicamente lo que han encontrado no es mucha ciencia, sino más bien conocimiento que regla también el sentido común.

La gente que tiene más dinero, es más feliz o por lo menos, tiene ausencia de tristeza en la mayoría de los casos. Sin embargo hay un dato curioso que también se encontró en estos estudios. El tener menos dinero, no hace que la gente sea más infeliz, pero entre más infelicidad y tristeza se siente, definitivamente hace que la gente sea y se sienta más pobre.

Recientemente tuve el privilegio de conocer y poder platicar con dos personas que tenían historias completamente opuestas,  y al mismo tiempo, se encontraban exactamente en la misma posición.

Uno es un hombre de cincuenta y tantos años, que a pesar de haber trabajado en su profesión con muy buena actitud, dedicación y con amplio conocimiento de lo que hacía, nunca tuvo el éxito económico que el esperaba. Muchas veces se requiere algo más que conocimientos en la profesión para poder hacer dinero.  Él se sentía frustrado, cansado, deprimido y sin energía. Muchos de sus sueños e ilusiones se han marchitado. Vive con angustia y mucho dolor.

La otra es una mujer que, gracias a su trabajo, se convirtió en una ejecutiva exitosa y adinerada que pudo comprar varias mansiones y viajar por todo el mundo. Le dio a sus hijos todo el apoyo y las facilidades que le pedían para poder realizar todos sus intereses. En corto, ella a sus casi cincuenta años había logrado ya tener una vida llena de lujos y oportunidades las cuales algunos solo pueden soñar. Sin embargo ella también se siente, triste, deprimida y no tiene interés ni siquiera en su trabajo, cosa que en un momento tanto le gustaba y la hizo tener todo lo que hoy en día tiene. Ella siente que algo le falta y no sabe qué es.

Entonces, ¿habrá algo más que el dinero para que la gente pueda sentirse satisfecha? Sobre todo cuando se llega al punto en que la vida confronta a cada uno con su realidad y los sentimientos no se pueden ocultar…

La Receta:

Más que dinero

Ingredientes:

  • 1 taza de gratitud – reconocer y agradecer las bendiciones que se tienen
  • 1 taza de alegría – sentimiento de goce y energía positiva que se comparte
  • 2 piezas de esperanza – fe, confianza y anhelo por cosas buenas
  • 1 manojo de perspectiva – visión panorámica de la vida
  • 2 cucharadas de disciplina – acciones ordenadas y continuas que producen resultados

Recomendación del chef (Para entender la correlación entre el dinero y la felicidad):  

No trabajes sólo para ganar dinero o para pagar tus cuentas. Trabaja para desarrollarte y ser mejor persona, para dar, compartir y crecer. El dinero debe de ser el resultado de tu trabajo. Nunca un premio por lo que haces, ni la razón por la cual trabajas.

Modo de preparación:

  1. El dinero es un buen medio para obtener cosas necesarias, mas no debe de ser un fin en sí. El patrimonio económico es bueno y ayuda mucho cuando se le reconoce como un medio o una herramienta para trabajar, vivir y lograr la misión personal. No cuando se le endiosa y se le utiliza como un objetivo que le pone precio a las personas y a la vida.
  2. La actitud personal puede mejorar la disposición frente a la adversidad. Una actitud positiva aumenta las posibilidades para percibir más oportunidades y generar abundancia económica y emocional. Para tener una actitud sana es importante disfrutar más de todos los aspectos de la vida y no dedicarse exclusivamente al dinero y las posiciones materiales.
  3. La técnica más eficiente para controlar el impacto del dinero sobre la felicidad radica en enfocarse en todos los otros beneficios si se tiene.  El aprecio y la gratitud por las cosas que tienen un valor importante en la vida, ubican rápidamente a las personas. Invertir en la familia, la educación, ser generoso y poder crear momentos que generen una verdadera riqueza.

La alegría genera prosperidad, la tristeza llama a las carencias y a la pobreza. Tú eliges que suerte quieres tener. Recuerda que el dinero no es lo único que necesitas para ser feliz.

 

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