jueves, 29 de marzo de 2018

¿Cuándo hay que extraer las amígdalas (anginas) y las adenoides?


Las amígdalas y las adenoides son un tema recurrente en la salud de los niños. Que si duelen, que si se inflaman, que si hay que operarlas. ¿De qué se trata todo esto? Sigue leyendo para que aprendas más sobre las amígdalas y las adenoides y te enteres de cuándo y por qué hay que sacarlas.

Cuando Luisa oye la palabra amigdalitis, la asocia con una pesadilla. Su hijito de 7 años tiene infecciones recurrentes en las amígdalas (anginas) y ahora el médico le ha recomendado operarlo para sacárselas, pues todos los tratamientos para evitar que tenga infecciones no han sido efectivos.

De tantas infecciones que ha tenido, Luisa se interesó mucho en aprender sobre las amígdalas. ¿Para qué sirven? ¿Qué es la amigdalitis? ¿Cuándo se tienen que extirpar o sacar? ¿Cuál es la diferencia entre amígdalas y adenoides? Apuesto a que tienes las mismas preguntas rondando por tu cabeza.

¿Qué son las amígdalas y las adenoides?

Para empezar, las amígdalas son una masa de tejido linfático que se encuentran detrás de la lengua, a ambos lados de la garganta o faringe (cuando abres la boca y haces “aaa” las puedes ver justo en la entrada de la garganta).  Las adenoides, por su parte, cumplen la misma función pero se encuentran en la parte superior de la garganta, detrás de la nariz, por encima del paladar blando. Sirven para retener las bacterias y los virus que entran a la garganta y las vías respiratorias. Además producen anticuerpos para combatir las infecciones. Parece irónico entonces, que ellas, que están destinadas a proteger al cuerpo de ciertas enfermedades, terminen siendo víctimas de esas mismas infecciones. Son como un soldado herido que queda entonces fuera de combate.

La inflamación de las amígdalas o la amigdalitis, la cual se presenta con frecuencia, es causada por una infección que puede solucionarse por sí misma o puede tratarse con antibióticos. En algunas ocasiones, las amígdalas y las adenoides se pueden inflamar sin que el niño(a) tenga ningún síntomas y así como se inflaman (hinchan), vuelven rápidamente a su normalidad.

Sin embargo, no todos los niños tienen igual suerte y algunos padecen de síntomas e infecciones recurrentes, que requieren antibióticos y que hacen que la única solución sea la cirugía para extraer las amígdalas, las adenoides o ambas. Generalmente hay ciertas razones por las cuales el especialista puede recomendar una operación.

¿Cuándo se require cirugía para extraer las amígdalas o las adenoides?

El médico puede recomendar cirugía de las amígdalas, de las adenoides o de ambas en el caso de que el niño o niña sufra de:

  • Problemas para tragar debido a la inflamación (hinchazón) de las amígdalas
  • Dificultad para respirar normalmente (es decir, que lo hace a través de la boca y no de la nariz)
  • Interrupción en el sueño que incluye ronquidos y dificultad para respirar (en ocasiones les causa apnea del sueño)
  • Infecciones recurrentes en las amígdalas (mínimo 7 episodios en un año, o mínimo 5 episodios cada año por dos años, o tres episodios cada año por dos años)
  • Infecciones recurrentes en el oído y sinusitis que no responden al tratamiento con medicamentos
  • Ganglios linfáticos inflamados debajo de la mandíbula que duren por lo menos 6 meses y no se desinflamen con antibióticos
  • Adenoides que crecen al punto de afectar el habla e interfieren con el crecimiento normal de la cara.

A pesar de que la amigdalectomía (que es la operación en la que se quitan las amígdalas) es la segunda cirugía que se realiza con mayor frecuencia en los niños después de la cirugía para colocar los tubos en los oídos para la prevención de las infecciones en los oídos, actualmente se operan menos niños que en el pasado en todo el mundo. El criterio para operar es más estricto. Sin embargo, si tu hijo(a) necesita la operación, los beneficios son enormes. El sacar las amígdalas no significa que tu hijo(a) no podría tener dolor de garganta en el futuro, todavía puede contraer catarros o gripes con dolor de garganta, pero será diferente.

La cirugía para extraer las amígdalas (amigdalectomía) y/o las adenoides (adenoidectomía) es corta, por lo general dura alrededor de 30 minutos a 1 hora, pero requiere anestesia general. La recuperación tardará una semana o más y estará acompañada de molestias para comer y beber. Sin embargo con algunos medicamentos para el dolor que te recomendará el médico, mucha paciencia y amor, tu hijo(a) se recuperará pronto y podrá regresar a sus actividades y a sus juegos.

 

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miércoles, 28 de marzo de 2018

Los quistes en los senos: ¿son cáncer?


Si escuchar la palabra “quiste” te genera miedo automáticamente, entonces te va a dar pánico cuando encuentres alguno en tus senos. No te preocupes, los quistes en los senos son muy frecuentes y la mayoría son benignos.

Si tienes entre 30 y 50 años, es muy común que encuentres uno que otro quiste en tus senos. Los quistes son pequeños bultos llenos de líquido que se forman cuando se bloquean las glándulas mamarias.

Algunos quistes en los senos son tan pequeños que no los puedes ver ni sentir, pero la mayoría los descubres cuando sientes una bolita que puede ser suave o firme adentro de tu seno, o cuando sobresalen. Generalmente los quistes aumentan de tamaño y pueden doler un poco unos días antes de la menstruación, durante el síndrome premenstrual (SPM), y este es el momento en que los puedes identificar más fácilmente. Después de que se termina tu período, los quistes vuelven a su tamaño normal y ya no están tan sensibles.

Los quistes en los senos: ¿son cáncer?

Es normal que te asustes al sentir un bulto extraño en alguno de tus senos. Lo primero en lo que piensas es cáncer. Pero generalmente no son motivo de preocupación ya que típicamente los quistes en los senos son benignos, y muchos se deshacen solos con el tiempo. Incluso puedes estar tranquila si llegas a sentir muchos quistes al mismo tiempo; a esto se le llama senos fibroquísticos que es una condición también bastante común y normal.

Los quistes en los senos casi nunca necesitan tratamiento a menos que sean muy grandes y te molesten o te duelan demasiado. En esos casos tu ginecólogo puede drenarlos usando una aguja muy delgadita. Si definitivamente un quiste está creciendo más de lo normal o provocándote mucho dolor e incomodidad, puede ser extirpado con una operación, pero esto sucede rara vez. Y para los síntomas, aunque se desconoce el mecanismo preciso, se piensa que el disminuir el consumo de cafeína (incluyendo el chocolate) puede ayudar; también se recomienda limitar el consumo de sal para retener menos líquidos y podrías probar tomar el aceite de onagra (primrose oil en inglés) que se vende sin necesidad de receta y que proporciona ácido linoléico.

Los estudios diagnósticos más útiles son el examen clínico, el ultrasonido y el drenaje con una aguja muy delgada. La citología (cuando se envía el líquido del drenaje al laboratorio). Ocasionalmente la mamografía o mamograma, cuando se está descartando otro problema.

Ahora, el hecho de que puedes estar tranquila si tu médico te dice que tienes quistes en los senos no quiere decir que te puedes olvides de ellos por completo. Es importante que te examines tus senos con regularidad para identificar cambios en la forma, en la consistencia y en el tamaño de los quistes que ya tienes identificados o si te aparecen otros quistes o bultos. ¿Cómo lo haces? Mediante un autoexamen de los senos, una técnica mediante la cual palpas tus senos para identificar cualquier cambio en ellos. Algo parecido a la revisión de los senos que te hace tu ginecólogo cuando lo visitas para tu chequeo regular.

Los autoexámenes son muy importantes para identificar a tiempo cualquier cambio extraño en tus senos. Si descubres algo que te preocupa debes informarle a tu ginecólogo de inmediato para que él o ella te examine y determine si es algo normal o si es necesario hacer más estudios. Así los puedes tener todo bajo control.

La solución está en tus manos. Aprende a hacerte un autoexamen de los senos y así ya no te mueres del miedo por los quistes.

 

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martes, 27 de marzo de 2018

¿Por qué duele la pelvis? Posibles causas del dolor pélvico


No sólo el período puede provocarnos molestias intensas debajo del ombligo. Existen diferentes causas del dolor en la pelvis que nos pueden estar quitando el sueño. Algunas de ellas tienen más riesgos que otras, no todas se relacionan con el ciclo menstrual y pueden afectar a distintos órganos.

Casi todas las mujeres hemos experimentado lo que algunas llaman “dolor en los ovarios” cuando tenemos el periodo menstrual (la regla). Incluso, nuestro ciclo menstrual puede provocarnos molestias durante, antes y entre los períodos menstruales. Pero no por eso todos los dolores que suframos en el área de la pelvis necesariamente están relacionados con esto.

Existen varias causas que pueden provocarnos dolor en la pelvis, algunas tienen más riesgos que otras, y pueden ser producto de condiciones en distintos órganos de la zona, como el útero, los ovarios, las trompas de Falopio, la vagina, el tracto urinario, los intestinos y el recto.

El tratamiento varía de acuerdo a lo que esté causando el dolor: puede ser un problema de fertilidad, algún desorden digestivo leve o incluso una alerta que indique un problema que requiera tratamiento de emergencia.

Causas del dolor de la pelvis

A continuación encontrarás algunas de las posibles causas del dolor pélvico:

  • Apendicitis: una inflamación en un tejido conectado al intestino grueso o colon denominado Apéndice. Además de dolor del lado derecho del abdomen, los síntomas incluyen vómitos y fiebre. Muchas veces se confunde con un trastorno gastrointestinal, pero es muy importante detectarlo a tiempo, ya que si tienes el apéndice inflamado e infectado deberán quitártelo con una operación de urgencia. De otro modo, puede romperse y desparramar la infección dentro del abdomen (esto se conoce como peritonitis), provocando complicaciones que hasta pueden poner en riesgo tu vida.
  • Colon irritable: se trata de un trastorno digestivo crónico que puede producir dolor recurrente, cólicos, inflamación, diarrea y/o constipación. No se conocen las causas del síndrome del colon irritable (SCI o IBS, por sus siglas en inglés) pero hay diversas maneras de controlar los síntomas, que incluyen cambios en la dieta, control del estrés y medicamentos.
  • Cálculos renales: son piedras de sal y minerales que se depositan en la orina, pueden ser tan pequeñas como un grano de arena y tan grandes como una pelota de golf. Pueden causar mucho dolor y la orina se vuelve de color rosada o roja.
  • Infección urinaria: se produce cuando algún germen ingresa al tracto urinario y puede causar problemas en cualquier parte de la uretra (el tubito por donde sale la orina) a la vejiga, pasando por el útero y hasta el riñón. Los síntomas incluyen dolor en la pelvis, ganas frecuentes de orinar y dolor al hacerlo, fiebre, náuseas, vómitos y dolor en el lado derecho o izquierdo de la parte baja de la espalda.
  • Dolor pélvico crónico: se produce debajo del ombligo, se mantiene por lo menos durante seis meses y puede interferir en las actividades de la vida diaria.
  • Embarazo ectópico: es otra situación que requiere tratamiento de emergencia. Se produce cuando un embrión comienza a crecer fuera del útero, generalmente en una de las trompas de Falopio. Los síntomas pueden incluir dolor en la pelvis, cólicos, sangrado vaginal, náuseas y mareos.
  • Inflamación pélvica: la enfermedad inflamatoria pélvica o EIP es una infección en la pelvis, a veces asociada con enfermedades por transmisión sexual, que puede causar daños permanentes en el útero, los ovarios y las trompas de Falopio, y constituye una de las principales causas de la infertilidad femenina. Los síntomas incluyen dolor abdominal, pélvico, fiebre y dolor durante el sexo o al orinar. Se trata con antibióticos y en casos muy severos podría requerir cirugía.
  • Quistes en los ovarios: en la mayoría de los casos son inocuos, frecuentemente no dan síntomas y desaparecen solos sin necesidad de tratamiento, pero si se detectan, necesitan monitoreo por tu médico. Cuando se tienen síntomas pueden causar dolor pélvico, aumento de peso y necesidad de orinar con frecuencia. Dependiendo de sus características y su tamaño es su tratamiento. Si se rompen o sangran, por ejemplo puede ser doloroso. La mayoría son benignos, pero necesitan supervisión.
  • Fibroma uterino: en general no causan problemas pero algunas mujeres pueden experimentar presión en el vientre, dolor en la parte baja de la espalda, menstruaciones dolorosas, dolor al tener sexo y problemas para quedar embarazada.

Hay otras causas como endometriosis, etc. Si eres de las que sufre todos los meses de dolor en la pelvis, probablemente ya conozcas de qué se tratan los malestares relacionados con el ciclo menstrual y sabrás diferenciarlos si se presenta alguna otra condición. Lo mismo si tienes o has tenido dolor pélvico por algún otro motivo, como infección urinaria o colon irritable, posiblemente ya sepas diferenciar los síntomas.

De todos modos, es conveniente que estés atenta a las señales que te envía tu cuerpo y no esperes para ir al médico únicamente cuando sientas algo diferente o fuera de lo normal. Ve preventivamente simplemente para despejar dudas, para obtener un diagnóstico y un tratamiento si tienes alguna molestia. Habla con tu médico acerca de tu dolor, él o ella te podrían dar recomendaciones para que te sientas mejor.

 

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lunes, 26 de marzo de 2018

Disfunción Eréctil: 10 factores que pueden estar “matando” tu erección


La mayoría de los hombres le temen a la disfunción eréctil, que sucede cuando el pene no puede ponerse o mantenerse erecto para el acto sexual. Existen muchos factores que pueden interferir para que tengas una erección normal y exitosa. Aquí encontrarás algunos de ellos, varios fácilmente están bajo tu control y no requieren de medicamentos.

Muchos hombres reportan no haber podido tener una erección, al menos una vez en su vida. Pueden ser hombres completamente sanos, pero a veces, existen factores emocionales o físicos que pueden afectarlos y como consecuencia no se produce la erección. Entre los factores más comunes que pueden estar matando tu erección se encuentran los siguientes, para que tomes medidas al respecto:

1. Alcohol

Si piensas que tomarte unas copas de más te ayudará a relajarte y estimularán tu deseo sexual, esto es un error. El alcohol es un depresor del sistema nervioso, por lo cual afecta la respuesta sexual tanto en los hombres como en las mujeres. Sus efectos son temporales, pero el consumo excesivo de alcohol sí puede ser una causa definitiva de la disfunción eréctil. Beber con moderación está bien, pero si te pasas de tragos, sabrás que la respuesta en la cama, no es la mejor.

2. Estrés

¿Quién se siente sexy cuando está pensando que no tienen trabajo o que mañana tiene una reunión muy importante con el jefe? No creo que muchos. El estrés causa diferentes reacciones en el cuerpo y puede interferir con tus erecciones. Por eso, lo mejor a la hora del sexo es relajarse y no estar pensando en eso. Si es un tema recurrente, busca ayuda profesional.

3. Drogas y medicamentos

El uso de drogas ilegales como la cocaína y la marihuana afecta la respuesta sexual en los hombres. De la misma manera algunos medicamentos y algunas hierbas pueden afectar tu capacidad para mantener una erección. Entre ellos, ciertos medicamentos para la presión arterial, la depresión y para el dolor. Consulta con tu médico sobre los efectos secundarios de los medicamentos que tomes y evita el uso de drogas ilícitas (ilegales).

4. Tener una imagen negativa de ti mismo

La baja auto estima o la imagen negativa que tienes de ti mismo, afectará tu desempeño en la cama. Si no te gusta lo que ves en el espejo, pensarás que resultas poco atractivo para tu pareja y eso afectará tu erección a la hora del sexo.

5. Ansiedad

Por lo general muchos hombres sienten ansiedad sobre cómo será su desempeño en la cama. Están tan preocupados por si serán buenos a la hora del sexo que esto puede inhibir por completo su erección.

6. Sobrepeso

Además de afectar la imagen que tienes de ti mismo y tu amor propio, estar pasado de peso influye en tu capacidad para tener una erección. Los hombres gordos producen menos testosterona, la hormona responsable del deseo sexual y la potencia de las erecciones. Además, las libras o kilos de más pueden causar hipertensión o presión arterial alta, lo cual puede causar problemas con la circulación  y esto puede provocar disminución en el flujo de la sangre hacia el pene, que es indispensable para tener una erección.

7. Problemas de salud

Condiciones como la diabetes, la presión arterial alta (hipertensión), la esclerosis múltiple, el endurecimiento de las arterias (arterioesclerosis), problemas con la vejiga y cirugía de la próstata pueden causar problemas a la hora de tener una erección.

8. Problemas con tu pareja

El enojo, la tristeza, las peleas, la falta de confianza, todos estos factores influyen en la disfunción eréctil. Es difícil hacer el amor cuando no te estás llevando bien con tu pareja, ya que esto disminuye la atracción hacia la otra persona.

9. Depresión

Si tienes en cuenta que el principal órgano sexual es el cerebro, entenderás que si tienes depresión, los químicos encargados de enviar mensajes de respuesta sexual a tus órganos genitales, no están funcionando bien, en una forma balanceada. De ahí que muchos hombres con depresión pierdan su deseo sexual o libido. A esto se suma que muchos de los medicamentos antidepresivos también contribuyen a la disfunción eréctil.

10. Estilo de vida

Una mala alimentación, dormir poco, no hacer ejercicio y fumar pueden influir en tu deseo sexual y pueden interferir en tu capacidad para tener una erección satisfactoria. Así que es el momento de que evalúes tu estilo de vida para poder establecer si estos factores están contribuyendo a tus problemas para lograr la erección.

El hablar sobre la disfunción eréctil puede resultar vergonzoso para muchos hombres. Pero no debe ser así. El discutir este problema con tu médico es indispensable para poder encontrar la solución. Muchas veces la disfunción eréctil es un reflejo de un problema de salud más serio, por ejemplo, puede ser el primer síntoma de un problema cardiovascular. Mientras más pronto lo hagas, más rápido podrás encontrar la causa de tu disfunción eréctil y entonces, podrás seguir un tratamiento adecuado y disfrutar plenamente de tu vida sexual.

 

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domingo, 25 de marzo de 2018

La colitis: ¿qué es, qué la causa, y qué puedes hacer?


Con frecuencia la gente se queja que tiene colitis. Supongo que la mayoría la hemos padecido en algún momento de nuestras vidas. La colitis es la inflamación del colon, que es el intestino grueso, y es un padecimiento muy común. Hay varias causas y por lo tanto diferentes tratamientos. En este artículo te contamos las causas más frecuentes y cómo puedes ayudar a mejorar tus síntomas.

Las causas mas frecuentes de la colitis son:

Los síntomas de la colitis incluyen:

  • Distensión abdominal, sensación de inflamación con gases.
  • Dolor abdominal que es constante o intermitente
  • Heces con sangre
  • Escalofríos y fiebre en caso de haber infección
  • Ganas constantes de ir al baño y tener evacuaciones
  • Deshidratación
  • Diarrea o constipación que pueden alternar
  • Aumento de gases intestinales

¿Cómo se diagnostica la colitis?

Hay varias maneras de diagnosticar la colitis y según tus síntomas y tu historia clínica, el médico te dirá cual es el mejor método. Entre los estudios están los exámenes de laboratorio de heces para cultivos y búsqueda de parásitos o virus. La  sigmoidoscopía flexible o colonoscopía que se efectúa insertando una tubo flexible en el recto y evaluando el colon. Durante este estudio el médico puede tomar muestras y biopsias para examinarlas y así poder tener un diagnóstico adecuado.

Hay diferentes tipos de radiografías que puedes ser útiles como la:

  • Tomografía computarizada del abdomen
  • Resonancia magnética del abdomen
  • Radiografía abdominal
  • Enema opaco o colon por enema

Tratamiento

El tratamiento depende de la causa de la enfermedad, ya sea por infección, inflamación, falta de flujo sanguíneo u otra causa.

Te menciono que es importante, hacer  cambios en tus hábitos alimenticios (una dieta saludable en la que evites excesos de carnes rojas, embutidos, lácteos, condimentos artificiales, coliflor, y lechuga, entre otros). Es importante aumentar el consumo de fibra y líquidos a tu dieta diaria.

Hay medicamentos  específicos que tu médico te recetará, dependiendo la causa. Incluyendo antibióticos, antiparasitarios, medicamentos para aliviar el dolor y la inflamación. Raramente el tratamiento es quirúrgico.

Como verás son muchas las causas, así que te recomiendo que hagas clic en los enlaces azules en este artículo o uses el buscador en la barra azul de hasta arriba para encontrar artículos en Vida y Salud con detalles más específicos de cada padecimiento, para poder entender mejor tu enfermedad y recibir un buen tratamiento.

 

Por: Jorge Goldberg MD FACG

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sábado, 24 de marzo de 2018

Lo que indica un flujo vaginal de color amarillo


¿Es normal tener flujo vaginal? ¿Cuándo y por qué cambia el color del flujo? ¿Debo preocuparme si tiene olor fuerte? ¿Qué significa que sea amarillo? Aquí te damos la respuesta a estas interrogantes, para que puedas mantener una higiene íntima saludable y evitar complicaciones vaginales.

Cuando Vilma le confesó tímidamente a su amiga que estaba preocupada porque sentía que su flujo vaginal tenía un olor fuerte, Rosa le recomendó distintos perfumes y productos de limpieza íntima, aunque en verdad estos no son necesarios para mantener una buena higiene vaginal.

Es normal que las mujeres tengamos flujo vaginal, pero este debe ser de color claro y blanco. Ten en cuenta que la cantidad de flujo puede aumentar si estas ovulando, amamantando o si estás sexualmente excitada.

A veces, el flujo cambia de color y hasta puede tener un olor fuerte. En esos casos, debes prestar atención y consultar a un médico, ya que puede indicar la presencia de una infección. Si es blanco y pastoso, como el queso de cuajada, el requesón o el ricota, entonces es posible que se trate de una infección provocada por un hongo, o sea, una vaginitis por hongo, que generalmente se trata del hongo llamado Candida albicans.

Cuando el flujo es amarillo (a veces amarillo-verdoso), en cambio, es probable que se deba a una infección causada por un parásito, algo que se conoce como tricomoniasis, ya que el parásito se llama Trichomonas vaginalis. En este caso, se trata de una enfermedad de transmisión sexual que puede aparecer en los tejidos de la vagina o la uretra. Aunque esta infección es más común en las mujeres, los hombres también pueden estar infectados, y generalmente, no tienen síntomas. Entre las mujeres, 2/3 partes de ellas tienen síntomas y sólo un tercio de las mujeres con tricomoniasis no tienen síntomas. En general, los signos y síntomas de esta enfermedad en las mujeres incluyen:

  •  Flujo acuoso y burbujeante, amarillento o verdoso.
  • Olor desagradable.
  • Dolor y comezón al orinar (más notorios después de los períodos).

En el caso de los hombres, cuando aparecen los síntomas incluyen:

  • Irritación dentro del pene.
  • Dolor al orinar.
  • Dolor y/o hinchazón en el escroto (las “bolsas” que contienen a los testículos).

En ellos, además, la infección suele desaparecer espontáneamente y sin provocar síntomas, pero si el hombre está infectado puede continuar contagiando a la mujer. Por eso, es importante que ambos integrantes de la pareja reciban tratamiento -que es con antibióticos- a los dos al mismo tiempo.

La vaginosis bacteriana o vaginitis bacteriana es una de las infecciones más comunes de la vagina, frecuentemente es causada por el crecimiento excesivo de una bacteria anaérobica (es decir, que no necesita oxígeno para sobrevivir o crecer) y un organismo llamado Gardnerella vaginalis, que normalmente se encuentran en tu vagina pero en cantidades pequeñas, (aunque no es la única bacteria responsable de esta infección, existen otras bacterias que también la causan). Estos organismos conviven con otra bacteria denominada Lactobacilli, cuya misión es la de producir un desinfectante natural que ayuda a mantener a los organismos de tu vagina en un nivel normal, saludable, y balanceado.

Cuando se produce un desequilibrio en esos niveles y las bacterias “dañinas” crecen demasiado, entonces se produce una infección (la vaginosis bacteriana). Los síntomas que puedes tener incluyen:

  • Flujo vaginal blanco, gris o amarillento.
  • Olor desagradable (a pescado), que es más intenso después de las relaciones sexuales o después de lavarse con jabón.
  • Comezón o ardor.
  • Enrojecimiento leve e inflamación (hinchazón) de la vagina o la vulva.

No se conocen las razones exactas de por qué se produce esta infección, que puede ocurrirle a cualquier mujer, pero se sabe que es más común en las que tienen varias parejas sexuales o cuando se tiene una pareja sexual nueva. Usar duchas vaginales también puede aumentar las posibilidades de desarrollar esta infección.

Para tratarla, tu médico puede indicarte que tomes antibióticos  orales (tomados) o  en  forma de crema o gel para insertar dentro de tu vagina. No uses duchas o desodorantes en aerosol para tratar la vaginosis bacteriana, ya que si bien estos productos puedan ayudar a esconder el olor, no curan la infección y hasta pueden empeorarla.

El problema de no tratar la vaginosis bacteriana es que puede infectar el útero (matriz) y las trompas de Falopio (los conductos que transportan los óvulos al útero), esto se conoce como enfermedad inflamatoria pélvica (EIP). La enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) puede causar varios problemas: puede provocar abscesos, aumenta las posibilidades de tener un embarazo ectópico (en el cual un óvulo fecundado crece fuera del útero, generalmente en una trompa de Falopio) e infertilidad en el futuro. Por eso es tan importante tratar esta infección, especialmente en mujeres embarazadas ya que podría causar un parto prematuro o un bebé de bajo peso al nacer.

Algo que debes considerar es que tener ya sea tricomoniasis como vaginitis bacteriana aumentan tu riesgo de contraer otras infecciones por contacto sexual incluyendo el VIH. Así que es importante que te diagnostiquen y te den el tratamiento adecuado lo antes posible.

Finalmente, existe otro tipo de vaginits que es la vaginitis que no es infecciosa y es el tipo de vaginitis causada por el uso de perfumes, de jabones, de desodorantes o duchas vaginales, de detergentes, de espermicidas, de lubricantes perfumados o cualquier producto que cause una alergia o irrite la región vaginal o vulvar. También se incluye aquí la sensación de ardor o comezón que algunas mujeres experimentan después de la menopausia debido a la atrofia (o sea al adelgazamiento) del tejido de la vagina por la disminución en el nivel de estrógenos (la hormona femenina). El tratamiento es de acuerdo a la causa. En el último caso, tu médico te puede recomendar una crema vaginal con estrógenos para que te apliques un par de veces a la semana. En los otros casos, lo principal es descontinuar el producto que te causa la alergia o la irritación y, si es necesario, te puede recetar algo para quitarte la molestia en lo que desaparece.

Como ves, es importante que no te de pena hablar sobre el flujo vaginal y los cambios que notes en él. Si tienes dudas al respecto, habla con tu médico o con un especialista en salud, él o ella podrán ayudarte. Aunque molestas, las vaginitis tienen solución, ¡búscala a tiempo!

 

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viernes, 23 de marzo de 2018

Haces ejercicio y te duele: ¿Es una lesión o “dolor sano”?


El hacer ejercicios es algo saludable y entretenido que ayuda a mantenerte en forma y de buen humor. Sin embargo, un movimiento equivocado puede provocarte una lesión. Por eso, aquí te contamos cómo puedes saber si lo que sientes es “dolor sano”, propio del ejercicio, o si te has lesionado, y qué conviene hacer en esos casos.

Si quieres iniciar una rutina de actividades físicas, no trates de hacer tanto ejercicio de golpe, todo junto y exigiendo más de lo que tu cuerpo puede hacer. Quizá recuerdes que ya te hemos dado esta sugerencia en artículos previos aquí en Vida y Salud, pero nunca está de más repetirla, pues los especialistas recomiendan hacer ejercicio regularmente, mantener la rutina a lo largo del tiempo e ir incrementando el nivel de actividad a medida que el cuerpo se va fortaleciendo (pero aún así, casi nadie está libre de lesiones).

En general, muchas personas que tienen una vida sedentaria, de repente, quieren verse mejor y perder esos kilos o libras de más. Así es que empiezan con mucho entusiasmo pero, al mismo tiempo, a hacer demasiado, corriendo riesgos que podrían evitarse.

¿Por qué? Porque si no estás acostumbrado a hacer ejercicio lo más probable es que tus músculos estén débiles. Esto no significa que tú seas débil sino que el cuerpo se ha desacostumbrado a ciertos movimientos y si le exiges que los haga en forma brusca puedes lesionarte, que es justo lo opuesto a lo que estas buscando, que es verte y sentirte mejor.

Por supuesto, si hace mucho tiempo que no ejercitas y un día pasas 15 minutos haciendo el Step, otro tanto corriendo sobre la cinta y luego con abdominales, es muy probable que luego te duelan los músculos al caminar o al hacer otras actividades.

Esto es normal y no causa complicaciones. El problema está en cómo puedes diferenciar cuando se trata de una molestia propia del ejercicio y cuándo se trata de una lesión que necesita que suspendas el ejercicio e incluso que busques tratamiento médico.

Para que puedas distinguir una condición o un dolor de otro, aquí te contaremos algunas cosas que te pueden ayudar:

  • Las molestias del denominado “dolor sano” no aparecen mientras haces el ejercicio sino uno o dos días después. Por eso la recomendación es que dejes de hacer ejercicio si sientes dolor mientras te ejercitas.
  • Si comienzas a hacer ejercicio cuando tienes molestias o “dolor sano”, este desaparecerá luego de 10 o 15 minutos de ejercitar. Por el contrario, si es una lesión el dolor continúa y puede empeorar.
  • La mayoría de las lesiones que se producen al hacer ejercicio provocan inflamación (hinchazón), que en general se acompañan además del dolor, de enrojecimiento de la piel. Los dolores musculares propios del ejercicio no causan inflamación ni enrojecimiento.
  • A veces, podrías sentir que estas inflamado(a) pero no se nota por fuera. En esos casos, para darte cuenta si tienes una lesión puedes tratar de mover la articulación resentida y comprarla con la otra. En general no podrás moverla tanto, o sea no lograrás extenderla, flexionarla igual, no abarcará la misma área cuando tratas de moverla en las diferentes direcciones. Además, la parte lesionada podría estar más débil.
  • Si al presionar sobre alguna parte te produce dolor y esto no ocurre en el mismo punto del lado opuesto del cuerpo, es posible que tengas una lesión que necesita atención médica.
  • El dolor en las articulaciones rara vez tiene que ver con los músculos. Es importante que consultes a un especialista si te duelen las rodillas, los tobillos, las muñecas o los codos.
  • Si sientes entumecimiento u hormigueo en alguna parte, no lo dejes pasar. Ese tipo de sensación suele estar relacionada con una compresión de los nervios, lo cual indica que podrías tener una lesión grave.

Cuando antes comiences a cuidarte si sientes dolor, más rápido desaparecerá cualquier problema. Ten en cuenta que la mayoría de las lesiones sanan solas con reposo, si te aplicas hielo y si mantienes elevado el lugar lesionado. Sin embargo, si el dolor no desaparece luego de una semana, consulta a un especialista para que pueda indicarte el tratamiento adecuado. Y desde luego, no te esperes si tienes cualquier duda o si el dolor o la inflamación aumentan.

Si prestas atención a tu cuerpo y atiendes cualquier lesión rápidamente, podrás volver pronto a tu rutina de ejercicios y podrás mantener el estilo de vida sano que has elegido.

 

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jueves, 22 de marzo de 2018

¿Por qué tengo secreción y ardor en los ojos?


A veces los ojos se irritan, arden y hasta pueden secretar (producir) sustancias espesas, de color blanco o amarillento.  Las causas de la secreción y el ardor pueden ser variadas: desde infecciones hasta una basurita en el ojo. Aquí te contamos por qué puede ocurrirte y cuándo es necesario que acudas al especialista.

Una mañana, Delfina se despertó con los ojos cerrados: algo le impedía abrirlos. Se asustó tanto que empezó a llorar y a llamar a su mamá a toda voz.  Luego de tranquilizarla, la mamá comenzó a quitarle las lagañas con un algodón humedecido en té húmedo, y al terminar llamó para pedir un turno urgente con el oftalmólogo (que es el médico especializado en los ojos).

Más tarde, el médico determinó que Delfina tenía una condición conocida como conjuntivitis, algo que en general no es grave aunque sí necesita tratamiento, como si fuera una gripe u otra enfermedad provocada por un microorganismo. En el caso de Delfina se debía a una bacteria.

Pero esa no es la única razón por la cual los ojos pueden ponerse llorosos, irritados y hasta secretar sustancias espesas de color amarillento o blancuzco. Algunas veces, por ejemplo, el ardor y la picazón en los ojos se deben a los contaminantes ambientales, como el humo indirecto del tabaco o el smog (niebla tóxica) ambiental.

Otras causas de la secreción y el ardor en los ojos:

  • Alergias, incluyendo las alergias estacionales (o fiebre del heno)
  • Infecciones provocadas por bacterias o virus, incluso la gripe y los resfriados pueden provocar ojos llorosos, rojos e irritados.
  • Irritantes químicos (como el cloro en una piscina o productos de maquillaje).
  • Conjuntivitis o conjuntivitis aguda, tal como tenía Delfina, que es una inflamación o infección de la membrana que recubre los párpados, denominada conjuntiva, que se produce principalmente por un virus o una bacteria.
  • Resequedad. A veces, los ojos también se irritan y lloran por la falta de la producción de las lágrimas necesarias para mantener la lubricación normal de los ojos o para eliminar partículas y cuerpos extraños. Aunque parezca contradictorio, a veces, cuando hay sequedad en los ojos se produce una sensación molesta que hace que el cuerpo produzca un exceso de lágrimas.
  • Presencia de un cuerpo extraño. Las molestas basuritas en los ojos pueden convertirse en un verdadero problema. Hay que evitar restregar el ojo o presionarlo para evitar lesionar la córnea, que luego puede causar problemas graves, como infecciones, entre otros. En estos casos, es frecuente que sientas ardor en el ojo y que llore ya que, justamente, producirá más lágrimas para tratar de eliminar el cuerpo extraño que se ha alojado en él.

Para calmar la irritación en todos los casos, puedes utilizar compresas de agua fría, colocadas suavemente sobre los ojos sin hacer presión ni frotar.

El oftalmólogo puede recomendarte el uso de lágrimas artificiales si es que tienes resequedad en los ojos. Si la causa es una alergia, te recetará gotas con antihistamínico u otro producto. En casos más severos hay otras medicinas de acuerdo a tu problema.

Lo que puedes hacer en casa para aliviar los síntomas:

  • Aplica compresas frías cuando sientas picazón o ardor.
  • Si la secreción ha formado una costra en el ojo, aplica compresas calientes para ablandarla. Lava los párpados delicadamente con champú de bebé para retirarla. Este tipo de champú no arde aunque caiga en los ojos.
  • Usa lágrimas artificiales de 4 a 6 veces al día (lee las instrucciones o sigue las indicaciones del médico). No uses ningún otro tipo de gotas si no te las ha indicado el médico,  ya que pueden empeorar los síntomas. Para obtener un alivio mayor, refrigéralas para que refresquen más los ojos.
  • Si se trata de conjuntivitis, además de las gotas indicadas por el doctor, recuerda lavarte las manos con frecuencia y evita frotarte los ojos.

Ten en cuenta que el lagrimeo o la formación de lagañas es algo común, en especial por las mañanas. Pero cuando esos síntomas están acompañados de ardor, picazón e irritación del ojo, o cuando la secreción es más espesa y hasta hace que se peguen los ojos, entonces existe un problema que requiere que vayas con el especialista.

No dejes de consultar a un oftalmólogo cuando se presenten estos síntomas:

  • La secreción es espesa, verdosa o con pus.
  • Tienes dolor en los ojos y sensibilidad a la luz.
  • Notas que te ha disminuido la visión.

Los ojos son unos órganos que te permiten ver el mundo a todo color. ¡Cuídalos! Si empiezan a darte alguna señal de alerta, como ardor o secreción, actúa rápidamente para mantenerlos limpios y brillantes.  Dicen que una mirada vale más que mil palabras. Que la tuya diga: estoy saludable y feliz.

 

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miércoles, 21 de marzo de 2018

10 consejos para lidiar con un adolescente irrespetuoso


La adolescencia es una etapa llena de cambios y descubrimientos que frecuentemente no son fáciles de enfrentar para los jóvenes que la viven. También es un periodo difícil para los padres, sobre todo cuando un hijo adolescente se vuelve irrespetuoso y la casa se convierte en un campo de batallas, discusiones, y palabras groseras que van y vienen. ¿Qué puedes hacer?

La adolescencia es sin duda un período agridulce para los padres. Si bien es una etapa muy linda en la que los jóvenes buscan su independencia y en la que se arraigan sus sueños y su personalidad, también es un periodo de desapego hacia los padres que muchas veces puede resultar problemático. Sobre todo si esa búsqueda de la propia personalidad se quiere lograr con insultos y frases frías hacia los padres.

Aunque el corazón te duela y la rabia te invada cada vez que hay un episodio con un grito de “¡Te odio!” porque no le diste permiso para ir a un concierto o le negaste la posibilidad de una salida, ármate de paciencia y amor para llevar esta etapa a un término feliz tanto para tus hijos(as) como para ti. Los retos que se presentan también son oportunidades de aprender y de poner en práctica lo que es ser padres: maestros, guías y encargados de poner límites para dar lecciones de vida importantes para la adultez.

Es difícil de creer, pero es cierto: los adolescentes reaccionan de manera irrespetuosa, con palabras hirientes, insultos, indiferencia y otras actitudes en contra de los padres, pero en el fondo lo que necesitan es mucho amor y apoyo. Por eso, la comunicación siempre es clave para que tu hogar no se convierta en un campo de batalla sin posibilidad de tregua y paz.

¿Qué puedes hacer cuando un adolescente es irrespetuoso?

Aquí te doy algunos consejos para que consideres cuando te enfrentes a un episodio en el cual tu hijo(a) adolescente te falte al respeto.

  1. Aunque sea difícil, no lo tomes de forma personal. La rebeldía es parte normal de la adolescencia y demostrar desprecio por la autoridad también es parte del proceso hacia la adultez. Por eso, considera que tu hijo(a) está expresando algo normal para su edad. Con esto en mente, no quiero decir que dejes que te pase por encima y te falte al respeto. Simplemente puedes decirle que no te gusta cómo te está hablando y que cuando se calme pueden hablar sin problema. O puedes usar estrategias como no dejarlo que hable con sus amigos por unas horas hasta que demuestre que puede tratarte con respeto. En cada oportunidad que se presente, hazte la pregunta de qué es lo que quieres enseñarle a tu hijo en ese momento.
  2. Prepárate. Si ya tuviste un episodio en el que tu hijo o hija fue irrespetuoso o irrespetuosa, prepárate para el siguiente con un plan de acción. Pon los límites y recuerda que no tienes que caer siempre en las discusiones o juegos de poder que te plantea tu adolescente. Dile por ejemplo: “La última vez que no te dejé salir a una fiesta, me insultaste y eso no se puede volver a repetir. Soy tu mamá (o tu papá) y lo único que quiero es lo mejor para ti. Me duele que me trates así, y si vuelves a insultarme, habrá consecuencias”.
  3. Sé consistente y actúa con determinación. Si decides cambiar una regla en casa, mantente en tu posición. Vas  a ver que la consistencia producirá cambios positivos.
  4. Ten presente que tu rol como padre o madre es enseñarle un buen comportamiento, aplaudirlo y motivarlo cuando hace las cosas bien y poner límites cuando hace las cosas mal. No te olvides que quieres que tu hijo sea un adulto exitoso emocionalmente y en otros aspectos de la vida como el trabajo.
  5. Háblale directamente y evita agresiones hacia él que puede alejarlos más. Sé explícito en lo que quieres sin rodeos: “No me gusta que me hables así, me duele” en lugar de “ ¿Por qué me hablas en ese tono?”. La primera frase es mucho más acertada y directa.
  6. No lo insultes ni muestres resentimiento, pues esto le dará licencia para hacerte lo mismo.
  7. Escucha a tu hijo(a) aunque la manera de comunicarse no sea la mejor. Entender lo que le pasa es indispensable para poder actuar y apoyarlo. El hecho de que lo escuches creará confianza en él o ella para hablarte de lo que le sucede.
  8. Invita a tu hijo(a) a proponer soluciones a los problemas que surgen. Negocien soluciones que sean beneficiosas para todos.
  9. Elige tus batallas. En ocasiones, no vale la pena pelear. Analiza la situación con tranquilidad, con la cabeza fría y elige cómo actuar.
  10. Ármate de paciencia y aunque sea un proceso doloroso y difícil, recuerda que la comunicación es la clave para que tanto tu hijo(a) como tú salgan airosos de esta difícil etapa adolescente.

Y desde luego, si piensas que estás teniendo dificultad para manejar tu relación con tu hijo(a), siempre puedes consultar a un profesional calificado o apoyarte en tu familia para recibir asesoría.

 

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martes, 20 de marzo de 2018

Tipos y causas de la tiroiditis (inflamación de la tiroides)


La tiroides es una glándula que se encuentra en el cuello, debajo de la nuez de Adán. Tiene forma de mariposa y aunque no oigas hablar de ella con frecuencia, cumple funciones muy importantes, como regular el metabolismo y otros ritmos del cuerpo. Por eso, cuando se inflama se producen trastornos en tu organismo. Aquí te cuento más acerca de la tiroiditis.

La rapidez con que la que quemamos las calorías, la frecuencia de los latidos del corazón o frecuencia cardíaca y otros ritmos del cuerpo, como la manera en que cada célula usa la energía (o metabolismo), son regulados por una glándula que se encuentra en el cuello, llamada tiroides. Muchas veces, cuando vas al médico para un chequeo general, habrás notado que él o ella se detienen en tu cuello para tocarlo. De esa manera puede evaluar si tu tiroides tiene un tamaño normal o si tiene alguna anormalidad, si hay dolor durante el examen o no, ya que todo esto le dará información útil para el diagnóstico y el tratamiento de tu condición.

Tiroiditis sencillamente significa inflamación de la tiroides. No hay un síntoma exclusivo de la tiroiditis porque depende del tipo de tiroiditis, ya que hay 7 diferentes tipos.

Los 7 tipos de tiroiditis:

1.  Tiroiditis de Hashimoto: Es una condición del sistema inmunológico o auto inmune, es decir que algunas células de tu cuerpo del cuerpo atacan a la tiroides formando anticuerpos contra las células de la tiroides (anticuerpos anti-tiroideos). Esto hace que la tiroides se inflame y con frecuencia causa que la glándula se destruya poco a poco, es decir que deje de producir suficiente hormona tiroidea, a esto se le denomina hipotiroidismo. El hipotiroidismo puede causar los siguientes síntomas:

  • Sensibilidad al frío
  • Estreñimiento
  • Fatiga
  • Sensación de pesadez
  • Menstruaciones abundantes
  • Piel reseca y pálida
  • Pelo y uñas débiles y quebradizas
  • Aumento involuntario de peso

Se desconoce la causa de la Tiroiditis de Hashimoto aunque se tiende a tener una predisposición familiar.

2.  Tiroiditis subaguda o tiroiditis de Quervain: Se piensa que la causa de esta inflamación en la tiroides se debe a virus. En este caso se presenta dolor en el cuello y, a diferencia del anterior, se desarrollan inicialmente síntomas de hipertiroidismo transitorio (que dura de 1 a 3 meses) seguidos por funcionamiento normal. En una quinta parte de los casos el hipotiroidismo es permanente.

El hipertiroidismo ocurre cuando la tiroides produce más hormonas de lo normal y los niveles de las hormonas tiroideas en la sangre están elevados. Cuando las libera durante un periodo corto de tiempo, se denomina hipertiroidismo agudo y cuando es a lo largo del tiempo, se llama hipertiroidismo crónico.  Esto puede ser causado por la enfermedad de Graves, entre otras causas. Algunos síntomas que se presentan en el hipertiroidismo incluyen los siguientes:

  • Problemas para concentrarse
  • Cansancio o fatiga
  • Intolerancia al calor
  • Aumento  en el apetito
  • Pérdida de peso
  • Deposiciones frecuentes o diarrea
  • Inquietud o ansiedad
  • Palpitaciones
  • Nerviosismo
  • Aumento en la sudoración
  • Bocio (tiroides inflamada visible)

Como mencioné, los síntomas del hipertiroidismo mejoran en pocos meses con tratamiento, pero existe una leve posibilidad de que se desarrolle hipotiroidismo permanente después de un periodo en que la glándula funciona normalmente. La recurrencia de la tiroiditis subaguda es muy rara.

3.  Tiroiditis post parto: Luego de un embarazo, en algunas mujeres, pueden quedar en su cuerpo algunos anticuerpos que ataquen a la tiroides (se forman anticuerpos anti tiroides). Esto se presenta por lo general de 4 a 6 meses después de haber tenido el bebé y los síntomas que se presentan son de hipertiroidismo y/o hipotiroidismo. No todas tienen síntomas de ambos. Con tratamiento, los síntomas presentan mejoría en un lapso de 12 a 18 meses.

4.  Tiroiditis no dolorosa o silenciosa: Es similar clínicamente a la tiroiditis post parto y sigue el mismo curso. Es una tiroiditis auto inmune en que se forman anticuerpos anti tiroides. Se desconoce la causa. Se presenta tanto en los hombres como en las mujeres pero no tiene relación con el embarazo.

5.  Tiroiditis inducida por medicamentos o fármacos: Como su nombre lo indica, este tipo de tiroiditis se presenta debido a los efectos de medicamentos que se venden con receta médica como el litio, la amiodarona, las interferonas y las citocinas. Se presentan síntomas de hipotiroidismo o hipertiroidismo y no mejoran en tanto se siga tomando el fármaco que las produce, pero generalmente desaparecen al suspenderá.

6.  Tiroiditis por radiación: Se presenta cuando la persona se somete a un tratamiento con yodo radioactivo para el hipertiroidismo o cuando se somete a radioterapia para tratar ciertos tipos de cáncer. Se desarrollan síntomas de hipotiroidismo.

7.  Tiroiditis aguda o infecciosa: es provocada por bacterias y otros microorganismos que producen infecciones. Los síntomas varían puede o no ser dolorosa y frecuentemente la persona se siente enferma por la infección. Cuando se combate la infección, los síntomas – generalmente de hipotiroidismo – desaparecen.

El tratamiento para la tiroiditis depende del tipo de tiroiditis que se padece. Puede incluir medicamentos anti-inflamatorios para el dolor (que van desde la aspirina o ibuprofeno hasta la prednisona); medicamentos para tratar el hipertiroidismo y sus síntomas, así como la hormona tiroidea de reemplazo en el caso del hipotiroidismo, etc.

Consulta a tu médico y él o ella te indicará qué medicamentos necesitas para aliviar y eliminar los síntomas y la inflamación para que tu glándula tiroides recupere su “ritmo de trabajo” normal.

 

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lunes, 19 de marzo de 2018

8 posibles causas del dolor durante la penetración


El hacer el amor debe ser placentero. Sin embargo, muchas mujeres experimentan en algún momento, dolor durante la penetración. ¿Por qué duele el sexo?  Acá te contamos detalles acerca de este fenómeno.

Alicia lleva casada 5 años y siempre había disfrutado mucho de las relaciones sexuales con su marido. Sin embargo, de un tiempo para acá, cada vez que su esposo la penetra, ella siente dolor. No ha querido decir nada porque piensa que es algo pasajero, y también porque le da un poco de vergüenza y no quiere dejar de satisfacer a su esposo.

Alicia no es la única. Muchas mujeres (1 de cada 5, para ser precisos) a lo largo de su vida sexual, pueden experimentar dolor a la hora del coito. ¿Por qué duele algo que, como el sexo, debe ser placentero? Hay varias razones. El término médico para designar esta condición es dispareunia, el cual se define como dolor persistente en los genitales antes, durante o después del acto sexual.

¿Cuáles son las causas más comunes del dolor durante la penetración?

El dolor durante la penetración puede deberse a:

1.  La falta de lubricación que a su vez puede ser causada por una estimulación o juego previo insuficiente o, por cambios hormonales, en especial, después de la menopausia.

2.  La irritación vaginal causada por el uso de tampones, duchas vaginales y jabones perfumados pueden causar que te duela hacer el amor.

3.  La penetración también es dolorosa cuando existen infecciones o inflamaciones. Por ejemplo, al tener una infección urinaria o una infección vaginal, o una infección en las trompas de Falopio causa que la penetración durante el sexo sea dolorosa.

4.  El dolor durante la penetración puede también ser causado por alguna reacción alérgica a ciertos métodos anticonceptivos como los espermicidas o el látex del que están fabricados algunos condones.

5.  Sin duda, el dolor puede ser el resultado de otras condiciones más serias como la Enfermedad Inflamatoria Pélvica (EIP), o simplemente un prolapso uterino, un útero en retroversión (una condición anatómica que hace que el útero esté un poco inclinado hacia atrás), quistes en los ovarios, una infección por herpes o la presencia de hemorroides, entre otras condiciones.

6.  Si has tenido alguna cirugía en el área pélvica y genital (una histerectomía, por ejemplo), ocasionalmente la penetración puede causar dolor.

7.  Ciertas posiciones sexuales pueden causar que dolor durante la penetración. Prueba cambiar de posición: el ponerte arriba de tu compañero te ayuda a tener más control de los movimientos y de cuán profundo quieres que te penetre.

8. Factores emocionales y psicológicos.

Si sientes dolor y/o molestia durante el acto sexual, no te quedes callada. Habla con tu pareja y con tu médico para solucionar el problema y recobrar la magia de tu vida sexual, afectiva y también un poco de tu autoestima. El tratamiento para quitar el dolor durante la penetración, depende, por supuesto, de la causa. ¡No dejes que el dolor se meta entre tus sábanas!

 

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domingo, 18 de marzo de 2018

Los efectos secundarios de los antidepresivos


¿Depresión? Si sufres de esta condición es probable que te alegre saber que existe la forma de librarse de ella. Los medicamentos antidepresivos, junto con la terapia psicológica, son parte del tratamiento que existen para combatirla. Sin embargo, los medicamentos para la depresión podrían causar algunos efectos secundarios. Entérate de cuáles son para que estés informado. Muchos disminuyen al cambiar la dosis o al continuar tomando el antidepresivo.

Julio lleva 6 meses recibiendo tratamiento para su depresión. Visita al especialista dos veces a la semana y además, está tomando antidepresivos recetados para ayudarle a superar los síntomas. Sin embargo, a lo largo de estos meses, Julio ha tenido que cambiar varias veces de medicamento por recomendación de su médico. ¿La razón? Los efectos secundarios causados por los antidepresivos o medicamentos contra la depresión. A veces es necesario hacer cambios para encontrar el antidepresivo ideal para una persona.

Si bien los antidepresivos (de los que existen distintos tipos) están diseñados para ayudar a tratar los síntomas de la depresión cambiando el balance de ciertos químicos presentes en tu cerebro, como muchos medicamentos e incluso hierbas y suplementos, pueden tener efectos colaterales o secundarios no deseados. Varios de estos efectos secundarios pueden ser incómodos y aunque se presentan con frecuencia, aunque no en igual medida en todas las personas, pueden ser pasajeros. Muchas veces dependen de la dosis y desaparecen en cuestión de días o semanas. Es importante que los conozcas para que hables con tu médico acerca de ellos. El o ella te podría hacer recomendaciones para disminuirlos, evitarlos y/o, si es necesario, cambiar tu medicamento. Recuerda que cada cuerpo reacciona de diferente manera ante los componentes de los medicamentos.

Efectos secundarios de los antidepresivos

Entre los efectos secundarios más comunes que se presentan por tomar antidepresivos se encuentran (cabe decir que dependiendo del antidepresivo, los efectos secundarios son diferentes, estos no son iguales para todos):

Quiero reiterar que de acuerdo al tipo de medicamento que estés tomando, los efectos secundarios varían.

Por ejemplo:

  • Si estás tomando Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRI, por sus siglas en inglés), podrías notar resequedad en la boca, problemas sexuales, pensamientos suicidas e insomnio.
  • Si estás tomando Heterocíclicos, la posibilidad de sufrir efectos secundarios es mayor. Entre ellos: resequedad en la boca, estreñimiento, dificultad para orinar, cansancio, puede agravar el glaucoma y afectar la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Por eso no se recomiendan para personas mayores.
  • Si estás tomando Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y norepinefrina (SNRI), puedes sentir náuseas, pérdida de apetito, ansiedad, cansancio, problemas sexuales y resequedad en la boca.
  • Si estás tomando Inhibidores selectivos de la recaptación de norepinefrina y dopamina (NDRI), podrías tener dolores de cabeza, alteraciones en el apetito, insomnio y náuseas.
  • Si estás tomando Inhibidores de la monoamino oxidasa (MAOI), puedes desarrollar temblores, mareos, debilidad. Además, este tipo de medicamentos no interactúan bien con otros (por ejemplo, los de venta libre para tratar la gripe), lo cual puede crear complicaciones importantes. Por eso, es clave saber las precauciones que debes tomar.

Teniendo esto en cuenta, tu médico te recetará el mejor antidepresivo de acuerdo a tu condición (tu estado de salud en general, los otros medicamentos que tomes, la severidad de tu depresión, la frecuencia con la que debes tomarlo).

No te olvides que los antidepresivos no actúan inmediatamente, sino que les toma varias semanas para hacer efecto. Por eso, ármate de paciencia, quizá no veas los beneficios de inmediato y si acaso tienes efectos secundarios recuerda que muchos desaparecen a medida que continúas tomando el antidepresivo y, si acaso no desaparecen y te molestan o el antidepresivo no tiene el efecto deseado, quizá tu médico tenga que probar otros medicamentos antidepresivos hasta encontrar el ideal o la combinación ideal para combatir tu depresión. Lo que si es importante que sepas es que la depresión tiene solución y hay especialistas y, cuando necesitas antidepresivos que te pueden ayudar a salir adelante.

 

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sábado, 17 de marzo de 2018

Video: Lo que debes saber sobre los analgésicos sin receta


Aquí te ayudamos a escoger el que más te conviene. ¿Ibuprofeno o acetaminofén? ¿Tylenol, aspirina, Advil, Motrin, Aleve…? Y esos son solamente algunos de los nombres más conocidos. Escoger entre tantas ofertas de analgésicos sin receta en los anaqueles de la farmacia no es fácil. Para que no escojas a ciegas, te brindamos una guía con las ventajas y contraindicaciones de cada uno.

 

No todos los analgésicos que se venden sin receta son iguales

Puede que ni lo pienses dos veces al buscar alivio para ese constante dolor de cabeza, o de las articulaciones, y que tomes cualquier analgésico (pastilla para el dolor) que tengas en el botiquín de la casa.  Un par de cápsulas de Tylenol, por ejemplo, y el dolor se va, al menos por el momento. Pero no lo tomes a la ligera. Hay diferencias entre esos analgésicos, aunque se vendan sin receta médica (OTC por sus siglas en inglés o “over the counter”), y algunos incluso pueden perjudicarte a corto o a largo plazo, especialmente si tienes alguna condición médica previa, o estás tomando otros medicamentos.

Para que los conozcas mejor, los hemos agrupado en tres grandes familias según su ingrediente activo y te explicamos a grandes rasgos sus ventajas y desventajas, así como las contraindicaciones. Estos tres grupos son:

a) Aspirina (o ácido acetilsalicílico).
b) Acetaminofeno o acetaminofén (paracetamol)
c) Ibuprofeno

A continuación te presentamos sus características principales que te ayudarán a decidir cuál te conviene más según tu estado de salud:

Aspirina

La aspirina funciona evitando que se libere una sustancia llamada prostaglandina y lo hace de dos formas. Lo que sucede es que las células que responden al dolor o que están dañadas producen una enzima llamada ciclooxigenasa-2 que, a su vez, produce la prostaglandina. La prostaglandina le avisa al cerebro en dónde te duele. El área afectada en donde se produce la prostaglandina también reacciona inflamándose. Lo que hace la aspirina es que actúa en la ciclooxigenasa-2, se le pega y evita que produzca la porstaglandina. De esta forma previene o disminuye la inflamación y reduce, evita o hace que desaparezca el dolor. Otro efecto de la aspirina es que evita que se acumulen y se depositen las plaquetas (unas células que tenemos en la sangre) en el interior de los vasos sanguíneos bloqueando un compuesto llamado tromboxano. Las plaquetas se necesitan para la coagulación pero cuando se acumulan dentro de los vasos pueden formar coágulos.  Y, finalmente, a través de unas sustancias que se llaman interleukinas o interleucinas que actúa en el hipotálamo (un área del cerebro que controla la temperatura del cuerpo) para ayudar a bajar la fiebre.

Se usa para:

No debes usarla:

  • Si padeces de problemas de acidez en el estómago, especialmente si tienes o has tenido úlceras. La aspirina irrita las paredes del estómago, y si la tomas en exceso, puede causar acidez, dolor, náusea y hasta sangrado gastrointestinal. En algunos casos, el sangrado puede producir anemia.
  • Si estás embarazada, sobre todo en los tres últimos meses del embarazo. Tampoco se recomienda tomarla si estás lactando.
  • Si padeces de una enfermedad que cause sangrado, como hemofilia o condiciones severas del hígado, ya que su capacidad para deshacer coágulos (favorable en casos de accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos) impide que la sangre se coagule adecuadamente. Por el mismo motivo, no debes tomar aspirina ni antes ni inmediatamente después de una cirugía.
  • Si padeces de gota (que es una enfermedad que causa dolor en las articulaciones debido a una elevación en el ácido úrico). La aspirina eleva los niveles de ácido úrico en la sangre.
  • En los niños y en los adolescentes, porque pueden desarrollar el síndrome de Reye, una trastorno que afecta diferentes partes del cuerpo y que pueden llegar a causar la muerte.

Acetaminofén o Paracetamol

Es el nombre genérico para varios analgésicos (medicinas para el dolor) conocidos, como Tylenol, Panadol, Paracetamol, entre otros (dependiendo de dónde vivas). El acetaminofén o acetaminofeno funciona afectando el cerebro y la médula espinal, lo que altera la percepción del dolor. Es similar a las endorfinas, unas hormonas que produce el cerebro y que impiden que la sensación de dolor se transmita de célula a célula. Como la aspirina, el acetominofén limita la producción de prostaglandina, pero sólo en el cerebro (la aspirina la limita en todo el cuerpo). Debido a eso, el acetaminofén no reduce la inflamación, y no alivia es tan potente para reducir los dolores de artritis o musculares, ni el de las luxaciones. Pero tiene menos efectos secundarios que la aspirina y el ibuprofén, y puedes usarlo si padeces de úlceras, varicela, influenza o gota, cuidando de no tomarlo de forma continua ni en dosis muy altas, porque puede causar daños en el hígado y en los riñones.

Se usa para:

  • Aliviar los dolores de cabeza.
  • Bajar la fiebre.
  • Aliviar el dolor de dientes, los efectos de la vacuna contra la varicela y la influenza (gripe).
  • Las mujeres embarazadas (siempre con la aprobación del médico), ya que no tiene efectos dañinos conocidos en la madre, el feto o el bebé. También puedes usarlo si estás lactando.

No debes usarlo:

  • Si padeces de una enfermedad en el hígado o los riñones.
  • En dosis muy altas o continuadas.

Ibuprofeno

Se vende bajo nombres como Advil, Motrin, IB y Nuprin, entre otros (dependiendo de donde vivas). El ketoprofeno y el naproxeno (Aleve) son analgésicos similares al ibuprofeno. Pertenecen al grupo que se conoce como anti-inflamatorios no esteroides. Como la aspirina, el ibuprofeno funciona inhibiendo la producción de la prostaglandina. Puede irritar las paredes del estómago y causar dolor abdominal, náusea y pérdida del apetito, y también puede disminuir la acumulación de las plaquetas y aumentar el sangrado. Es un analgésico más fuerte que la aspirina o el acetaminofeno, y combate mejor la inflamación que la aspirina. Es más efectivo para los dolores menstruales que la aspirina o el acetaminofeno.

Se usa para:

No debes usarlo:

  • Si estás embarazada, especialmente durante el último trimestre, porque puede prolongar la duración del parto, aumentar el sangrado de la madre y causar complicaciones cardíacas y vasculares en el recién nacido.
  • Si padeces de diabetes o de insuficiencia cardíaca congestiva.
  • Si padeces de acidez, trastornos estomacales (ERGE o úlcera en el estómago, por ejemplo), náusea, vómitos o diarrea.
  • Si tienes presión arterial alta (hipertensión), diabetes, arterioesclerosis o si tomas diuréticos, sobre todo si estás en la tercera edad.

5 puntos a considerar para evitar riesgos con los analgésicos sin receta:

1. Los niños no deben tomar aspirina, ni siquiera en dosis bajas. Es más seguro para ellos tomar ibuprofeno o acetaminofeno, siempre que la dosis sea la correcta para su edad y su peso.

2. El alcohol y los analgésicos son una combinación peligrosa. Trata de no mezclarlos.

3. Algunos analgésicos pueden interactuar con los medicamentos para regular la presión, e incluso aumentarla en personas que no la padecen. Si tienes la presión alta, consulta a tu médico antes de tomarlos.

4. Si necesitas tomar analgésicos que irriten las paredes estomacales, protege tu estómago tomando la dosis más baja posible. Si necesitas tomarlos por más de una semana o en dosis más altas, consulta con tu médico.

5. Algunos productos sin receta a veces combinan varios medicamentos (como los remedios para el resfriado y el catarro). Para no tomar una sobredosis de alguno de ellos, fíjate en la etiqueta qué ingredientes contiene el producto. Por ejemplo, si un medicamento contiene acetominofeno, debes evitar tomarlo por separado.

Los analgésicos sin receta son medicinas esenciales en tu botiquín. Pero para evitar problemas, lee con mucho cuidado las instrucciones para tomarlos, sus contraindicaciones y sus efectos secundarios. Los niños no son adultos pequeños. Nunca excedas las dosis recomendadas y el tiempo indicado. Si tienes dudas, consulta con tu médico. Si tomas estas precauciones, puedes aliviar varias molestias sin poner en riesgo tu salud.

 

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viernes, 16 de marzo de 2018

La arritmia: cuando el corazón pierde el paso


El corazón es un músculo incansable que late sin parar desde mucho antes de nacer hasta el último segundo de vida. Aunque no se detiene, no siempre marcha al mismo paso: a veces va más lento, otras más rápido según varíe la necesidad del oxígeno del organismo. Como sucede en el baile, a veces se pierde el paso y hay que actuar rápidamente para recuperar el ritmo. Un cambio en el patrón o ritmo habitual del corazón es lo que se conoce como arritmia. Las hay desde inofensivas hasta graves. Aquí te explicamos como suceden y cómo identificarlas.

Las palpitaciones, los latidos que “se saltan”, un aleteo en el pecho o su opuesto, las pausas irregulares entre un latido y otro… todos esos son síntomas de una arritmia, una irregularidad en el ritmo de los latidos del corazón.  Normalmente, el corazón late entre 60 y 100 veces por minuto y esto es lo que se considera como el ritmo cardíaco normal.  Cuando el ritmo se acelera en reacción a un estímulo como el estrés (el ejercicio es un ejemplo) se llama taquicardia; cuando se hace más lento o se desacelera, como durante el sueño, se llama bradicardia.  Cuando late de manera irregular, como ya dijimos, es que recibe el nombre de arritmia, que puede ser inofensiva o puede ser grave, ya que si causa disminución en la circulación de la sangre puede causar daños en el cerebro, en el corazón y en otros órganos vitales.

Para que puedas entender lo que sucede durante una arritmia, hagamos un repaso del funcionamiento del corazón.

Un corazón que late es un pequeño sistema eléctrico

¿Por qué late el corazón? Pues para mover la sangre que va cargada de oxígeno y nutrientes por todo el cuerpo. Pero esa sangre hay que empujarla y ahí es donde intervienen los latidos, las contracciones del corazón controladas por impulsos eléctricos.

El sistema eléctrico del corazón que regula la frecuencia y el ritmo de los latidos consiste en dos áreas de control o nódulos y una serie de vías por la que corre el impulso eléctrico, de forma similar a la que funciona cualquier otro circuito eléctrico, como el de tu casa, por ejemplo. A grandes rasgos, para no abrumarte con los detalles, con cada latido un impulso eléctrico corre desde la parte superior (o aurículas), hasta la parte inferior (o ventrículos). A medida que el impulso se traslada a través de las vías, las cámaras del corazón (aurículas y ventrículos) se contraen y se relajan,  impulsando así la sangre, en un proceso que se repite entre 60 y 100 veces por minuto en condiciones normales.

Los tipos de arritmia

Cualquier irregularidad en el ritmo de las contracciones (llamadas sístoles), y las relajaciones (llamadas diástoles), es lo que origina las arritmias que se clasifican según el lugar de origen (las aurículas o los ventrículos). Hay cuatro tipos principales de arritmia que son: extrasístoles, arritmias supraventriculares, arritmias ventriculares y bradiarritmias.

Las extrasístoles (o contracciones ventriculares prematuras) son la forma más común de las arritmias. Consisten en un latido adelantado en relación a la frecuencia normal. Por lo general son inofensivas y no requieren tratamiento si se presentan en personas en buen estado de salud. Cuando producen síntomas se siente como una especie de aleteo en el pecho y la sensación de que el corazón se ha saltado un latido.  Suelen presentarse de manera espontánea y no porque la persona sufra de una enfermedad del corazón (aunque ciertas condiciones cardíacas si pueden producir extrasístoles).  A veces pueden presentarse debido al estrés, cuando se realiza demasiado ejercicio o cuando se consume cafeína o nicotina en exceso.

Las arritmias supraventriculares, a su vez, son taquicardias (cuando se aceleran los latidos) que se originan en las aurículas o en el nódulo auriculoventricular (un grupo de células situado entre las aurículas y los ventrículos).  En este grupo se encuentran varias que son: la fibrilación auricular, el aleteo auricular, la taquicardia supraventricular paroxística y el síndrome de Wolff-Parkinson-White.

La fibrilación auricular 

Dentro de este primer grupo, vamos a prestar un poco más de atención a la fibrilación auricular, porque se trata del tipo más frecuente de una arritmia grave. Consiste en una contracción muy rápida e irregular de las aurículas (las cavidades superiores del corazón). El impulso eléctrico que origina el latido no comienza en el sitio acostumbrado, sino en otra parte de la aurícula o en las venas pulmonares cercanas y no se traslada de la forma adecuada. El resultado es que las paredes de las aurículas vibran o fibrilan (de ahí su nombre) muy rápido en lugar de latir normalmente y entonces no pueden bombear sangre a los ventrículos de la forma correcta.

Las dos complicaciones más graves asociadas con la fibrilación auricular son el accidente cerebrovascular y la insuficiencia cardiaca (falla cardiaca).

Cuando la persona sufre de fibrilación auricular, pueden formarse coágulos al acumularse la sangre en las aurículas que están fibrilando, en lugar de circular hasta los ventrículos. Si un coágulo se desprende puede llegar al cerebro y causar un derrame. Es por eso que las personas que la padecen reciben tratamiento con anticoagulantes. El accidente cerebrovascular puede ocurrir si un coágulo de sangre llega hasta una arteria del cerebro y obstruye (bloquea) la circulación de la sangre.

La insuficiencia cardíaca sucede porque el corazón no puede bombear la sangre que el cuerpo necesita. La fibrilación auricular puede causar insuficiencia cardíaca si los ventrículos laten demasiado rápido y no tienen suficiente tiempo para llenarse de sangre y bombearla al resto del cuerpo. Esto causa cansancio, inflamación (hinchazón) de las piernas y sensación de falta de aire.

Muchas veces la fibrilación auricular se debe a otra condición que afecta al corazón como la hipertensión, la enfermedad coronaria o la cardiopatía reumática, un problema con una de las válvulas del corazón.  Otras causas pueden ser el hipertiroidismo (exceso de hormona tiroidea), el exceso de bebidas alcohólicas o si otros miembros de la familia han padecido de fibrilación auricular.

Entre otros factores de riesgo de este tipo de arritmia están:

Las señales de aviso de la fibrilación auricular pueden incluir: latidos fuertes en el pecho (como truenos, tambores o saltos); palpitaciones frecuentes (la sensación de que el corazón se ha saltado un latido); falta de aire después de realizar un esfuerzo físico; dolor en el pecho y hasta mareos o desmayos.

Cuando se presenten estos síntomas hay que consultar a un médico para establecer el diagnóstico y determinar el tratamiento que ayude a restaurar el ritmo normal y evite los coágulos.

La taquicardia ventricular y la fibrilación ventricular

Son dos arritmias que se originan en los ventrículos (las cavidades inferiores del corazón) y que son más peligrosas que la fibrilación auricular. Afortunadamente son menos frecuentes. En el caso de la taquicardia ventricular, los ventrículos laten a velocidades muy rápidas, (muy por arriba de 100), lo que no permite que se llenen de sangre y por eso el corazón no puede distribuirla al cuerpo y no se pueden oxigenar los órganos y los tejidos, lo cual es peligroso si dura mucho tiempo. Puede causar palpitaciones, mareo, debilidad, disminución en la presión arterial y desmayo. Se puede convertir en fibrilación ventricular que es una arritmia más grave.

En la fibrilación ventricular, como en el caso de la fibrilación auricular, los ventrículos vibran en forma rápida e irregular y tampoco logran bombear la sangre eficientemente y el resultado es el mismo que en la taquicardia ventricular pero mucho más rápido y severo. Si no se trata rápidamente es mortal porque acaba con un paro cardíaco.

Una arritmia puede asustar a la persona que la sufre, pero en muchos casos y en especial en personas jóvenes sin historial de enfermedades cardíacas, no representa un peligro serio y se puede tratar con medicamentos. Las arritmias supraventriculares son muy comunes en personas de mediana edad y de edad avanzada. Por lo general, a medida que se envejece aumentan las probabilidades de sufrirlas, especialmente la fibrilación auricular. Muchas aparecen de forma temporal en respuesta a emociones o actividades normales, pero hay arritmias que pueden ser peligrosas y por eso siempre es importante cuando se sospecha que pueda haber una arritmia que la evalúe un cardiólogo para determinar si requiere tratamiento.

Este es un tema extenso que merece explicarse en detalle, así que para que puedas entender mejor la información, continuaremos explicando otros tipos de arritmia en un artículo posterior.  Si te interesa el tema, mantente al tanto para que puedas identificarlas y no te asustes tanto la próxima vez que tu corazón pierda el paso.

 

Ultima revisión: 2018

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Imágen © iStock / alengo

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