jueves, 31 de diciembre de 2015

Las luces que no quieres ver esta noche

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Cuando era chiquita, todos los años mis papás me subían al automóvil en pijamas y me llevaban a ver las decoraciones de fin de año por el Paseo de la Reforma y en la Alameda Central de la Ciudad de México. ¡La ciudad estaba vestida de luces! Pero hay ciertas luces que no quieres ver esta noche: las de una ambulancia o de una patrulla. 

¡No comiences el año nuevo en el hospital o en la cárcel!

Entonado, “happy”, prendido, alegre, chapeto… en cada país lo llamamos de forma diferente, pero al fin de cuentas es lo mismo: tomarse algunos tragos hasta sentirse ligeramente “alicorado” pero sin llegar a estar totalmente embriagado.

Muchos conductores creen que estar en este estado no les impide conducir. Pero lamentablemente si lo hace. Con el primer trago (aunque “sólo” sea una cerveza) tu cuerpo empieza a relajarse y tu estado de ánimo a cambiar. Como consecuencia tu estado de alerta disminuye y es probable que tengas dificultades para hacer dos cosas a la misma vez (conducir y leer las señales de tránsito) o para ver bien. Y en la medida en que tomas más alcohol, se empiezan a afectar cada vez más tus reflejos, hasta que tienes problemas de coordinación, para respetar las señales de tránsito, para maniobrar el volante o incluso para mantenerte en el mismo carril.

No vale la pena ponerte en riesgo por un par de copas. Muchas personas que salen de fiesta, no planean conscientemente regresar a casa conduciendo en estado de embriaguez. Pero seamos sinceros… en la emoción de la noche es muy fácil acceder a probar el primer trago y de ahí en adelante será difícil decir que no.

Si piensas salir de fiesta, planea primero y elige una de estas dos opciones:

No tomes cuando vayas a manejar, o no manejes cuando vayas a tomar.

Hay muchas otras opciones como designar un “conductor elegido” que no pruebe el alcohol esa noche, quedarte a dormir en el lugar de la fiesta o regresarte en taxi o Uber.

De ese modo puedes disfrutar de la fiesta como quieres y regresar a casa sano y salvo sin poner tu vida ni la de otros en riesgo. Para que empieces el año nuevo con mucha vida y ¡salud!

 

Imagen © iStock / Daniel Barnes



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El uso recreativo de los medicamentos para la disfunción eréctil podría perpetuarla. No te arriesgues.

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Claro que los medicamentos contra la disfunción eréctil buscan devolverles el placer a los hombres que tienen problemas a la hora de sostener una relación sexual. Y en ese aspecto, son efectivas. Sin embargo, hay quienes las usan sólo para incrementar su potencia, en general hombres jóvenes que no las necesitan. Si es tu caso o lo estás pensando, toma unos minutos para leer lo que sigue, pues un estudio ha encontrado que los medicamentos contra la disfunción eréctil pueden perpetuarla.

Con los medicamentos no se juega. Usarlos de forma indebida, en una dosis incorrecta o innecesariamente, puede traer consecuencias graves y hasta inesperadas. Tal es el caso de los medicamentos que se utilizan contra la disfunción eréctil cuando no son necesarios.

La disfunción eréctil es uno de los problemas más comunes en la sexualidad masculina. Y para combatirla existen varios medicamentos en el mercado, como los conocidos Viagra y Cialis o la droga avanafil, que fue aprobada por la FDA a principios de este año y que en Estados Unidos se vende con la marca Stendra.

El problema aparece cuando estas medicinas no las toman quienes tienen dificultades a la hora de la intimidad, sino aquéllos que las consumen para potenciar el placer o simplemente a modo de entretenimiento, por lo general, hombres jóvenes y sin problemas sexuales reales.

En contra de lo que ellos buscan, estas drogas parecen provocar lo que se conoce como  disfunción eréctil psicogenética. Es decir que, con el tiempo, los hombres que usan estos productos ya no pueden lograr una erección sin la ayuda de químicos, pero no porque tengan un problema físico sino por cuestiones más bien mentales.

Así lo ha detectado un nuevo estudio desarrollado por unos investigadores del VA Boston Healthcare System, publicado en la revista Journal of Sexual Medicine, y según el cual los hombres jóvenes que usan medicinas contra la disfunción sexual de manera frecuente y recreacional parecen desarrollar una disminución en su confianza para alcanzar y mantener la erección, lo que también lleva a una disminución en su función eréctil o en que ésta sea deficiente.

Para llegar a estos resultados, los investigadores evaluaron los datos de más de mil hombres que tenían una edad promedio de 22 años. Algunos de ellos usaban estas drogas de manera recreacional pero no habían sido diagnosticados con ningún problema de disfunción eréctil. Otros sí las usaban por indicación del médico y la mayoría no consumía este tipo de medicinas.

Todos ellos debieron responder a una encuesta en línea, o sea, en el Internet, en la cual se les preguntaba, entre otras cosas, sobre su funcionamiento sexual en las últimas cuatro semanas, el uso y la frecuencia de drogas contra la disfunción eréctil, su deseo sexual y su nivel de satisfacción con el sexo, sus orgasmos y la habilidad de lograr y mantener una erección.

Luego de analizar los datos, comparado con quienes no usaban estas drogas, los que lo hacían de manera recreacional reportaron menor confianza en sí mismos para lograr la erección y, del mismo modo, menos satisfacción sexual en general.

Si bien estos datos muestran una relación entre ambos factores, algunos especialistas advierten que no es posible saber si los encuestados habían sido completamente honestos con sus respuestas. Otros consideran que tal vez los jóvenes que usan los medicamentos para el tratamiento de la disfunción sexual de manera recreacional, en verdad tienen problemas de erección, pero no se animan a comentárselo a sus médicos. Además, el estudio se refiere al desarrollo de una disfunción sexual vinculada con aspectos mentales y, justamente, a esa edad no suele haber factores de riesgo físicos para sufrir disfunción eréctil, lo que implica que de haberlos es más probable que se vinculen con otras cuestiones, que pueden ser ambientales o psicológicas (descubre otras causas que pueden estar matando tu erección).

Lo cierto es que estos medicamentos no han sido creados para usarlos de manera recreativa sino para uso médico y bajo la supervisión de un doctor, pues también pueden causar efectos no deseados. Por ejemplo, no se recomienda que la tomen personas con problemas del corazón y/o con ciertos problemas médicos.

Por eso, si te cuesta lograr o mantener una erección, no importa tu edad, no tengas vergüenza, visita a un médico. En verdad es una preocupación de muchos hombres. Y si quieres potenciar el placer a la hora del sexo, pues hay muchas formas de conectarte con tu pareja de manera natural, sin necesidad de usar medicamentos si no los necesitas. Explórense, jueguen, anímense y disfruten las nuevas sensaciones.

 

Imagen © iStock / clubfoto

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2012.



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Extraer el jugo de frutas y verduras: algunas supuestas ventajas son exageración

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Los jugos de frutas y verduras ofrecen muchos beneficios para la salud, pero no existe ninguna evidencia contundente respecto a que “extraer el jugo” sea más sano que comer frutas o verduras enteras, indica la Mayo Clinic.

La extracción del jugo implica utilizar algún aparato para licuar las frutas y verduras crudas.  Si bien beber a tragos un vaso de líquido puede ser sabroso y sano, ciertos alegatos respecto a la extracción de jugos son exagerados. Aquí tratamos sobre algunas de las aseveraciones respecto a la extracción de jugos que no logran mantenerse en pie al analizarlas.  A continuación se mencionan algunos de estos alegatos y la verdad respecto a ellos:

Mito: El cuerpo absorbe más nutrientes de los jugos: esto se basa en la teoría de que la fibra, generalmente filtrada en los jugos, es demasiado fuerte para el sistema digestivo y afecta la digestión de los nutrientes de frutas y verduras.

Realidad: La verdad es precisamente lo opuesto.  El sistema digestivo necesita fibra para funcionar adecuadamente y permanecer sano.

Mito: Los jugos ayudan a eliminar las toxinas del cuerpo

Realidad: No existe ninguna prueba convincente que sustente esta aseveración.  El hígado y los riñones procesan y eliminan eficazmente las toxinas.

Mito: Beber jugos ayuda a perder peso

Realidad: La pérdida (o ganancia) de peso es asunto de las calorías que se consumen o queman.  Los jugos preparados en casa pueden contener gran cantidad de azúcar natural y ser altos en calorías.

Mito: El jugo es económico

Realidad: Las máquinas para preparar jugos pueden costar entre 30 y 300 dólares.  En el caso de quienes beben jugo con frecuencia, el coste de preparar jugos en casa, con el tiempo, podría ser menor que comprar jugos 100 por ciento puros.  Sin embargo, el gasto en el supermercado puede fácilmente aumentar debido a la cantidad de frutas y verduras necesarias para preparar el jugo.  El abordaje más económico sería el consumo de frutas y verduras enteras.

 

Para más información de la Mayo Clinic haz clic en el logotipo:

Copyright © 2011 por Mayo Clinic.  Todos los derechos reservados.

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miércoles, 30 de diciembre de 2015

¿Quieres lograr tus resoluciones de año nuevo?

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Las 10 resoluciones de año nuevo que se rompen con más frecuencia y 3 recomendaciones para lograrlas

Para muchas personas el mes de enero representa borrón y cuenta nueva. Un año nuevo, una nueva oportunidad y tienen una larga lista de resoluciones para el año nuevo, pero para febrero, si no antes, varios están desilusionados. Los expertos tienen recomendaciones prácticas y sencillas de cómo lograr tus resoluciones de año nuevo.

Cuando termina un año y otro está por empezar, muchas personas inician una lista de propósitos o resoluciones para el año nuevo. O sea, la lista con sus deseos de lo que quieren lograr ese año. Lo interesante es que la mayoría de las personas empiezan con muy buenas intenciones pero muy pocos los logran y/o los mantienen. De acuerdo a los expertos, esto se debe a que a que las resoluciones de año nuevo con frecuencia o no son realistas o no son suficientemente específicas. Y, a veces, se establece una lista tan larga, que es difícil saber por donde empezar.

¿Sabes cuáles son las 10 resoluciones de año nuevo que se rompen más comúnmente?

Es fácil hacer resoluciones de año nuevo pero es más fácil romperlas. Que tu lista no sea larga y que sea realista. Siempre puedes agregar más metas una vez que hayas logrado la primera o las primeras dos.

Los cambios en el estilo de vida para lograr una vida saludable se pueden lograr pero, generalmente son más eficientes si se hacen poco a poco, no de un día para otro, y es necesario planear lo que queremos lograr. Unos expertos tienen las siguientes recomendaciones:

  1. Primero lo primero. Establece una meta específica. Unos expertos recomiendan en vez de decir “voy a hacer ejercicio regularmente” o “voy a perder peso”, seleccionar un evento que te hace tener que hacer el ejercicio regularmente, como correr un maratón. Obviamente empiezas poco a poco pero ponte una meta y una fecha. Una vez que corriste ese maratón, seleccionas otro. Idealmente procura encontrar algún ejercicio que te inspire emocionalmente ( también puede ser yoga, bailar, artes marciales, escalar montañas, etc.).
  1. Procura vivir en el presente y ser más positivo. El psicólogo Erich Endlich de Needham Massachusetts recomienda que por lo menos un minuto de cada día pienses en el momento actual. Dice que esto hace que aprecies lo que tienes. Que esto ayuda a disminuir la ansiedad y el estrés. Y que en el año nuevo procures evitar los pensamientos negativos y veas si hay otra forma de ver la situación para mejorar tu salud mental, que procures ser más optimista.
  1. Evita las dietas de moda. No funcionan. Si quieres mantener tu peso, de acuerdo a Charlotte Markey, profesora de psicología de la Rutgers University, vas a tener más éxito si piensas a largo plazo en comida saludable. Eso no quiere decir que jamás vas a comer la comida que te gusta, pero vas a elegir tu comida en una forma lógica, realista y lo vas a hacer en moderación.

Y recuerda que cuando se trata de tu salud, la información correcta es muy importante. Si tienes dudas, pregúntale a un profesional calificado. Con la información adecuada puedes tomar las decisiones correctas acerca de tu salud y la de tu familia y quizá puedas cambiar o mejorar tus resoluciones de año nuevo o te ayude a lograrlas o mantenerlas. No tienes que pertenecer a la lista de las personas que rompieron su resolución de año nuevo ¡Tú puedes lograr la tuya siguiendo las recomendaciones de los expertos!

Como siempre te recuerdo que, desgraciadamente, cualquier persona puede sufrir un accidente o enfermarse en cualquier momento y la cobertura de salud es muy importante para toda la familia. Ahora que el año está por empezar, si no lo haz hecho investiga tus opciones. Si vives en Estados Unidos, quizá podrías calificar con las opciones de cobertura médica para personas de bajos ingresos para Medi-Cal o Medicaid. Obtén información en una agencia de departamentos humanos de tu localidad. Si vives en California puedes obtener información en http://ift.tt/1EP95Al, en el resto del país visita http://ift.tt/17ALbuh

También puedes visitar el intercambio de seguros médicos de tu estado. En California puedes ir a www.CoveredCA.com/es o llamar al 1-800-300-0213. Los centros comunitarios de salud en tu comunidad podrían ayudarte a tener acceso a servicios médicos si no calificas para un programa de cobertura de salud, en California podrías encontrar un centro de salud enhttp://ift.tt/1GmllqG. Empieza el año nuevo con la tranquilidad de saber que tú y tu familia está protegidos. Aprovecho para desearte a y a tu familia un año nuevo lleno de salud, bendiciones, éxitos y felicidad.

 

Imagen © iStock / PeterHermesFurian



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La ruta hacia un corazón sano comienza en la cocina

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¿Cual es la mejor dieta para el corazón?

Dicen que la vía más rápida para conquistar al corazón es el estómago. Y si el refrán es verdad para los sentimientos, es verdad también para su salud. El mismo plato que te hace sentir contento y satisfecho, (además de cariño por quien lo preparó con esmero), influye directamente en el buen o mal funcionamiento de tu corazón. Así que el primer paso para cuidarlo es poner orden en la cocina y en la dieta.

¿Sabías que la enfermedad cardíaca es la principal causa de muerte en todo el mundo? La Organización Mundial de la Salud informa que el numero total de fallecimientos por esa condición en todo el mundo es de 7.5 millones cada año (las últimas estadísticas corresponden al 2008).  Con esa noticia, no puedes quedarte de brazos cruzados.  ¿Qué vas a hacer por el tuyo?

Te recomiendo que el primer paso sea cambiar tus hábitos alimenticios y te explico por qué. Comes a diario y varias veces al día. Lo que ingieres tiene una relación inmediata en tu peso, tu presión arterial, tus niveles de colesterol y de glucosa en la sangre, todos estos factores que influyen en la salud del corazón. Un cambio en tu dieta puede ayudarte a evitar que desarrolles una enfermedad cardíaca, y si ésta ya se ha desarrollado, a detener su avance y hasta a ayudar a revertirlo.

A continuación, te doy una serie de pasos sencillos para que cambies o mejores tus hábitos alimenticios:

1. Controla las porciones de los alimentos. Tan importante como lo que comes, es la cantidad de ese alimento que consumes, aunque sea sano. Un alimento saludable, si lo comes en exceso, también te hace engordar. No es lo mismo una tacita de arroz, que un plato repleto de arroz, aunque sea integral.  Para saber cuánto comes, puedes usar tazas y cucharas de medidas, y una pesa pequeña de cocina, para controlar las porciones. O, también puedes usar asociaciones con objetos comunes de la vida diaria para llenar tu plato, calculando las cantidades. La idea es que te sirvas porciones más reducidas. Por ejemplo:

  • El espacio que ocupa una pelota de béisbol, o tu mano cerrada en un puño, equivale  aproximadamente a una taza. ¿Puedes visualizar este espacio en el plato? Pues entonces llénalo con:
  1. Una taza de ensalada de hojas verdes (espinaca o lechuga romana)
  2. Una taza de zanahorias picaditas
  3. Una taza de manzana picadita (o media manzana)
  4. Una taza de sopa de verduras
  5. Una taza de cereal en hojuelas
  6. Una taza de fresas (frutillas) – o 12 frutillas
  • Una bombilla eléctrica puede servirte de guía para medir más o menos:
  1. ½ taza de puré de papas
  2. ½ taza de arándanos azules (blueberries)
  3. ½ taza de uvas
  4. ½ taza de helado
  5. ½ taza de arroz cocinado (de preferencia integral)
  • Un paquete de cartas puede ayudarte a medir
  1. Una porción de 3 onzas (85 gr) de carne asada
  2. Una porción de 3 onzas (85 gr) de pechuga de pollo

2. Reduce la cantidad de grasa saturada y de grasas trans de tu dieta

  • La mejor manera de hacerlo es disminuir las cantidades de grasas sólidas, como mantequilla, margarina o manteca, a la hora de cocinar o servir. Otra forma de hacerlo es eliminar toda la grasa de la carne que compres, o comprar carnes magras con menos de un 10% de grasa.
  • También puedes hacer otras sustituciones: en lugar de mantequilla o crema agria, usa yogur bajo en grasa para acompañar una papa (patata) asada, o mermelada baja en azúcar sobre una tostada de pan integral en lugar de margarina.
  • Revisa las etiquetas sobre todo de alimentos horneados como galletitas dulces, pasteles (tortas) y chips (papitas), que pueden contener grasas trans. ¿Cómo puedes identificarlas? Busca la frase “aceites parcialmente hidrogenados” en la lista de ingredientes.
  • Procura seleccionar las grasas saludables, como el aceite de oliva y el aceite de canola.

3. Aumenta tu consumo de frutas y vegetales. Son ricos en fibra, vitaminas y minerales y bajos en calorías. Te sugiero:

  • Sustituir tus postres por frutas o una ensalada mixta de frutas.
  • Si tienes ganas de una merienda, sírvete trocitos de apio o de zanahoria con aderezo de requesón.
  • Ten siempre un tazón de fruta cortada en la nevera (refrigerador, hielera) por si te da mucho hambre y no puedes esperar a la próxima comida.
  • Llena una cesta con frutas y exhíbela en la cocina. Así no se te olvidará consumirlas.
  • Prueba nuevas recetas con verduras como ingrediente principal. En Vida y Salud encontrarás una gran variedad de recetas de platillos saludables y deliciosos. Te invito a que los pruebes.
  • Recuerda que no todas las frutas y los vegetales son iguales. ¿A qué me refiero? No es lo mismo una ensalada de tomate natural que una sopa de tomate enlatada repleta de sodio y químicos (siempre lee las etiquetas). Evita comer verduras servidas con cremas muy espesas, fritas o empanizadas, frutas en lata con jarabe espeso (en almíbar) o frutas congeladas que tengan azúcar añadida.

4. Aumenta también el consumo de alimentos ricos en fibra. Aquí se incluyen los granos integrales (cereales, panes y pastas). Evita los productos refinados (harina, pan o arroz blancos).

5. Limita el consumo de sal. Ten presente que el máximo que se recomienda al día es el equivalente a una cucharadita de cocina, y que muchos alimentos ya la contienen. En su lugar, condimenta con hierbas y especias para que tu comida tenga sabor sin perjudicar la salud de tus arterias y tu corazón.

6. No te excedas con el alcohol. Una copa al día para las mujeres y dos para los hombres es lo que se considera “consumo moderado”.  No te pases. Y si no acostumbras a beber, mejor así. Resérvalo para ocasiones especiales e incluso en esos casos, hazlo con moderación.

El resto de mi receta consiste en lo siguiente: disfruta lo que comes. Esmérate en la preparación de tus comidas y saboréalas. Comer es parte de la vida y hacerlo saludablemente no debe representar un gran sacrificio. Combina tu nueva forma de comer con actividad física regular; procura controlar el estrés y verás qué bien vas a sentirte.  ¡Y nunca es demasiado tarde para empezar! Anímate y comienza hoy mismo.

 

Imagen © iStock / malerapaso

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2013.



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La verdad sobre la cruda o resaca

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¿Quieres evitar la cruda o resaca?

Lo más seguro es brindar y beber con moderación este Año Nuevo.

Está por terminar el año y para despedirlo y recibir al nuevo, abundarán las fiestas y las oportunidades para brindar y beber. Te recomiendo que lo hagas con moderación para que no pagues las consecuencias al día siguiente con una monumental resaca.

Con sidra, champán o con tu bebida favorita, seguro que vas a alzar tu copa para despedir al Año Viejo y recibir al Año Nuevo. ¡Pero que la alegría del momento no vaya a costarte cara unas horas después si te excedes en tu consumo de alcohol!

Olvida la excusa de que un día es un día

Lo ideal es que las personas beban en moderación (el equivalente a un trago al día para las mujeres y dos en el caso de los hombres). Además de hacerlas sentir más alegres y relajadas,  el consumo moderado de alcohol puede ser hasta beneficioso para la salud, ya que está relacionado con un menor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes y hasta cálculos biliares (en la vesícula).  Aunque haya fiesta y los demás beban más de la cuenta, no te justifiques con la excusa de que “un día es un día” para excederte, porque  aunque sean “unos cuantos tragos” pueden tener consecuencias serias para el organismo.

Estos tragos de más pueden causar un alteración importante en tu sistema nervioso central con cambios en el equilibrio químico del cerebro que resultan en dolores de cabeza, mareos y náuseas. Y como el alcohol es un diurético a menudo deja al organismo deshidratado. El precio que se paga a la mañana siguiente, es la temida resaca (o caña), esta incluye dolores de cabeza, fatiga, resequedad en la boca, malestar de estómago y hasta el sistema inmunológico debilitado.

Si eres mujer, debes tener todavía más cuidado. Los hombres tienen mayor porcentaje de agua en el organismo, por lo que la concentración de alcohol en su sangre será menor.  Aunque la mujer beba exactamente el mismo trago (la misma cantidad), la proporción de alcohol en su torrente sanguíneo será mayor y tendrá efectos más pronunciados.

Cómo disminuir los efectos del alcohol

Aunque se trate de una ocasión especial, como la despedida de año, lo mejor es limitarse. Pero si no puedes o no quieres sentirte restringido(a), es posible minimizar los estragos del alcohol siguiendo los consejos de los expertos de los Centros para el Control y Detección de Enfermedades (CDC) y de los Institutos Nacionales para la Salud (NIH) de los Estados Unidos:

  • Bebe lentamente y con el estómago lleno. El cuerpo necesita una hora aproximadamente para metabolizar cada trago. Así que tómate tu tiempo. Y no esperes a sentirte mareado(a) para ingerir algo de alimento. Lo ideal es comer antes de beber. Ten en cuenta que aunque cualquier tipo de alimento retrasa el proceso de la absorción del alcohol, los que contienen grasa son los más efectivos a la hora de evitar la resaca. Selecciona un trozo de pizza, carne, o un plato de pasta.
  • Para contrarrestar el efecto diurético del alcohol debes beber mucha agua. Evita deshidratarte tomando un vaso de agua entre trago y trago.
  • Pide los tragos en las rocas, con bastante hielo, y bébelos lentamente. A medida que el hielo se derrite, se diluye también el contenido del alcohol. Mientras más lentamente lo tomes, más tiempo tendrás de metabolizarlo y beberás menos alcohol.
  • Evita las bebidas carbonatadas (con gas), que según las investigaciones de la Universidad de Manchester, aumentan la tasa de absorción del alcohol en la sangre. La teoría es que el gas dentro de las burbujas acelera el proceso. En vez de las bebidas carbonatadas, mezcla el alcohol con agua o con jugo de frutas.
  • Escoge la bebida alcohólica que te cause menos efecto. Algunos prefieren el vino, pero recuerda que en el caso del vino tinto, contiene tanino, que puede causarte un severo dolor de cabeza al día siguiente si no te controlas.  Por lo general, la cerveza y los licores claros, como el vodka o la ginebra, causan menos estragos que los licores a base de malta, como el whisky.

Para aliviar la resaca

  • Evita el café y cualquier bebida con cafeína para no aumentar la deshidratación.  En su lugar, bebe agua (o una bebida deportiva) a sorbos para contrarrestar la pérdida de líquido y de electrolitos (especialmente si vomitaste la noche anterior).
  • Come bien al día siguiente. Comienza por algo ligero, una sopa o consomé, por ejemplo, galletitas o un puré de papas (patatas).
  • Descansa lo más que puedas. Aunque te sientas bien a la mañana siguiente, evita la actividad física extrema mínimo durante 24 horas.

Lo que no debes hacer

  • Beber más alcohol no mejora la resaca, como muchas personas creen equivocadamente. Eso la pospone. Los peores síntomas de la resaca aparecen cuando el nivel del alcohol en la sangre llega a cero. Si sigues consumiendo alcohol, solamente estarás postergando los síntomas. En vez de más bebidas alcohólicas, bebe agua.
  • Si te duele la cabeza, toma un analgésico, pero evita tomar acetaminofén (Tylenol). La combinación de ese ingrediente activo y el alcohol puede dañar al hígado.

Aun sabiendo las consecuencias, es posible excederse con la bebida de tal forma que ocurra una emergencia médica. Si alguien en la fiesta experimenta confusión, letargo, vómitos, convulsiones, respiración irregular, la temperatura de su cuerpo baja y la piel adquiere un color azulado, se trata de una emergencia médica y hay que acudir al hospital o llamar al 911 (o al número de emergencia del lugar en donde vives).  De igual forma, si una persona vomita varias veces o pierde el conocimiento después de beber en exceso, hay que buscar ayuda médica de inmediato para evitar la deshidratación o el daño cerebral.

Te deseo que la despida del año sea un acontecimiento feliz rodeado de tu familia y tus amigos. Celebra y si tomas bebidas alcohólicas, hazlo con moderación para que la alegría de la fiesta no se arruine con una resaca al día siguiente.

 

Imagen © iStock / WilleeCole

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2012.



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martes, 29 de diciembre de 2015

La fertilización in vitro, paso por paso

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Cuando una pareja tiene problemas para concebir un hijo, se pueden valer de técnicas de reproducción asistida. Una de ellas es la fertilización in vitro (FIV). Aquí te cuento de qué se trata este método de reproducción asistida, paso por paso.

El tener problemas para concebir un hijo puede ser una de las situaciones más estresantes para una pareja. Pero gracias a los avances de la ciencia, cualquiera que sea la causa de la infertilidad o de las dificultades para concebir, muchas veces pueden resolverse con las técnicas de reproducción asistida. Una de las más sofisticadas y costosas, se llama fertilización in vitro (FIV) y consiste en unir al óvulo y al espermatozoide de forma extrauterina, o en palabras simples, por fuera del útero para luego ser implantado dentro de la mamá y así dar inicio al embarazo.

La fertilización in vitro es lo que se conocía como “bebé de probeta” (“test tube baby” en inglés) que se realizó por primera vez en 1978. Se calcula que actualmente el 35% de las mujeres de 35 años o menores logran concebir un bebé utilizando la fertilización o fecundación in vitro. En algunos centros este porcentaje es mayor.

¿Cuáles son los pasos que se requieren para lograr una fertilización in vitro?

1.  Se estimula la producción de los óvulos mediante tratamientos hormonales. Lo normal es que la mujer libere un óvulo por cada ciclo menstrual, pero estos tratamientos con inyecciones hacen que se produzcan más óvulos para tener más “material” para poder hacer la fertilización artificial fuera del útero.

2.  Se retiran los óvulos en el momento en que están maduros y antes de que salgan de los folículos. Esta precisión requiere que tu médico siga muy de cerca tu ciclo menstrual y tu ovulación con pruebas de sangre y ultrasonidos. En el momento preciso, se da una hormona llamada hcG para ayudar a que maduren los óvulos. Cuando hayan madurado, pero antes de la ruptura de los folículos, los óvulos se extraen mediante una pequeña cirugía conocida como “aspiración folicular”. El procedimiento dura alrededor de 30 minutos y se hace bajo anestesia local o general, si la paciente así lo desea.

3.  Se prepara la muestra de espermatozoides de tu pareja o un donante (depende de si el problema de fertilidad es porque tu pareja tiene una cuenta baja de espermatozoides o la calidad del esperma es mala). Para esto, es necesario que tu pareja se masturbe en el consultorio médico, donde se acondiciona un cuarto especial con este propósito o se puede recoger la muestra en casa y se lleva en un recipiente estéril al médico o al laboratorio que la necesite para hacer la fecundación asistida. La muestra se somete a una evaluación y limpieza para eliminar los espermatozoides muertos o de mala calidad.

4.  Antes de que se cumplan 24 horas de la extracción de los óvulos, se realiza la fecundación. Para ello, se utiliza una placa en la cual el especialista pone un óvulo con alrededor de 10,000 espermatozoides. Esta placa se guarda en una incubadora por un día después del cual, se verifica que se haya producido la fecundación.

5.  Si se produjo la fecundación de los óvulos, como es natural, empiezan su división celular y se denominan embriones. Es entonces cuando se monitorean en el laboratorio durante un período que varía de 3 a 5 días para verificar que se están desarrollando bien antes de ser transferidos a la madre.

6.  Los embriones se transfieren a la madre mediante un catéter muy pequeño que se introduce por la vagina hasta llegar al cuello del útero (es similar a como se realiza una prueba de Papanicolau). Allí se depositan los embriones, por lo general, dos o más para aumentar las posibilidades de que la mujer quede embarazada. Hay que recordar que no todos los embriones prosperan, pero también, el hecho de tener varios embriones implica que existen más posibilidades de que exista un embarazo múltiple.

Si los embriones se implantan con éxito, la mujer empieza a sentir pronto los primeros síntomas del embarazo.

Luego de saber cuáles son los pasos que lleva una fertilización in vitro (FIV), te preguntarás, cuánto dura el proceso. La respuesta: entre cuatro y seis semanas. Pero es posible que se necesite más de in intento para lograr el éxito. Debes prepararte con mucha paciencia y tomar el proceso con calma. Habla con tu médico y tu pareja sobre las expectativas que hay de que llegue a buen término el proceso.

Se sabe que los resultados de la fertilización in vitro (FIV) cambian drásticamente según el problema de fertilidad de la pareja y de acuerdo a su edad. En general, se habla de un 35% de probabilidad de embarazo por fertilización in vitro en promedio, aunque el porcentaje es más elevado entre más joven sea la mujer.

Recuerda que la fertilización in vitro (FIV) es un tratamiento costoso y que debes evaluar bien tu caso junto con tu médico antes de tomar la decisión de someterte a él. Por ser costoso, se estima que sólo el 5% de las parejas con problemas para concebir, deciden seguir este método. De cualquier manera, es una alternativa que les ha proporcionado a muchas parejas en el mundo la gran alegría de ser padres.

 

Imagen © iStock / skyman8

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2013.



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DHEA (Dehidroepiandrosterona): ¿Tratamiento contra el envejecimiento?

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El DHEA es la abreviatura de una hormona que secretan las glándulas suprarrenales, su nombre completo es dehidroepiandrosterona y el cuerpo lo usa para producir la testosterona y los estrógenos, o sea, las hormonas sexuales. Lee un poco más y conoce el fantástico juego que juegan las hormonas en nuestro organismo para mantenernos vivos y sanos, específicamente el DHEA. Cómo se usa, se aplica, para qué sirve y cómo lo utilizamos para mantenernos sanos.

Las glándulas suprarrenales se encuentran en la parte superior de los riñones. Está íntimamente relacionada con lo sexual, por lo que su nivel más alto es a los 25 años (es cuando hay más DHEA en nuestro cuerpo) y a medida que vamos envejeciendo, los niveles empiezan a bajar (también parecen bajar cuando estamos deprimidos) Para que te des una idea, los adultos de más o menos 70 años tienen como 80% menos DHEA que la gente joven.

Por este mismo motivo, muchos investigadores han querido asociar el DHEA con tratamientos contra el envejecimiento sin tener aún resultados definitivos, en la Clínica Mayo, por ejemplo, se examinaron suplementos comerciales de DHEA usados por un grupo de adultos mayores durante dos años y no se encontró mejoría en su calidad de vida, en su masa muscular, en sus niveles de insulina, ni en su desempeño físico.

La hormona también se ha usado para aumentar el tono muscular en los atletas o en la gente que practica deportes pero actualmente se ha prohibido por la Asociación Atlética Colegial Nacional (National Collegiate Athletic Association o NCAA) y los médicos creen se puede asociar a varios problemas de salud.

Los estudios realizados hasta la fecha son mixtos en relación a la habilidad del DHEA de ayudar en casos de osteoporosis, disfunción eréctil y lupus, por ejemplo, en algunas personas, pero se necesitan más estudios para corroborar su eficacia.

De hecho, hay una planta, el ñame silvestre, que contiene también DHEA y que suelen promover como una especie de “DHEA natural” pero al parecer no tiene el mismo efecto en el cuerpo humano como para que se pueda sintetizar y realmente se puedan aumentar los niveles de DHEA en la gente.

Así que aparentemente, esta hormona no beneficia ni retrasa el paso de los años en las personas mayores. No se recomienda que se use para retrasar el envejecimiento y nunca debes suplantar una vida saludable, con un peso adecuado, una alimentación sana y balanceada, practicar algún deporte y en general, cuidar tu salud.

Entonces, ¿para qué sirve?

Hay varios estudios que han hallado que el DHEA es posiblemente eficaz para ayudar a combatir la esquizofrenia.

Un estudio que se llevó a cabo en 2004 en Suecia, encontró que un tratamiento con pequeñas dosis de esta hormona ayudaba a las mujeres con lupus a mejorar su salud mental, su bienestar general y su libido. Aunque los estudios son prometedores, todavía necesitamos mas investigación para confirmar que la evidencia es sólida para su uso en el lupus. Lo mismo es cierto en lo que se refiere al tratamiento de la enfermedad de Alzheimer.

La depresión se encuentra en el mismo dilema: mientras algunos estudios sugieren que el DHEA podría ayudar, todavía se requieren más estudios para confirmarlo. Como en el caso de otros suplementos, pero especialmente porque se trata de un precursor a una hormona, no se recomienda que lo tomes sin recomendación y supervisión médica.

No hay suficiente evidencia que apoye y de hecho la evidencia es dudosa de que el DHEA ayude en casos de: insuficiencia suprarrenal, de problemas con el funcionamiento sexual, los síntomas o trastornos de la menopausia, del VIH/SIDA, del Síndrome de Fatiga Crónica, de las enfermedades del corazón, de la osteoporosis, de la infertilidad, de la disfunción eréctil, la diabetes, la enfermedad de Parkinson o del envejecimiento de la piel.

Y la evidencia científica actualmente demuestra que probablemente no funciona en la fibromialgia, ni para mejorar la fortaleza muscular, ni la memoria. Para todo esto se necesitan más estudios. Quizá halla algunos estudios preliminares que sugieran algo, pero para todas estas condiciones se requieren más estudios que lo confirmen.

¿Es segura?

Aparentemente usar DHEA por periodos cortos es seguro, pero no se sabe a ciencia cierta qué efectos puede tener por periodos más prolongados.

Puede causar hirsutismo en las mujeres (exceso de vello que puede aparecer sobre los labios, en la barbilla o en el pecho) y para saber esto, es necesario medir el sulfato de dehidroepiandrosterona y así determinar si esta hormona es la que está causando las características viriles en el cuerpo de la mujer o si debe a una enfermedad de las glándulas suprarrenales, de la hipófisis, etc.

El DHEA también puede causar en las mujeres: piel grasosa, cambios en el tono de voz (más profunda), caída del cabello (especialmente en la parte superior de la cabeza, aumento de peso en el área de la cintura, menstruaciones irregulares y senos pequeños. En los hombres: puede causar calvicie, disminución en el tamaño de los testículos, agresión, acné. En ambos: problemas para dormir, dolor de cabeza, picazón en la piel o náuseas, además puede afectar los niveles de la insulina, del colesterol bueno y de otras hormonas.

El problema principal, es que falta mucha información sobre los efectos a largo plazo de tomar DHEA y algunos científicos sospechan que pueda asociarse con un aumento en el riesgo de desarrollar cáncer en los ovarios, cáncer en los senos, cáncer en los testículos o cáncer en la próstata. Por eso, no se recomienda tomarla sin supervisión médica. Pero recuerda que aún con supervisión, como no tenemos la información, eso no te protege.

También puede elevar la presión arterial, así que si estás tomando algún medicamento para regular la presión arterial, debes estar alerta. Como puede tener interacciones,  debes tener precaución si estás tomando antidepresivos, bebes alcohol,  tomas anticonceptivos en pastillas, corticosteroides, cortisona o esteroides, anticoagulantes, morfina e incluso si consumes alimentos con soya. Si tienes problemas en el hígado los puede empeorar.

Es delicado usarla en mujeres durante el Síndrome Premenstrual, en pacientes con problemas de tiroides, del corazón o con trastornos alimenticios. Como afecta los niveles hormonales, no se recomienda tomarla durante el embarazo o la lactancia tanto por la salud de la madre, como los riesgos que puede implicar para el bebé.

Las dosis varían, pero normalmente no se recomienda tomar más de 500 miligramos diarios.

En conclusión. Si bien es cierto que los niveles de DHEA disminuyen con la edad, y que los niveles bajos de DHEA se han asociado con osteoporosis y algunas otras condiciones relacionadas al envejecimiento, no se ha demostrado que la disminución del DHEA cause estas condiciones ni que el dar DHEA las prevenga ni las mejore. Por otro lado, sabemos que el DHEA es un precursor hormonal que puede tener muchos efectos secundarios (incluyendo aumentar el riesgo de varios tipos de cáncer) y varias interacciones y no conocemos todos los efectos a largo plazo. Ten mucha precaución antes de tomarlo, habla con tu médico y nunca lo tomes sin su supervisión.

 

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No te apresures a darle alimentos sólidos a tu bebé

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Si te sientes presionada para darle alimentos sólidos a tu bebé por lo que te dicen otras madres, o simplemente porque crees que tu bebé los necesita, no te apresures. La leche materna es el alimento más completo y el único que tu bebé requiere durante los primeros seis meses de vida. Si le das leche de fórmula, no le agregues cereal. Su sistema digestivo aún no está listo para digerir otros alimentos.

Es probable que te hayan dicho que si tu bebé menor de seis meses no duerme toda la noche, es que tiene hambre. No faltará quién te aconseje que le empieces a dar alimentos sólidos para que se vaya a la cama satisfecho(a) y tú puedas dormir. También hay personas que te darán su opinión y dirán con propiedad: “ ¡Ya es hora de que le des de comer!”. Lo que esas personas no saben es que la leche materna es el único alimento que tu bebé necesita durante los primeros seis meses de edad. Es el alimento perfecto para su sistema digestivo que aún no ha madurado lo suficiente para digerir otros alimentos.

Sin embargo, de acuerdo a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés), al menos el 40% de los padres no están siguiendo el consejo de no darle alientos sólidos a sus bebés antes de los seis meses. La investigación realizada por esta organización también encontró que los bebés alimentados con leche de fórmula son los que, por lo general, empiezan a comer alimentos sólidos cuando aún no están listos.

Así como para poder bailar hay que saber caminar, de la misma manera debes observar el desarrollo de tu bebé y no adelantarte a darle alimentos sólidos por más que otros te lo sugieran o pienses que la leche materna o la leche de fórmula no son suficientes, cuando sí los son. Es un error pensar que los alimentos sólidos son mejores y más ricos en nutrientes y en calorías. Por el contrario, pueden causar daño si se dan antes de tiempo. Por ejemplo, pueden acortar el tiempo de la lactancia, lo cual priva a tu bebé de que reciba nutrientes indispensables y anticuerpos que sólo se encuentran en la leche materna.

Además, introducir alimentos sólidos antes de tiempo en la dieta de tu bebé se ha relacionado con el desarrollo de condiciones como la obesidad, la enfermedad celíaca, la diabetes y el eczema.

Pero a pesar de todo esto, muchas madres y padres se apresuran a darle cereal a sus chiquitos cuando ni siquiera han cumplido los 4 meses. Esto es un error, pues no sólo su sistema digestivo aún no ha madurado sino que a esa edad no pueden sentarse por sí mismos o sostener su cabeza, algo que se necesita para poder tragar sólidos.

Es importante que estés alerta a las señales que te da tu bebé. Observa si puede sentarse y sostener su cabeza; si demuestra algún interés en lo que tú estás comiendo. Si es así, puedes consultar con tu pediatra sobre los alimentos que puedes empezar a darle poco a poco. Y recuerda que estos alimentos no sustituyen a la leche materna o a la leche de fórmula, sino que la complementan.

Curiosamente, el análisis realizado por los CDC encontró que la mayoría de las madres que le dan alimentos sólidos a sus bebés antes de tiempo son aquellas que no amamantan, que no tienen pareja, que son muy jóvenes y que tienen menor educación.

Recuerda que introducir alimentos sólidos es un proceso lento que debe respetar el desarrollo de tu bebé. Debes siempre consultar con tu pediatra y seguir tu instinto antes de escuchar lo que otros digan al respecto. La salud de tu bebé es lo más importante.

 

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Cómo encontrar un oftalmólogo y qué preguntarle en tu primera cita

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La atención y el vínculo que establezcas con tu médico pueden ser parte del éxito del tratamiento. Aquí te contamos algunos aspectos que deberías tener en cuenta a la hora de elegir a tu oftalmólogo y algunas preguntas que no deberías dejar de hacerle durante la primera cita.

Cada vez que vas al médico establece y fortalece una relación con el profesional que está al cuidado de tu salud.  La manera en que recibes el cuidado y la atención puede formar parte del éxito o el fracaso de tu tratamiento. Por eso, buscar al médico o especialista que se ajuste a tus necesidades y expectativas no es sólo cuestión de mirar en la lista de profesionales que trabajan en un seguro de salud o en un centro de atención, y mucho menos el que tenga la publicidad más atractiva. (Aquí y aquí puedes ver nuestra guía de especialistas por condición.)

Esto se aplica para todo tipo de profesionales, incluido el que se ocupará de la salud de tus ojos. Por eso, aquí encontrarás algunos aspectos que deberías tener en cuenta a la hora de elegir a tu oftalmólogo u oftalmóloga y algunas preguntas que debes hacerle durante la primera cita.

Si todavía no tienes un oftalmólogo o no sabes con quien atenderte, puedes pedir ayuda y referencias a:

  • Familiares y amigos, que pueden compartir su experiencia con los oftalmólogos o con los centros de salud visual que ellos han consultado.
  • Tu médico general o el de alguna otra especialidad con quien ya te atiendas y a quien le tengas confianza, que posiblemente conozca y pueda recomendarte algún oftalmólogo que trabaje en tu área o en tu ciudad.
  • En el departamento de oftalmología u optometría de un hospital local o de un centro médico universitario. También puedes llamar a la asociación oftalmológica u optométrica en tu localidad, que podrán darte referencias de los profesionales que atienden en tu zona.
  • Luego, comunícate con tu seguro médico y averigua cuales son los oftalmólogos que participan en tu plan de salud o en qué centros tienes cobertura para atender cuestiones relacionadas con la vista.

Una vez que lo hayas elegido, tal vez te sirva anotar algunas preguntas que no querrás olvidarte de hacer durante la primera cita. Por ejemplo:

  • ¿Cuál es mi diagnóstico? ¿Qué es lo que me está provocando el problema que tengo en la vista y qué lo causó?
  • ¿Puede afectar mi visión ahora y/o en el futuro, debo estar atento a la aparición o evolución de algún síntoma en particular y avisarle si ocurre?
  • ¿Debo cambiar algo en mi estilo de vida?
  • ¿Cómo puedo tratar este problema?, ¿cuál es el tratamiento que debo seguir?
  • ¿Cuándo debo empezar mi tratamiento y cuánto tiempo durará?
  • ¿Cuáles son los beneficios y cuáles los riesgos y efectos secundarios asociados a este tratamiento?
  • ¿Hay alguna comida, medicamento o actividad que debo evitar mientras esté siguiendo este tratamiento?
  • ¿Qué debo hacer si se me olvida tomar una dosis? (en el caso de que tu tratamiento incluya tomar medicinas)
  • ¿Debo hacerme algún tipo de examen?, ¿qué resultados debo esperar de estos exámenes?
  • ¿Tengo que hacer algo en particular para prepararme para alguna o varias de estas pruebas?
  • ¿Qué efectos secundarios o riesgos tienen estos exámenes?
  • ¿Necesitaré más pruebas en el futuro?
  • ¿Hay otros tratamientos disponibles?

Ahora bien, recuerda que ninguna de estas preguntas sirve en absoluto si tú no entiendes las respuestas. A veces, sin darnos cuenta, los médicos usamos términos difíciles que los pacientes no conocen o no entienden. Entonces, no te avergüences y vuelve a preguntar, pregunta y pregunta hasta que te quede en claro qué es lo que tu médico o el profesional de salud que te esta atendiendo te está diciendo, para poder saber qué es lo que te está pasando y cómo debes actuar cuando salgas del consultorio.

Esto es fundamental ya que, así como es importante la atención del profesional, de igual modo es esencial la participación activa que tengas tú para cuidar y mejorar tu salud. Te puede ayudar anotar las recomendaciones que te haga el médico, para no olvidarte tan pronto llegues a tu casa, o pídele a un amigo o a un miembro de tu familia que te acompañe y lo haga por ti.

También puedes pedirle a tu oftalmólogo que te dé las instrucciones por escrito, y si te dice que tienes alguna enfermedad en particular, pídele algún folleto informativo o que te diga en dónde puedes obtener más información confiable para aprender más sobre ella.

Si el problema es que no terminas de comprender el idioma en el que habla tu médico, pregúntale adónde puede obtener más información en tu propio idioma o si hay algún otro profesional en la oficina que pueda ayudarte para que entiendas. A veces, hay otros profesionales como los farmacéuticos que tal vez hablen tu idioma y también puedes preguntarles, una vez que salgas del consultorio (obviamente esto no es lo ideal).

Así, cada cual pone lo suyo en esta relación médico-paciente, y el vínculo se volverá cada vez más fuerte: el médico debe ofrecer su experiencia, compartir sus conocimientos y brindarte todo el asesoramiento que necesites, y tú -como paciente- debes tener siempre presente que se trata de tu propio cuerpo y que no existe una cura milagrosa, por el contrario, la medicina puede ayudarte a sanar y sentirte bien, pero la forma en que te cuides, tus hábitos y tus acciones, todos pueden afectar y son fundamentales para recuperar y mantener una buena salud.

 

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Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2013.



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lunes, 28 de diciembre de 2015

¿Tiene algún efecto en tu peso el horario en el que comes?

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¿Alguna vez te has preguntado si el horario en el que comes puede afectar tu peso? Si tu respuesta es no, tal vez sea el momento de comenzar a hacerlo, pues una investigación española ha encontrado que almorzar tarde podría hacer más difícil la pérdida de peso. Sigue leyendo y descubre más detalles.

¿Eres de los que prefiere almorzar temprano y abundante o de los que comen poco al mediodía y tienen la cena por comida principal? Las costumbres alimenticias son distintas en cada cultura y cambian de una persona a otra. Lo mismo ocurre con el horario en el que comemos: hay quienes siempre lo hacen a la misma hora y los que lo hacen cuando pueden. Pero, ¿es lo mismo comer a una hora u otra? Especialmente la pregunta es cuando queremos perder peso.

Una investigación reciente que ha sido publicada en la revista International Journal of Obesity, indica que almorzar temprano ayudaría a las personas obesas que desean bajar de peso. Por el contrario, las personas que almuerzan después de las tres de la tarde, podrían obtener peores resultados a la hora de hacer dieta.

Para llegar a estos hallazgos, unos científicos españoles analizaron a 420 adultos obesos o con sobrepeso, que participaron en un programa de cinco meses para perder peso, acompañado por sesiones de terapia de grupo con asesoramiento sobre nutrición y ejercicios, que además midieron y registraron datos acerca de la dieta, el peso y la actividad física.

Por ejemplo, a los participantes se les pidió que consumieran una dieta mediterránea tradicional, que incluye bastante pescado, aceite de oliva, verduras y granos integrales, pero poca carne roja y mantequilla, pero no les dijeron nada sobre el horario de sus comidas.

Al finalizar el programa, los investigadores encontraron que los que comían el almuerzo tarde perdieron alrededor de 25 por ciento menos peso que los que usualmente almorzaban antes de las 3 de la tarde.

En detalle, la mitad del grupo que usualmente almorzaba después de las tres de la tarde perdió casi 8 kilos (17 libras) en promedio, mientas que los que lo hacían antes perdieron alrededor de 10 kilos (22 libras). Por el contrario, no hubo evidencia de que el momento en que los participantes tomaban el desayuno o la cena afectara su pérdida de peso.

Si bien no se sabe con certeza por qué un almuerzo tardío podría relacionarse con una pérdida de peso más lenta, una posibilidad es que al menos algunos de los que comen el almuerzo tarde esperan demasiado tiempo entre comidas, lo que podría tener efectos sobre el metabolismo. Por ejemplo, el grupo que comía el almuerzo tarde tenía más probabilidades de comer un desayuno ligero o de no desayunar en absoluto.

De todos modos, hay que tener en cuenta que este estudio ha sido desarrollado con personas que residen en España, donde el almuerzo es la comida principal. Por eso, se desconoce si estos resultados también se aplicarían en otros lugares como en los Estados Unidos, por ejemplo, en donde para la mayoría de las personas, la cena es su comida principal.

Lo que sí parece quedar demostrado es que el horario en el que se come es importante para mantener un plan alimenticio saludable, entre otras cosas, aunque aún faltan más datos para conocer si produce efectos diferentes cuando se busca la pérdida de peso.

Y tú ¿a que hora tomas tu almuerzo?  Si quieres seguir un plan alimenticio saludable para bajar de peso, especialmente si estás teniendo dificultad para lograrlo, considera consultar con un dietista certificado o con tu médico para que te indique que es lo más apropiado para ti.

 

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Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2013.



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El ejercicio: una forma estupenda de fortalecer huesos y articulaciones

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Los problemas en las articulaciones son muy comunes en los adultos, sobre todo en la tercera edad, ya que estas se gastan con el paso del tiempo y pueden causar dolor. Un consejo para disminuir el efecto del paso de los años es hacer ejercicio. Descubre qué tipo de  actividad es mejor para mantener tus articulaciones fuertes y sanas.

“Los años  no vienen solos”, dice el dicho popular. Y el cuerpo lo sabe muy bien. Es frecuente, por ejemplo, que con el paso del tiempo aparezcan dolores en las articulaciones y nos cueste más trabajo hacer ciertos movimientos que de niños nos resultaban tan sencillos y naturales.

La articulación se encuentran en donde se unen dos o más huesos, como la rodilla, la cadera, el codo o el hombro. Esta puede dañarse por muchos motivos, como la artritis o su uso continuo, que hace que se desgaste y cause dolor, rigidez e inflamación.

Afortunadamente, aunque no podamos detener la rueda del tiempo, hay dos acciones que si podemos tomar para demorar sus efectos en la salud: una alimentación sana y una rutina de ejercicios. Por ejemplo, la actividad física regular te ayuda a:

  • Mantener la densidad de los huesos a medida que envejeces.
  • Disminuir el dolor en las articulaciones.
  • Evitar esos kilos o libras de más que pueden ejercer más peso sobre las articulaciones.
  • Mantener el equilibrio y, de ese modo, evitar caídas que puedan dañar tus huesos y tus articulaciones.

Y si de ponerse en movimiento se trata, hay algunas actividades que son más efectivas que otras para mantener las articulaciones sanas y protegidas. Toma nota:

  • Ejercicios de fortalecimiento: tener músculos más fuertes ayuda a hacer más lenta la pérdida de la densidad ósea y prevenir la osteoporosis, así como a proteger las articulaciones. Se pueden hacer usando pesas, máquinas, bandas o simplemente el peso de tu propio cuerpo. Pero hay que hacerlos bien para que no te lastimes y para que obtengas los beneficios.
  • Ejercicios aeróbicos: están diseñados para aumentar la circulación de oxígeno en tu cuerpo. Pueden ser de fuerza o resistencia, como subir escaleras, bailar o caminar, o más livianos, como montar en bicicleta o nadar. Los primeros aceleran el ritmo cardíaco y te ayudan a mantener los huesos fuertes y las articulaciones saludables mientras que los segundos salen al rescate de los músculos, el corazón y los pulmones, aunque no son la mejor opción para reforzar los huesos.
  • Ejercicios de flexibilidad y equilibrio: te ayudan a mantener la capacidad de los movimientos. Por ejemplo, puedes hacer estiramiento, yoga o Tai Chi, al menos tres veces por semana, teniendo cuidado de no estirarte demasiado y de precalentar el cuerpo unos minutos antes, para evitar lesiones.

Los ejercicios en el agua también han demostrado ser efectivos para fortalecer los músculos y evitar caídas. Pero sea cual fuere el que elijas, recuerda que siempre debes consultar con tu médico antes de iniciar cualquier rutina nueva de ejercicios, para que pueda orientarte y advertirte si es que debes evitar algún tipo de movimientos o actividad si tienes alguna condición de salud.

Asimismo, aprende a distinguir el “dolor sano” de un dolor por una lesión, para evitar problemas. Desde luego, empieza poco a poco, sin exigirte de más, y agrega más intensidad sólo después de un tiempo, cuando tu cuerpo esté listo para avanzar.

Con estos datos, ya estás preparado para combatir el paso del tiempo. ¿Qué esperas para ponerte en acción? Es la clave para fortalecer tus huesos y tus articulaciones.

 

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Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2013.



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Crocante de fruta tradicional

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Usa cualquier fruta fresca o congelada que tengas a la mano para hacer este delicioso crocante tradicional. La cobertura crocante típica se hace con media taza de mantequilla—la nuestra tiene tan sólo un poco de aceite de canola y, para darle sabor, almendras picadas, que están repletas de grasas monoinsaturadas saludables. Nuestra receta vegetariana es rica en fibra y vitamina C y baja en calorías, colesterol, grasas saturadas y sodio. Este postre es apto para diabéticos, saludable para el corazón y ayuda a mantener un peso saludable. 

Tiempo de preparación: 10 minutos

Tiempo de principio a fin: 40 minutos

Ingredientes:

  • 2 ½ tazas, fruta fresca o congelada, como arándanos, duraznos, ciruelas
  • 1 cucharada azúcar granulado
  • 3 cucharadas harina integral o harina común, en mitades
  • 1 cucharada jugo de naranja
  • ½ taza avena arrollada (avena tradicional, no de la instantánea)
  • ¼ taza almendras picadas, o nueces pacanas
  • 3 cucharadas azúcar moreno
  • ¼ cucharadita canela molida
  • 2 cucharadas aceite de canola

Preparación:

  1. Precalienta el horno a 400 °F / 205 °C.
  2. Mezcla la fruta con el azúcar granulado, 1 cucharada de harina y jugo de naranja. Divide en cuatro ramequines adecuados para horno de 6 onzas / 170 gr. Mezcla la avena, las nueces, el azúcar moreno, las 2 cucharadas restantes de harina y la canela. Rocía con aceite y mezcla para integrar. Espolvorea sobre la mezcla de frutas. Coloca los ramequines en una fuente para horno.
  3. Hornea hasta que la fruta burbujee y la cubierta está dorada (de 20 a 25 minutos). Deja reposar durante por lo menos 10 minutos antes de servir.

Rinde: 4 porciones

Por porción: 232 calorías; 10 g grasa (1 g sat, 6 g mono); 0 mg colesterol; 36 g carbohidratos; 11 g azúcares añadidos; 3 g proteína; 4 g fibra; 1 mg sodio; 151 mg potasio

Extra nutricional: Vitamina C (18% del valor diario)

Equivalente a:  1 fruta, 1 otro carbohidrato, 2 grasas

Opciones de Carbohidratos: 2

 

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Imagen: Ken Burris

Exención de responsabilidad sobre las escalas: Las recetas de EatingWell se prueban en forma general en el laboratorio de cocina de EatingWell. EatingWell no puede garantizar que una receta se haya medido para una cantidad de porciones diferente de la original. Observe también que la determinación de las escalas corresponde solo a las medidas de los ingredientes: no se hacen ajustes a las instrucciones de la receta; por lo tanto, el tamaño de las sartenes, los tiempos de cocción y las cantidades de los ingredientes que se mencionan en el texto de la receta solo corresponden a la cantidad original de porciones.



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viernes, 25 de diciembre de 2015

¡Feliz Navidad!

Woman with a Christmas gift

La Doctora Aliza y todo el equipo de Vida y Salud te deseamos una feliz y muy saludable Navidad repleta de sorpresas gratas y deseos cumplidos. 

Gracias por ser parte de nuestra familia.

 

 

Imágen © iStockphoto.com / andresr



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15 consejos para que controles tu diabetes en la temporada de fiestas

Holiday Diet

En las fiestas navideñas y de Año Nuevo que se avecinan, ¿quién no come un poco de más por mucha fuerza de voluntad que tenga? Pero si padeces de diabetes, es mejor que aprendas algunos trucos para que puedas disfrutar de tus platos tradicionales favoritos sin poner en riesgo tu salud.

La Navidad y la llegada de un Nuevo Año es una época de alegría, de fiestas, de reuniones familiares… y de atracones. Pero eso no significa que tengas que privarte de la diversión si tienes diabetes. Lo importante es que te prepares, que sepas lo que puedes comer sin peligro y lo que debes evitar. Oriéntate con estos consejos del Programa Nacional de Educación Sobre la Diabetes en Estados Unidos (NDEP por sus siglas en inglés).

Si te invitan a una fiesta o reunión

1. Come una merienda o refrigerio saludable antes de salir. Si te vas de fiesta con el estómago vacío, es más difícil que puedas controlarte.
2. Haz un plan. Ya en la fiesta, examina las opciones antes de servirte, y haz una nota mental de lo que vas a comer y en qué cantidad. Elige los alimentos sanos y sírvete porciones pequeñas, que se ajusten a tu plan mental.
3. Si es una comida tipo bufét, sírvete tu plato y aléjate de la mesa para evitar tentaciones.
4. Evita los alimentos como pavo o carnes con salsa, o jamones glaseados. Elige carnes magras y, si seleccionas el pollo o el pavo, no te olvides quitarles la piel.
5. Elige platillos acompañantes y verduras que no tengan salsas o aliños a base de mantequilla, crema, azúcar o mayonesa. Lo mejor son las verduras frescas o congeladas bajas en sodio con salsas ligeros.
6. Saborea la comida. Si comes despacio, reduces la posibilidad de comer más de la cuenta.
7. Toma agua. Es sana y no tiene calorías. Segunda opción: bebidas con pocas calorías, como agua carbonatada, té sin azúcar o refrescos dietéticos.
8. No bebas alcohol, a no ser que tu médico te lo permita. Si te lo autoriza, bébelo junto con la comida.
9. A la hora de los postres, aléjate de las tartas y pasteles con alto contenido de grasa, colesterol y azúcar. Es mucho más saludable comer frutas frescas.
10. Concéntrate en tu familia y tus amistades y en las actividades de la fiesta, no en la comida.
11. Sal a caminar después de la comida. Si hay baile en la fiesta, hazlo. Es una forma magnífica de quemar calorías.

Si tú eres la anfitriona

12.  Si vas a servir carnes, cocínalas  al horno o a la parrilla. Evita los alimentos fritos.
13. Aumenta la cantidad de fibra. Como acompañantes a los platos principales, sirve panes integrales, vegetales, leguminosas (frijoles, habichuelas o porotos; habas, guisantes, chícharos o arvejas; garbanzos, etc.)
14. Aligera las salsas y aderezos. Usa mayonesa, aliño, crema agria, etc. bajas en grasa.
15. Sirve frutas frescas o enlatadas (que no tengan azúcar agregada), en lugar de pasteles (tortas) y helados. O transforma un postre alto en calorías, sustituyendo la leche entera por leche descremada o baja en grasa.

No dejes que la diabetes te impida tomar parte de las festividades. Si decides de antemano lo que vas a comer, no tienes que convertirte en un aguafiestas, que cuestiona cada bocado que se lleva a la boca. Como ves, la clave es hacer un plan definido, servirte alimentos sanos en porciones pequeñas… y no repetir. Y todo eso es posible con un poco de control y de fuerza de voluntad.

 

Imagen © iStock / JulNichols

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2012.



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¿Es necesario esperar para comer después de inyectarte insulina?

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Si tienes diabetes tipo 2 y te inyectas insulina, probablemente te hayan dicho que necesitas esperar unos 20 minutos para comer después de inyectarte. Un estudio alemán afirma que no es necesario. ¿Qué hay de cierto? 

Muchos diabéticos del tipo 2 necesitan inyectarse insulina antes de comer. Hay distintos tipos de insulina, de acción más o menos rápida en el organismo. Las personas que se inyectan la insulina simple de acción corta (insulina humana), por lo general deben esperar unos 20 minutos para comer después de inyectarse para que la hormona tenga tiempo de actuar y así evitar subidas rápidas de la glucosa (azúcar) en la sangre. Pues bien, un estudio realizado en Alemania y publicado en Diabetes Care, afirma que esa espera no es necesaria. ¿Será cierto?

Veamos lo que descubrieron los investigadores alemanes al evaluar a aproximadamente 100 pacientes con diabetes tipo 2. Durante 4 semanas, a un grupo de 49 de esos pacientes, se le indicó esperar unos 20 minutos para comer después de inyectarse la insulina humana.  Al cabo de ese tiempo, se les pidió a los participantes que comieran inmediatamente después de la inyección, repitiendo el proceso durante 4 semanas también. Un segundo grupo de 48 pacientes hizo lo mismo pero a la inversa, comiendo inmediatamente después de la inyección durante 4 semanas y esperando unos 20 minutos durante las 4 semanas restantes.

Mediante una prueba de sangre que mide los niveles promedio de glucosa con el paso del tiempo, los investigadores encontraron que todos los participantes tuvieron por lo general, niveles de glucosa en la sangre más altos de lo ideal, pero la diferencia en esos niveles entre los períodos en los que esperaron o no para comer después de inyectarse la insulina resultó en un insignificante 0.08 por ciento.

Los participantes también reportaron aproximadamente el mismo número de episodios de niveles altos de glucosa entre los dos períodos de espera, y alrededor del 87 por ciento de ellos afirmaron que preferían no tener que esperar esos 20 minutos antes de comer.

Los resultados del estudio implican que muchos pacientes podrían optar por cambiar de un tipo de insulina de acción rápida, más costosa y que no requiere tiempo de espera para comer, a la insulina simple de acción corta, más económica. Además, al no tener que contar los minutos, el tratamiento se hace mucho más fácil para el diabético. A pesar de eso, los investigadores recomiendan que no se haga ningún cambio en la rutina habitual sin consultar antes con el médico y advierten también que estos resultados no se aplican a los pacientes de diabetes tipo 1, cuyos páncreas producen muy poca o ninguna insulina.

Independientemente del tiempo de espera, la Asociación Americana de la Diabetes recomienda lo siguiente al inyectarte insulina:

  • Recuerda que las inyecciones de insulina actúan más rápidamente si las aplicas en el abdomen y lo hacen más lentamente si se aplican en los muslos o en los glúteos.
  • Evita inyectarte la insulina en el mismo sitio siempre, pero debes mantenerte en la misma zona del cuerpo (cambia de sitio alrededor del abdomen, o del muslo, por ejemplo).
  • Si te inyectas siempre en el mismo sitio, pueden formarse bultos duros o depósitos de adiposidad. Además de antiestético, la acción de la insulina se dificulta.
  • Si tienes duda en dónde aplicarte la insulina, consulta con tu médico.

¿Te sería más sencillo tu tratamiento si no tuvieras que esperar? Por supuesto que es mucho más fácil no tener que estar pendiente del reloj para sentarte a la mesa y muchas veces, no es práctico. Pero hazle caso a los expertos y no hagas ningún cambio en tu terapia de insulina sin consultar antes con tu médico.

 

Imagen © iStock / villiers

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2013.



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jueves, 24 de diciembre de 2015

Infórmate sobre el cáncer colorrectal y aprende a evitarlo

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Como su nombre lo indica, el cáncer del colon y del recto es el que se forma en el intestino y en el recto. Es una enfermedad que puede afectar tanto a los hombres como a las mujeres y es uno de los cánceres de mayor incidencia a nivel mundial, que cada año afecta a más de un millón de personas. Lo positivo que debes tener en cuenta es que, si este cáncer se detecta a tiempo, es posible controlarlo, tratarlo y eliminarlo. Lo malo es que sus síntomas muchas veces no aparecen hasta que el cáncer está muy avanzado. Por eso es importante que aprendas más sobre el cáncer colorrectal para que puedas prevenirlo o actuar con rapidez.

¿Cómo se desarrolla el cáncer colorrectal?

Los tumores colorrectales suelen comenzar como crecimientos pequeños en el interior del intestino grueso, denominados pólipos. Los pólipos que no se quitan pueden volverse cancerosos, atravesar la pared del colon o del recto y propagarse hacia otras áreas del cuerpo.

En raras ocasiones puede aparecer cáncer colorrectal sin pólipos, pero en realidad es algo poco frecuente que, cuando ocurre, suele aparecer en personas que tienen otras enfermedades crónicas del intestino, como la enfermedad de Crohn.

¿Cuáles son los síntomas del cáncer del colon y recto?

Los pólipos precancerosos y el cáncer colorrectal en sus etapas iniciales, por lo general, no producen síntomas. Cuando el cáncer avanza, puede producir algunas de las siguientes señales:

  • Cambios en la consistencia de tus heces fecales y en tus hábitos de defecar.
  • Diarrea o estreñimiento por varias semanas.
  • Sangre en la materia fecal o heces. A veces la sangre no se ve a simple vista. Cuando sí se ve, no siempre significa que es cáncer, puede ser un síntoma de otros problemas, pero siempre es necesario que consultes a un especialista (gastroenterólogo o especialista de colon y recto).
  • Materia fecal o heces estrechas (casi del tamaño de un lápiz)
  • Molestias persistentes en el abdomen como cólicos, distensión abdominal, gases y/o dolor.
  • Pérdida de peso sin explicación (sin llevar dieta o comer menos).
  • Fatiga y/o debilidad.
  •  Vómitos

¿Cuándo tengo más posibilidades de desarrollar cáncer colorrectal?

Puedes desarrollar un cáncer colorrectal si tienes algunos de estos factores de riesgo:

  • Eres mayor de 50 años.
  • Tienes pólipos en el intestino grueso o has tenido cáncer del colon o recto, previamente.
  • Sufres de enfermedades inflamatorias del intestino, como la enfermedad de Crohn o la enfermedad de colitis ulcerativa (por cierto, el denominado síndrome del colon irritable no es un factor de riesgo que se asocie con el cáncer colorrectal).
  • Tienes diabetes (ya que la resistencia a la insulina puede aumentar las posibilidades de desarrollar el cáncer colorrectal).
  • Llevas una dieta alta en grasa y baja en fibra.
  • Llevas una vida sedentaria.
  • Eres fumador o abusas del alcohol.
  • Tienes sobrepeso o eres obeso (en especial si la grasa está acumulada en la cintura).
  • Tienes antecedentes familiares de cáncer colorrectal, pólipos benignos o enfermedades inflamatorias en los intestinos.

¿Cómo puedo prevenir el cáncer del colon y recto?

La mejor manera de prevenir el cáncer colorrectal es cambiando aquellos hábitos de tu vida que puedan ponerte en riesgo. Por ejemplo: incorpora más frutas, verduras y granos enteros o integrales (que aportan fibra) en tu dieta diaria, haz ejercicio regularmente (al menos media hora por día, mínimo cinco días por semana), no fumes, no tomes alcohol o hazlo con moderación (no más de una copa por día si eres mujer, y no más de dos si eres hombre) y mantén un peso saludable de acuerdo a tu estatura, tu sexo y tu edad.

Además, recuerda que debes hacerte las pruebas de detección del cáncer colorrectal regularmente. La Sociedad Americana del Cáncer recomienda a todos los adultos que se hagan una prueba de detección del cáncer del colon a los 50 años. Las personas que tengan síntomas u otros factores de riesgo deben comenzar con las evaluaciones antes.

¿Cuáles son los métodos de detección del cáncer colorrectal?

La denominada colonoscopía es el único método capaz de identificar lesiones y pólipos y removerlos al mismo tiempo. Se recomienda hacer una colonoscopía de rutina cada 10 años, a partir de los 50.

Otras pruebas que podría pedirte tu médico son:

  • Examen rectal digital: a los 40 años y anualmente después de los 50.
  • Análisis de sangre oculta en la materia fecal: anualmente, a partir de los 50 años.
  • Sigmoidoscopía: cada 5 años, a partir de los 50, a menos que te hayas hecho una colonoscopía.
  • Colon por enema con bario de doble contraste: no es el método de rutina preferido, pero puede utilizarse en lugar de la colonoscopía o como complemento de la sigmoidoscopía, cada 5 años.
  • Colonoscopía virtual: imágenes radiológicas del colon más exactas, mediante el uso de la tecnología de la tomografía computada.

 ¿Cuál es el tratamiento del cáncer colorrectal?

La cirugía es el tratamiento más común, y cuando el cáncer se ha esparcido a otras partes del cuerpo es posible que antes o después de la cirugía también debas recibir quimioterapia o radiación.

Con esta información puedes comenzar a cuidarte mejor. Recuerda que es muy importante que te hagas los exámenes periódicos tal como te lo indique tu médico, para poder actuar lo antes posible. Comparte estos datos con tus familiares y amigos y juntos luchemos contra el cáncer colorrectal.

 

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Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2013.



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Cuidarse es quererse: ¿sabes usar correctamente el condón?

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Es muy importante cuidarse durante las relaciones sexuales, para que no sólo sean gratas sino también saludables. Para lograrlo, asegúrate que sabes usar el preservativo o condón correctamente. En Vida y Salud te recordamos los errores más comunes que debes evitar al usar un preservativo.

Repasemos algunas afirmaciones comunes, para corregir algunos de los errores y las creencias que debes evitar:

  • “Lo importante es colocarme el condón antes de la eyaculación”. No es así. Muchos hombres se colocan el preservativo luego de que ha comenzado el acto sexual, pensando que de esa manera están protegidos. Sin embargo, no es suficiente para evitar la transmisión o el contagio de las enfermedades de transmisión sexual (ETS).
  • “No importa cuando me quite el condón”. No es así. Debes mantener el condón hasta que termine el acto sexual. Una vez que hayas eyaculado, recuerda que tampoco es seguro mantener el semen dentro del condón durante mucho tiempo, y asegúrate de quitártelo correctamente.
  • “Es más fácil desenrollar el condón por completo antes de colocarlo”. Es posible, pero no es seguro. Es importante que lo desenrolles por completo al colocarlo, pero nunca debes hacerlo antes sino que se debe ir desenrollando a medida que lo vas colocando. De ese modo, evitarás que pierda elasticidad y que se te salga durante la relación sexual.
  • “Ni aire ni espacio”. Un error muy común es no dejar ningún espacio libre en la punta, como si de ese modo quedara más contenido el pene y fuera más seguro. Sin embargo,  siempre debes dejar un pequeño espacio libre para el semen, de lo contrario corres más riesgos de que el condón se rompa. Ahora bien, esto no significa que debe quedar aire dentro del preservativo. Asegúrate de sacar todo el aire al colocarte el condón.
  • “Si por error comienzo a ponerme el preservativo al revés, lo doy vuelta y se acabó el problema”. ¡No lo hagas! Pues tu semen puede quedar en el condón y aumentan las posibilidades de que tu pareja quede embarazada.
  • “Sólo un condón es suficiente para todo el intercambio sexual”. Depende lo que cada intercambio incluya. Cada condón es útil para un solo uso. Es decir, si tienes relaciones vaginales, anales y orales, entonces deberás usar tres condones. Lo mismo, si tienes relaciones vaginales una vez y en seguida van a volver a tener relaciones, pues debes cambiarte el condón.
  • “Sólo debo usar el condón para el sexo vaginal”. Si lo que buscas es evitar el embarazo, es correcto. Sin embargo, el condón te protege del contagio de las enfermedades venéreas o ETS, entre las cuales se incluyen el VIH y la hepatitis. Por eso, es importante que uses condón cuando practicas el sexo anal y el sexo oral también.
  • “Cualquier cosa  sirve para abrir el paquete”. Definitivamente no. Ten cuidado, que no sea algo filoso ni cortante (eso incluye las uñas y los dientes) ya que puedes dañar el preservativo. Además, recuerda que es importante revisar el condón y asegurarte que no tenga fallas antes de usarlo, como por ejemplo, que el paquete esté abierto o que el condón esté vencido o que tenga imperfecciones visibles mientras lo desenrollas.
  • “La lubricación es un tema de las mujeres”. No tanto.  Muchas personas no le dan importancia a la lubricación, pero es muy importante para evitar que el condón se rompa. Y si vas a usar algún lubricante, nunca uses vaselina, grasa, cremas humectantes, aceite para bebés ni nada que contenga aceite, ya que estos debilitan el látex del condón y también pueden hacer que se rompa.
  • “Llevo uno en la billetera por si acaso….”  Lleva en ella todos los billetes que quieras, pero ni se te ocurra guardar allí los condones, por conveniente que te parezca. Llevarlos muy apretados en la billetera, el bolsillo o exponerlos al sol puede debilitarlos y hacer que se rompan. En otras palabras, asegúrate de conservar los condones correctamente.

Muchos hombres se quejan de que pierden sensibilidad con el condón. Sin embargo, esto no es una buena excusa para tener relaciones sexuales sin protección. Hoy en día existen condones diseñados incluso para aumentar la sensibilidad y con diferentes texturas. Prueba y aprende. Estoy segura de que vas a encontrar uno o más condones que se acomoden a tu anatomía, tus necesidades y tus gustos. Y lo más importante, te estarás cuidando y estarás teniendo relaciones sexuales responsablemente y saludablemente.

 

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Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2013.



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Los suplementos de fibra pueden ayudar con el estreñimiento crónico

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Estimada Mayo Clinic: Hace poco me operaron una hernia y, con frecuencia, tengo estreñimiento.  El médico me recomendó tomar un suplemento de fibra en polvo.  ¿Existe algún efecto secundario a largo plazo de este tipo de productos?  En caso de haberlo, ¿durante cuánto tiempo se lo puede tomar sin peligro?

Respuesta del Dr. Adil Bharucha, Gastroenterología, Mayo Clinic de Rochester en Minnesota, Estados Unidos:

El estreñimiento es un problema común y los médicos, generalmente, recomiendan los suplementos de fibra (también llamados laxantes para formar volumen) a quienes sufren de estreñimiento crónico.  De manera general, esos suplementos de fibra en polvo son suaves para el organismo y se los puede utilizar sin peligro durante largo tiempo.

En condiciones normales, son las contracciones musculares las que impulsan a los productos de desecho de la digestión (heces) por los intestinos.  En el intestino grueso (colon), se reabsorbe la mayor parte del agua y sales de esa mezcla de desecho, porque eso es fundamental para muchas funciones corporales.  No obstante, cuando el colon absorbe demasiada agua o si las contracciones musculares son lentas, las heces se vuelven duras y secas, lo que las hace pasar muy lentamente por el colon, ocasionando estreñimiento.

Alimentarse con una dieta rica en fibra puede ayudar a aliviar el estreñimiento.  Consumir entre 20 y 35 gramos mínimos diarios de fibra le permite al organismo formar heces suaves y voluminosas.  Entre los alimentos ricos en fibra están las leguminosas, los granos integrales, además de las frutas y verduras frescas.  Si no logra disminuir el estreñimiento con los alimentos que ingiere, podría ser útil tomara un suplemento de fibra en polvo.

Algunos ejemplos de suplementos de fibra de venta libre son: FiberCon, Metamucil, Konsyl, Serutan y Citrucel. Dichos productos funcionan mediante la absorción de agua para formar heces suaves y voluminosas, incitando a que las contracciones de los músculos intestinales sean normales.  En términos generales, el efecto de los suplementos de fibra sobre la consistencia de las heces es menor que el de otros laxantes.

No existe ninguna evidencia respecto a que sea nocivo el uso de suplementos de fibra durante mucho tiempo.  Sin embargo, asegúrese de tomarlos con bastante agua porque, de lo contrario, pueden realmente empeorar el estreñimiento.  Otros efectos secundarios podrían ser de distensión abdominal, gases y cólico; pero al añadir el suplemento de fibra a la alimentación en forma lenta, normalmente se pueden disminuir estos efectos secundarios.  Si el suplemento de fibra le ocasionara efectos secundarios molestos, intente cambiar de marca porque quizás la tolere mejor.  No exceda la dosis recomendada del suplemento de fibra, a menos que su médico así se lo indique.

Por otro lado, también consulte con su médico o farmaceuta para saber si el suplemento de fibra podría interferir con los demás medicamentos.  Los suplementos de fibra pueden disminuir la absorción de algunos medicamentos, tales como la aspirina, warfarina o carbamazepina.  Los suplementos de fibra también pueden disminuir los niveles de azúcar sanguíneo, cosa que ameritaría reajustar la dosis de insulina en el caso de los diabéticos.

Aparte de añadir fibra a su alimentación, existen otras medidas que puede tomar para disminuir el estreñimiento a largo plazo.  Por ejemplo, ingiera poco de aquellos alimentos ricos en grasa y azúcar, pero bajos en fibra, como helados, queso y alimentos procesados porque pueden empeorar su estreñimiento.  No olvide beber bastante cantidad de líquidos descafeinados, especialmente agua, durante todo el día.

Además, el hacer ejercicio regularmente (caminar, nadar o andar en bicicleta) puede ayudar a estimular la función intestinal y disminuir el estreñimiento.  La mayoría de médicos recomienda hacerlo durante 30 minutos, casi todos los días de la semana.

Por último, no ignore el deseo de defecar porque mientras más lo retrase, más agua se absorbe de las heces y más duras se vuelven.

A pesar de que no exista evidencia sobre los efectos secundarios a largo plazo de los suplementos de fibra, si el estreñimiento dura, busque ayuda.  La respuesta al tratamiento para el estreñimiento puede demorar, pero si pese a tomar el suplemento de fibra e implementar cambios en su alimentación y estilo de vida, no encuentra alivio, consulte con el médico sobre otras alternativas de tratamiento.

 

Para más información de la Mayo Clinic haz clic en el logotipo:

Copyright © 2011 por Mayo Clinic.  Todos los derechos reservados.

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Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2011.



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miércoles, 23 de diciembre de 2015

Las mujeres jóvenes no son inmunes al cáncer de mama

Woman examining her breast

Alerta: cada vez hay más mujeres jóvenes con cáncer de mama en etapa avanzada

Aunque seas joven, no pienses que eres inmune al cáncer de mama. Durante los últimos 30 años, ha habido un aumento pequeño, pero sostenido, de cáncer de mama metastático en mujeres de menos de 40 años (en  los Estados Unidos).  Y vale la pena investigar el asunto más a fondo.

Si tienes menos de 40 años, presta más atención a tus senos. Durante los últimos 30 años, el cáncer de mama avanzado (o metastático, cuando ya se ha expandido a otras partes del cuerpo) en mujeres menores de 40 años se ha triplicado (en Estados Unidos). El aumento fue de 250 casos por año en 1976, y 850 casos en 2009. Pero el aumento absoluto fue menor. En 1976, la tasa de cáncer de mama avanzado en ese grupo (de 25 a 29 años) fue de 1.5 por cada 100,000 mujeres; y en 2009 fue de poco más de 3 por persona por cada 100,000 mujeres.

A pesar de que el número de casos se triplicó, la tasa sólo se duplicó, ya que el número de mujeres aumentó en el período de los 30 años estudiados. Aunque ese aumento es relativamente pequeño, la tendencia no muestra evidencia de que va a disminuir. Eso predice que un creciente número de mujeres jóvenes pudieran desarrollar cáncer de mama metastático, a una edad en que los exámenes de detección no suelen practicarse rutinariamente, por lo que es más difícil que se descubra a tiempo.

Lo anterior se reportó en un estudio encabezado por la Dra. Rebecca Johnson (directora médica del programa de oncología de adolescentes y adultos jóvenes del Hospital Pediátrico de Seattle), y se basó en estadísticas del Registro del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos. De acuerdo al estudio, el número de mujeres jóvenes diagnosticadas con cáncer de mama ha aumentado lenta, pero continuamente, desde los años 70.

El estudio se publicó en  la revista profesional Journal of the American Medical Association (JAMA).  Los investigadores encontraron que la mayor incidencia ocurrió en las mujeres entre los 25 y los 34 años de edad, con incrementos cada vez más pequeños en las mujeres mayores, medidos en intervalos de cinco años. No hubo aumentos significativos de la incidencia en mujeres mayores de 55 años.

También se observaron datos sobre la etapa del cáncer, si estaba localizado o si se había propagado a otros órganos (huesos, cerebro, pulmones, etc.). Se encontró el aumento en todas las razas a partir de 1992, cuando los datos estuvieron disponibles por primera vez.

No se puede saber con seguridad qué provoca el aumento, pues el estudio sólo observó el número de mujeres diagnosticadas con la enfermedad ya avanzada debido al paso del tiempo. Es necesario hacer una investigación para averiguar con exactitud la causa (o causas) de la tendencia.

Los hallazgos del estudio son importantes e interesantes, pero según algunos expertos, aunque es cierto que el cáncer de mama o cáncer del seno avanzado ha ido en aumento en las mujeres de entre 25 y 39 años, sigue siendo relativamente bajo en comparación con las mujeres después de los 40 años.

Pero aunque las personas más jóvenes piensan que no pueden desarrollar cáncer, lo cierto es que el cáncer no respeta ni edad ni condición y para combatirlo de la forma más efectiva, es importante detectarlo a tiempo.

El resultado del estudio, sin embargo, no es una razón para cambiar las recomendaciones de la mamografía. Muchas organizaciones, como la Asociación Americana Contra el Cáncer, recomiendan evaluaciones de rutina a partir de los 40 años, mientras que el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de los Estados Unidos sugiere que las mamografías de rutina no se empiecen hasta los 50 años.

En todo caso, es importante que tu médico esté al tanto de tus antecedentes familiares de cáncer de mama, y que sigas sus indicaciones respecto a las mamografías y/o a otras pruebas. Pero nadie conoce tu cuerpo mejor que tú. Hazte un autoexamen una vez al mes para mantenerte alerta a cualquier nódulo o alteración que notes en tus senos, y buscar ayuda médica inmediata si notas alguna señal o cualquier síntoma o cambio que te preocupe.

 

Imagen © iStock / Piotr Marcinski

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2013.



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