¿Realmente funcionan? ¿Cuánto hay de verdad y cuánto de engaño en los suplementos naturales que supuestamente ayudan a elevar el deseo sexual, tanto en los hombres como en las mujeres? ¿Acaso la fantasía y un baño de inmersión juntos pueden resultar más efectivos que ingerir ginseng, arginina, DHEA, o pycnogenol, por ejemplo?
¿Tu pareja te reclama atención pero tú no sientes la misma intensidad en el deseo sexual que sentías antes? ¿Qué puedes hacer para recuperar tu libido y volver a las noches de sexo pasional y de placer?
Si te estás haciendo estas preguntas es probable que también estés considerando tomar algún medicamento que te ayude, o quizás prefieras los denominados suplementos naturales, que se supone son eficaces y generan menos efectos colaterales, aunque esto no necesariamente es así.
Uno de los suplementos más conocidos que se utiliza para este fin es el ginseng, del cual existen tres tipos diferentes: el siberiano (Eleutherococcus senticosus), que generalmente se utiliza como afrodisíaco y algunos no lo consideran un ginseng verdadero; el coreano o asiático (Panax ginseng), que se utiliza en la medicina tradicional china y ha sido objeto de varios estudios, y el americano (Panax quinquefolius), cuya efectividad para modificar la impotencia sexual no ha sido probada.
En general, el producto final varía de acuerdo al tipo de ginseng del que se trate y al modo de procesamiento que haya recibido. Estas hierbas contienen suplementos activos denominados ginsenosides y muchos otros compuestos. Se cree que proporcionan energía y pueden mejorar el humor de las personas. De ahí que se diga que tienen efectos sobre el deseo sexual tanto de los hombres como de las mujeres.
En referencia a tales efectos, un estudio realizado en el 2002 entre 45 hombres que sufrían de disfunción eréctil encontró que el ginseng mejoraba los síntomas de la disfunción sexual y la rigidez del pene. Junto a este, varios otros estudios sugieren los beneficios del ginseng sobre la salud pero no existen resultados completamente convincentes, ya que por ejemplo, no especifican ni de qué tipo de ginseng se trata ni qué ginsenoside es el que causa los efectos obtenidos.
Otro suplemento dietético que eligen algunos es la L-arginina, un aminoácido que el cuerpo necesita para realizar varias de sus funciones, como mejorar la inmunidad y producir óxido nítrico (que dicen genera un efecto similar al del Viagra. Por cierto, etc. aminoácido se encuentra naturalmente en las carnes rojas, en las carnes de las aves y en los lácteos.
Se ha detectado que la L-arginina mejora el flujo sanguíneo del pene y se clasifica la eficacia de este aminoácido como “posiblemente eficaz” para tratar los problemas de erección. De todos modos, hay que tener cuidado ya que puede interactuar con otros medicamentos, especialmente con aquellos para combatir la hipertensión.
Del mismo modo, deben tener cuidado con la L-arginina quienes tomen Cialis, Levitra o Viagra (o nitroglicerina, un medicamento para el tratamiento de angina de pecho), ya que puede reducir la presión arterial súbitamente (de golpe). Por todo esto, no es aconsejable que tomes L-arginina sin consultar a tu médico.
Otro caso con el cual hay que tener cuidado es con la denominada DHEA (dehidroepiandrosterone), una hormona natural que se convierte en las hormonas sexuales masculinas o femeninas dentro del cuerpo.
Se vende como suplemento contra el envejecimiento pero sus posibles efectos a largo plazo no han sido estudiados ni tampoco se ha probado que realmente sea efectiva. A nivel sexual, específicamente, se la clasifica como “posiblemente eficaz” para “mejorar la habilidad para poder tener una erección en los hombres que sufren de disfunción eréctil. Pero no parece ser eficaz si la disfunción eréctil se debe a la diabetes o a los trastornos de los nervios”.
Además de estos ejemplos, existen otros suplementos como el pycnogenol (un extracto de la corteza de un árbol marítimo francés que se cree que ayuda a proteger las venas y que fomenta la producción del óxido nítrico, similar a la L-arginina y al gingseng) y el jugo de granada (por sus antioxidantes). En todos los casos, es preferible consultar con un médico y elegir productos seguros. Recuerda que a veces la disfunción sexual puede ser el primer síntoma de un problema físico (como diabetes o un problema del corazón).
Finalmente, además de pensar en suplementos y medicinas, ¿haz considerado otro tipo de estímulos? Tal vez sea una buena idea reanimar la seducción y probar nuevas actividades conjuntas que puedan divertirte junto a tu pareja. Después de todo, algunos especialistas consideran que el cerebro es el órgano sexual más grande que poseemos.
Si quieres más información sobre algunos de estos suplementos, sus efectos secundarios y sus contraindicaciones, haz clic aquí para visitar el sitio oficial del gobierno norteamericano.
Imagen suplementos © iStock / twilightproductions
Imagen ginseng © iStock / WEKWEK
Actualización de un artículo que fue publicado originalmente en el 2010.
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