viernes, 4 de diciembre de 2015

Recetas para la vida – Karma, todo lo que haces sí importa

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En realidad, nunca sabes si algún día necesites algo del que hoy te negaste a ayudar

Por Becky Krinsky

Veinte años son muchos, sobre todo cuando no se sabe qué puede suceder mañana. Se puede decir que hoy ya es veinte años más tarde; todas las experiencias, las relaciones, los recuerdos se acumulan y se suman. Estos ayudan a tomar decisiones que — a pesar de que parecen intuitivas — en realidad están basadas en las experiencias anteriores.

Las actitudes y respuestas pequeñas, insignificantes, que pasan desapercibidas, son en sí el fundamento de la mayoría de las futuras decisiones.

Cuando se habla del KARMA, se podría decir que lo que haces y dices, así como lo que dejas de hablar y decir, tienen consecuencias. Estas se sienten justo cuando menos se esperan y quizá más se necesiten.

¡Qué fácil es tratar con respeto y amabilidad a los superiores — ya sea un jefe, el médico que está por operar, el presidente de la compañía, etc.!

¿Pero, cómo se trata a las personas que son casi invisibles, temporales o lejanas de ser alguien relevante? ¿Qué sucede cuando se trata de alguien al que no se le considera suficientemente importante? ¿Se les da el mismo trato y atención?

A pesar de que toda persona es valiosa y merece el mismo respeto, la realidad no es así; la persona que no paga, que no es tan importante, que no tiene mucho que ofrecer, siempre se encuentra en el último lugar de prioridades, de hecho muchas veces hasta sin querer se le ignora.

Sería bueno recordar las vueltas que de la vida… el día menos pensado, aquella persona que ignoramos o a quien simplemente no ayudamos… puede ser el individuo que pueda cambiar nuestro destino.

Abel, un estudiante de abogacía, entró a trabajar a una compañía prestigiosa. Se llevaba bien con la gente del trabajo excepto con Selena, una asistente legal. Ella trabajaba como ayudante legal de los abogados de la organización y como parte de su trabajo le asignaron la tarea de asistir también a Abel con lo que necesitara. Si bien Selena era muy competente, reservaba sus buenos modales para sus superiores, abogados con poder dentro de la compañía. En cambio, cuando tenía que ayudar al jovencito de Abel lo hacía de mala gana, muchas veces se negaba a hacer lo que él solicitaba y tenía una mala actitud hacia él.

Pasaron los años y Abel continuó creciendo en su profesión hasta alcanzar uno de los puestos ejecutivos más altos dentro de otra organización.

Años más tarde, Abel recibió un llamado inesperado; Selena la secretaria que nunca lo ayudo.  Ella perdió su trabajo después de 24 años y sabía que en la empresa donde estaba Abel estaban buscando a alguien con su experiencia.

A pesar de que hubiera sido fácil para Abel conseguir que su compaña contratara a Selena, no tenía el deseo de ayudarla. Recordó el mal trato y la falta de atención que le dio años atrás. No era ni resentimiento ni venganza, simplemente pensó que su trato profesional no era el más optimo, independientemente de que contaban con varios candidatos con una mejor actitud.

Selena perdió la oportunidad de conseguir ese trabajo, porque todas las acciones cuentan en la vida. Después de todo, nunca se sabe para quién se trabaja.

La Receta:

Cuida tu Karma — Lo que das, recibes

Ingredientes:

  • 1 taza de respeto; consideración, cortesía y atención.
  • 1 rebanada de amabilidad; acciones nobles y gentiles
  • 3 gotas de empatía; reconocer las necesidades y sentimientos
  • 1 manojo de actitud positiva y cooperativa; hacer lo debido, no sólo lo querido.
  • 2 cucharadas de ojo noble; sin juicio personal o interés particular

Recomendación del chef:

Soy amable, cortes y ayudo a las personas que puedo; todos somos importantes, seguro que yo también necesite ayuda en algún momento.

Modo de preparación:

  1. Todas las personas tienen el mismo valor. Cuando yo me valoro, reconozco que toda persona es igualmente valiosa y, por lo tanto, es digna de respeto, cordialidad y atención. No se puede dar o exigir aquello que no se posee o no se conoce.
  2. El buen trato es contagioso. Se acumula, fortalece el autoestima y crea buenas relaciones personales.Cuando se tiene una actitud agradable, positiva y humilde con los demás se crea una energía positiva que se multiplica y regresa en el momento o lugar menos pensado y quizá más necesitado.
  3. La vida es corta y las circunstancias cambian constante e inesperadamente. Los actos de bondad, los detalles y las atenciones que se hacen son lo único que perdura por toda la vida. Todo lo demás puede cambiar, olvidarse o perderse en el proceso.

Cuando uno ayuda a otra persona, realmente y sin querer se está ayudando a sí mismo.

 

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