martes, 17 de febrero de 2015

Medicina complementaria, alternativa e integrativa: ¿son lo mismo?

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¿Sabes a qué se refiere la medicina complementaria o alternativa? Estas terapias han sido muy populares por milenios. Aquí te describimos de qué se tratan éstas y su relación con la medicina convencional, hablamos del método científico, de la medicina integrativa o integral… ¡Y mucho más!


A lo largo del continente americano (y del mundo), hay todo tipo de tradiciones, culturas y pueblos que han usado desde hace miles de años medicinas, plantas y formas de curar muy variadas. Esta es la medicina natural, la más cercana a las plantas y la tierra.


Después, con la llegada de los europeos a las Américas, la cultura occidental y la ciencia (como la conocemos hoy) se mezclaron con este conocimiento antiguo y es quizás por ello que en Latinoamérica hemos crecido escuchando, viendo y usando una gran variedad de medicinas, no sólo la convencional o alópata, donde asistimos a un médico o a un hospital o tomamos pastillas fabricadas por compañías farmacéuticas, sino también conocemos de cerca a los curanderos, parteras, chamanes, plantas, mercados con hierbas, remedios caseros y naturales o consejos populares que se han pasado tradicionalmente de generación en generación y hasta brujos, hechicería y métodos “espirituales” para diferentes tratamientos.


Pero así como esto nos abre la mente a otras posibilidades de terapias que pueden o no ir de la mano con la medicina que llamamos convencional o alópata, también nos pone en riesgo de usar sustancias de las cuales no hay estudios científicos que las avalen o que incluso son peligrosas o son usadas por personas no profesionales que no cuidan la salud de la gente o incluso se aprovechan de ella por intereses personales.


Por eso, desde hace mucho tiempo, hay un sin fin de discusiones e investigaciones entre los médicos y los científicos universitarios sobre cómo se diferencian, si son válidas, si funcionan, y si se complementan o se contraponen.


Conozcamos un poco más…


Empecemos con la medicina que llamamos convencional o alópata, o sea, el doctor de bata blanca que estudió en las universidades. Sus referencias son los textos científicos y su método de trabajo se asocia al de recetar a sus pacientes medicamentos fabricados en laboratorios. Lo que caracteriza en el fondo a esta medicina es que está validada por un método científico riguroso. El método científico, de acuerdo a la definición del diccionario médico del American Heritage, consiste en: la observación de un fenómeno, la formulación de una hipótesis respecto al fenómeno, la experimentación para demostrar si la hipótesis es cierta o falsa y una conclusión que valide o modifique la hipótesis.


Como ves, el método científico requiere reunir datos, resolver problemas, analizar conclusiones de acuerdo a los resultados observados…. es complicado. Pero al final, es importante que los descubrimientos puedan ser comprobados mediante experimentación por otra persona, en otro lugar, y en que las hipótesis sean revisadas y modificadas si no se cumplen. No basta con testimonios. Todo tiene que ser comprobado varias veces. De hecho, un medicamento no puede recibir la autorización de las autoridades de salud (en EEUU, la FDA) a menos de que haya pasado por varios niveles de investigación y que los resultados hayan sido revisados y comprobados por varios investigadores en diferentes instituciones.


La medicina alternativa también es una forma de tratamiento (por ejemplo, con plantas o hierbas) pero se le llama alternativa, porque no ha pasado por el método científico, así que no está completamente comprobada ni avalada por la ciencia. Esto puede ser porque todavía no hay muchos estudios al respecto o, porque los estudios que se han hecho no arrojan conclusiones confiables y entonces el uso de esa sustancia aún no puede ser validada por el método científico. De hecho, muchos productos de la medicina convencional se originan en las plantas o sustancias naturales y sus propiedades, y una vez que estos efectos benéficos para la salud se han estudiado y se han comprobado, se extraen y se procesan para crear varios de los medicamentos comunes que podemos comprar en la farmacia. Es decir, muchos de los fármacos que utilizamos hoy en día en la medicina convencional, están basados en remedios tradicionales que han sido rigurosamente estudiados y avalados por la ciencia.


La medicina alternativa o medicina complementaria podría ayudar, aunque no esté basada en evidencia científica, o podría no ayudar (una vez que la ciencia lo evalúa) pero la gente la sigue usando como parte de sus tradiciones. Hay muchos ejemplos de este tipo de medicina en todo el mundo. En nuestro continente pueden ser los temascales o baños de vapor, ceremonias espirituales tradicionales, los ayunos, purgas, dietas y el uso de una variedad de plantas o hierbas. Otras formas de medicina alternativa son: la homeopatía, el ayurveda, los masajes, algunas formas de acupuntura, la moxibustión, la bioenergética, la quiropráctica, la aromaterapia (uso de aceites esenciales), la medicina energética como el Reiki, tai chi o chi kung, la medicina tradicional china, la hipnosis, la meditación o el yoga, por mencionar algunos. Y obviamente, no todas están en la misma categoría.


Por otra parte, la medicina complementaria podría ser una o varias de las que acabamos de mencionar, digamos, una terapia de acupuntura, que puede ir de la mano de los tratamientos convencionales, es decir, la administración de medicamentos, proceso quirúrgicos, terapias químicas o con ciertos aparatos. Algunas terapias no se contraponen, sino que unas ayudan a otras y actúan apoyándose para mejorar la salud del paciente en conjunto.


Varios estudios mencionan a la acupuntura o la hipnosis, por ejemplo, ayudando a los pacientes con dolores crónicos, con estrés o con ansiedad a la par que usan tratamientos de medicina convencional. En estos casos, es siempre importante que conozcas bien cuál es tu padecimiento y lo consultes con tu médico. Si estás interesado en complementar o mezclar terapias alternativas con terapias convencionales, debes estar seguro que tu padecimiento lo permite y que no se contrapone con la terapia alternativa que elegiste seguir. Algunas plantas, procedimientos, terapias o técnicas causan efectos negativos cuando se usan sin vigilancia médica y se combinan con otros tratamientos. Idealmente debes chequear con tu médico primero.


Pero también hay casos exitosos de estudios como los reportados en el portal de Oncología Integrativa sobre pacientes pediátricos (Liossi y Hatria 1999 y 2003) que revelan que la hipnosis disminuyó el dolor y la ansiedad durante los tratamientos contra la leucemia o el linfoma y además, tuvieron mejores resultados que otras técnicas como la relajación.


En pacientes sobrevivientes de cáncer, otro estudio descubrió que el 61.4% usó técnicas espirituales para complementar sus tratamientos; el 44.3% usó técnicas de relajación; 40.1% suplementos y vitaminas; 15% meditación; 11.2% masajes; hipnosis 0.4% y acupuntura o acupresión el 1.2%. De ellos, las mujeres estuvieron más abiertas a probar este tipo de terapias junto con su tratamiento, que los hombres.


Quisiera aclarar que en la columna he usado los términos medicina alternativa y medicina complementaria como si fuesen lo mismo pero, de hecho son diferentes. “Medicina complementaria” se utiliza más correctamente para las terapias no convencionales que se usan junto con los tratamientos convencionales. Mientras que “medicina alternativa” se refiere a las terapias que se usan en vez de los tratamientos convencionales. Un ejemplo de un paciente que elige medicina alternativa sería un paciente con cáncer que decide seguir una dieta y tomar una serie de hierbas en vez de la quimioterapia que le recomienda un médico. Finalmente, cuando hablamos de “medicina integrativa” o “medicina integral” es cuando se mezclan tanto la medicina convencional con la complementaria y la alternativa.


Afortunadamente se están realizando muchos estudios científicos para determinar si varias de las hierbas que se han utilizado y se utilizan ayudan para ciertas condiciones o no y si sí, la cantidad que se necesita y por cuánto tiempo. Además, si tienen interacciones con otras hierbas o medicinas. También se están realizando estudios para valorar varios métodos alternativos. Todo esto nos ayuda a todos a estar mejor informados, y con mejor información a mejorar nuestra calidad de vida y longevidad que, finalmente, es el objetivo de todos los tratamientos ¿No es cierto? A medida que conocemos más, que realizamos los estudios científicos, los tratamientos se vuelven más seguros y una vez que sabemos que son seguros y cómo se deben administrar, dejan de ser tratamientos alternativos para convertirse en convencionales ¡Qué afortunados somos de vivir en el siglo veintiuno!


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lunes, 16 de febrero de 2015

Ventajas y desventajas de consumir carne de cerdo

© iStockphoto.com / manuel velasco

Algunas personas evitan comer carne de cerdo (puerco) porque la consideran muy grasosa y otros temen contraer algún tipo de enfermedad, principalmente la triquinosis. Por el contrario, hay quienes la consideran una buena opción proteica (proporciona proteínas) que incluso aporta otros beneficios para la salud. Descubre los pros y los contras de este tipo de carne, cuyo consumo a nivel mundial es superior al de otras como la vacuna (de vaca) o la de pollo.


¿Te gustan las costillitas de cerdo? ¿Adoras los chorizos y las salchichas hechas de carne de cerdo? ¿Te fascina el tocino? ¿Se te hace agua la boca con un lomo de cerdo en salsa agridulce? ¿Y qué tal el tradicional lechón o pernil? ¿O el famoso jamón ibérico? No estás solo. Hay muchas personas en todo el mundo que adoran comer cerdo. Pero es probable que hayas escuchado algunas versiones que ponen la reputación de esta carne, en tela de juicio, sobretodo cuando se habla de los efectos que tiene en la salud.


Y es que todavía existen diversos prejuicios relacionados con comer carne de cerdo, a pesar de ser la de mayor consumo a nivel mundial. De hecho, en lugares como Alemania, Holanda y los Países Bajos alcanza los 60 kilogramos anuales per cápita (por persona) y en los Estados Unidos (que es el principal productor y exportador en el mundo) el consumo anual per cápita es de 25 kilos.


Los principales mitos o temores en torno a esta sabrosa comida son que aporta un alto contenido de grasas y colesterol a la dieta y que puede transmitir enfermedades a los humanos, como la triquinosis. Pero esto no es tan así. Por el contrario, el cerdo puede ser una importante fuente nutricional que aporta proteínas al organismo y resulta tan saludable como otras carnes, ya sean rojas o blancas.


Con respecto a las grasas, hay que considerar que los métodos de crianza y conservación de estos animales han variado con el tiempo y se ha logrado disminuir el valor calórico de su carne. Además, se ha probado que algunos cortes específicos de estos animales aportan menos colesterol que las carnes rojas: las piezas más magras proporcionan entre 60 y 80 miligramos por cada 100 gramos, una cantidad inferior que las carnes de cordero o las vacunas.


Esto último ocurre porque la carne de cerdo es rica en grasas monoinsaturadas, un tipo de ácido oleico característico del aceite de oliva, cuyo consumo contribuye a reducir los niveles de colesterol total en la sangre a expensas del llamado colesterol malo o LDL y a aumentar los niveles del denominado colesterol bueno o HDL.


Así, junto con las aves sin piel o el conejo, el cerdo es una buena alternativa de consumo de carne que no implica una ingesta elevada de grasa ni incide de modo negativo en los niveles de colesterol en la sangre.


Pero, ¡cuidado! Esto no se aplica para los embutidos elaborados a base de cerdo, como el jamón, los chorizos y los patés, que sí son altos en colesterol y en grasas saturadas.


Con respecto a la triquinosis, si bien es cierto que la carne de cerdo es la principal fuente de contagio de esta enfermedad, en realidad este parásito también puede ser transmitido a las personas a través de otro tipo de carnes.


Para evitar el contagio de la triquinosis u otras enfermedades, la recomendación es comer la carne de cerdo bien cocida y conservada, para eliminar los parásitos y las bacterias.


Otros organismos que se pueden encontrar en la carne de cerdo (así como también en otras carnes y aves) son la Escherichia coli (e. coli) , la Salmonella, el Staphylococcus aureus (estafilococo) y la Listeria monocitogenes.


La buena noticia es que todos éstos se destruyen mediante la manipulación adecuada y la cocción cuidadosa ( o sea, que esté bien cocida), hasta alcanzar una temperatura interna de 71.11 °C.


Por otro lado, cuando compres carne de cerdo, busca cortes que tengan poca grasa en el exterior y que presenten una carne firme de color gris rosáceo. Para que tenga mejor sabor y sea más tierna, ésta debe contener una pequeña proporción de grasa veteada en la carne.


Luego, elige tu receta favorita y olvida todos los mitos en torno a la carne de cerdo, pues si es un corte magro, puede proporcionarte varios beneficios nutricionales.


Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2010.


© iStock / manuel velasco






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