viernes, 26 de septiembre de 2014

4 consejos para compartir tu dieta con una persona con diabetes

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Aunque las personas que padecen de diabetes deben cambiar su alimentación para poder controlar los niveles de azúcar en su sangre, eso no quiere decir que la preparación de los alimentos tenga que ser aburrida para quienes conviven con ellos, e inclusive para los mismos pacientes. Ya verás como puedes disfrutar de una dieta deliciosa. Ayuda a tus seres queridos con diabetes y participa también de los beneficios de seguir una plan alimenticio saludable.


Muchas personas viven o comparten gran parte de su vida con alguien que tiene diabetes. Esto les puede generar inquietud, ya que pueden pensar que deben eliminar de sus dietas todas las cosas que tanto les gustan. Si te encuentras en esta situación déjame decirte que no es necesario llevar una dieta simple, insípida y aburrida.



Te cuento de un matrimonio que viene a mi oficina. A él le diagnostiqué diabetes tipo 2 hace cinco años. Ella no tiene la enfermedad, pero desde el momento en que diagnostiqué a su esposo, ella decidió seguir las indicaciones de nutrición que sigue su esposo. Actualmente ella se siente mejor y hasta perdió peso. Todo el mundo los elogia por lo bien que se ven. Me platican que siempre les preguntan que ¿que están haciendo? ¿qué dieta llevan?


En realidad, no existe una “dieta diabética” como tal. Más bien, existen una serie de cuidados que deben considerarse para controlar los niveles de azúcar en la sangre. ¡Esta es una gran noticia! Ya no tienes que pensar en cocinar dos cenas distintas, si vives con alguien con diabetes. Ahora tú también puedes disfrutar de comida deliciosa y saludable. A continuación te daré algunos consejos para que puedas compartir la dieta con una persona con diabetes:


Consejo 1: Piensa en lo que puedes comer.


Lo primero que puedes hacer para compartir una dieta rica y saludable con un familiar o un ser querido que ha sido diagnosticado con la diabetes, es cambiar de mentalidad. Si piensas que el seguir una dieta saludable significa que todo se vuelve aburrido, que ya no puedes comer lo que te gusta, te costará más trabajo cocinar y comer. Por el contrario, si piensas en todo aquello que sí puedes comer, en lugar de todo aquello que “no deberías” le encontrarás mucho más placer a la comida y al hecho de comer en familia. (Sigue…)






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lunes, 22 de septiembre de 2014

El secreto está en las porciones

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Está comprobado que las personas comen mucho más si les sirven una porción de comida grande. Así que no hay que ser un experto para darse cuenta, por sentido común, que una dieta balanceada depende en gran parte del tamaño de las porciones. ¡No te excedas! Aprende cómo medir las porciones adecuadas de alimentos y recuerda que en este caso, el tamaño sí importa.


Cuando vas a comer a un restaurante y pides una ensalada, piensas que estás eligiendo una opción sana. Pero cuando el mesero llega con tu pedido y casi no puede poner el plato en la mesa de lo grande que es, te hace dudar. ¿Cómo puedo comerme una ensalada tan grande? ¿es acaso para 4 personas? Al final, siempre terminas recriminándote por no haber pedido algo para compartir.


Esto sucede mucho en Estados Unidos, un país en el que las porciones de comida son en ocasiones enormes. Las investigaciones demuestran que la gente come más cuando las porciones son más grandes. Puede que tú hayas pensado que esa ensalada era demasiado grande para ti, pero al final, terminaste comiéndotela toda. Sucede con frecuencia.


En nutrición, una de las palabras claves es “porción”. Pero no mucha gente sabe cuál es el tamaño de las porciones de comida que son saludables. Así que sigue leyendo y empieza por darte a una idea de cuáles son los tamaños adecuados de una porción. Si se te dificulta medir porque no tienes los instrumentos para hacerlo, usa analogías visuales. Por ejemplo:



  • Una porción de pasta o cereal (1/2 taza) es equivalente a una pelota de béisbol

  • Una porción de pescado (3 onzas / 85 gr) equivale a una baraja de cartas

  • Una porción de frutas (1/2 taza) equivale a una pelota de tenis

  • Una porción de mantequilla (1 cucharadita) equivale a un dado.

  • Una porción de papa al horno o batata (camote) equivale al mouse o ratón de tu computadora

  • Una porción de helado (1/2 taza) equivale a un bombillo o foco (Sigue…)






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jueves, 11 de septiembre de 2014

El ácido fólico y el cuidado prenatal son importantes para prevenir defectos congénitos, especialmente en las mujeres de origen hispano

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Advertencia de un experto de la Mayo Clinic


A pesar de que los médicos e investigadores de Mayo Clinic no tengan una respuesta definitiva respecto a por qué se suscitan los defectos congénitos de espina bífida, lograron identificar unos factores de riesgo importantes y dos alternativas quirúrgicas diferentes. Entre los factores de riesgo identificados están la raza, los antecedentes familiares, la diabetes, la obesidad, la mayor temperatura corporal y la deficiencia de folato.


Un reciente estudio de March of Dimes sobre el riesgo de afección del tubo neural en los embarazos, publicado en la American Journal of Public Health (Revista Americana de la Salud Pública), dice lo siguiente: “las mujeres de origen hispano corren especial riesgo de tener recién nacidos con graves defectos congénitos”. Según este informe, “en Estados Unidos, nacen más bebés prematuros de madres de origen hispano que de mujeres de otras etnias, convirtiendo a ese grupo étnico en el de mayor crecimiento a nivel nacional”. A fin de evitar defectos congénitos, la misma publicación menciona que en las mujeres de ascendencia mexicana “fortificar la masa de las tortillas con el ácido fólico de la vitamina B puede prevenir más defectos congénitos graves del cerebro y columna vertebral”.


Según los médicos de Mayo Clinic, el tratamiento de la espina bífida depende de la gravedad de la afección. Realizar la cirugía pronto puede minimizar el riesgo de infección vinculado con la exposición de los nervios, además de ayudar a proteger la médula espinal de más traumatismos.


El tubo neural se desarrolla al principio del embarazo y se cierra aproximadamente 28 días después de la concepción. En los bebés con espina bífida, una parte del tubo neural no se desarrolla o no se cierra adecuadamente, lo que provoca defectos de la médula espinal y de los huesos de la columna vertebral. Existen dos alternativas quirúrgicas para tales casos: la primera opción se realiza normalmente dentro de las primeras 24 a 48 horas posteriores al nacimiento con el fin de colocar las meninges nuevamente en su lugar y cerrar las vértebras abiertas; la segunda opción se realiza en la semana número 26 del embarazo y es un procedimiento más bien complejo que implica la participación de un equipo de especialistas expertos de Mayo Clinic y se conoce como cirugía intrauterina de la espina bífida. En este procedimiento, los cirujanos exponen quirúrgicamente el útero de la madre embarazada y luego lo abren para reparar la médula espinal del bebé. (Sigue…)






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lunes, 8 de septiembre de 2014

5 mitos sobre los carbohidratos

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¿Realmente son tan malos?


La papa, el arroz, el pan, las pastas, los frijoles, los bananos o plátanos, y los bizcochos… el escuchar nombrar esos alimentos o verlos en tu plato cuando estás a dieta, es como si te nombraran a tu peor enemigo. ¿Realmente son tan malos los carbohidratos? Los nutricionistas y los dietistas expertos dicen que no. Entérate para que puedas incluirlos en tu dieta sin sentir que la estás traicionando.


Mito # 1. Los carbohidratos son las “harinas”.


Este es el primer mito que necesitas derrumbar, pues no es del todo cierto. Aunque es cierto que la mayoría de las harinas contienen carbohidratos, también se encuentran en los dulces, los granos (fríjoles, lentejas, maíz) y los cereales (como la avena). Pero además, también hay carbohidratos en ciertas verduras y ciertas frutas con alto contenido de almidones y fructosa (azúcar de las frutas) como la zanahoria, la manzana, el banano (plátano), entre otros. E incluso, la misma leche y los productos lácteos contienen carbohidratos.


¿Realmente pueden ser tan malos todos estos alimentos? Sigue leyendo para que te enteres.


Mito # 2. Los carbohidratos engordan.


¡No seas injusto! Cuando comes, tu cuerpo digiere los carbohidratos para obtener azúcar, su principal fuente de energía. Pero no creas que es lo mismo que el azúcar que endulza tu café. El azúcar del cuerpo se llama glucosa y es algo así como su combustible.


Evidentemente, los alimentos que proporcionan azúcar y calorías a tu cuerpo, deben comerse con precaución. Pero no es justo catalogar a todos los carbohidratos como alimentos que engordan o culparlos de nuestro sobrepeso. Los culpables somos nosotros mismos pues no sabemos cuáles comer, en qué cantidad y cómo.


En primer lugar, es importante diferenciar los carbohidratos “más saludables” de los “menos saludables”. En segundo lugar, si comes muchos carbohidratos pero mantienes una vida sedentaria, ¿qué crees que hará el cuerpo con la energía y las calorías extra? ¡Obviamente acumularlas! Y en tercer lugar, muchas veces no son los carbohidratos los que engordan, sino cómo los preparas y con qué los acompañas, como por ejemplo las papas fritas con catsup (ketchup) o el bizcocho con crema dulce encima.


Mito # 3. No hay carbohidratos saludables.


¡Falso! Lamentablemente los carbohidratos que más conocemos o que más acostumbramos comer, son los que menos beneficios traen, pues sólo brindan azúcar a tu cuerpo y carecen de fibra y otros nutrientes. Estos son los carbohidratos refinados, como la harina blanca o el arroz blanco, y el azúcar refinada con la que se preparan tantos postres. (Sigue…)






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viernes, 5 de septiembre de 2014

7 formas de controlar la diabetes en la escuela

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Cada mañana van a clase millones de niños en el mundo, entre los cuales se encuentran miles de diabéticos. Como padre, sabes que el control de esta condición no tiene tregua: hay que mantenerlo las 24 horas de cada día y no se detiene porque tu hijo/hija deba permanecer durante largas horas en su centro escolar. Debes planear su cuidado durante el tiempo que va a permanecer lejos de ti y para ayudarte en la tarea, aquí encontrarás varios consejos.


El regreso al colegio puede resultar muy emocionante para el niño: el reencuentro con amigos, conocer otros nuevos, pero a la vez, puede generar mucho estrés, sobre todo si debe asistir a una escuela nueva, adaptarse a otra maestra, quizás a un nuevo horario. Si además el niño tiene un padecimiento crónico como la diabetes, el estrés se multiplica, tanto para él/ella como para los padres y eso no les conviene ni a unos ni a otros. ¿Podrá cuidarse bien por sí mismo(a)? ¿Recibirá ayuda en la escuela si es necesario? Para salir de dudas y aliviar tus miedos, comprensibles por supuesto, lo mejor es tener un plan y actuar. Aquí encontrarás una serie de consejos respaldados por la Asociación Americana de la Diabetes y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés).


1. La preparación comienza en casa: mientras más controlados y estables tenga sus niveles de glucosa en la sangre el niño(a), mucho mejor. Eso requiere que supervises su dieta, sus medicamentos y su nivel de ejercicio. Así estará preparado físicamente para enfrentar mejor los cambios que le esperan al ingreso o al regreso al colegio. De acuerdo a su edad y al nivel de comprensión, explícale en qué consiste la diabetes, los medicamentos que toma y por qué los necesita, los alimentos que le convienen comer fuera de casa (en la cafetería del colegio o en el aula), cuales debe evitar, así como a identificar las señales del cuerpo de que algo no anda bien para que pueda pedir ayuda a su maestra o al personal administrativo.


2. Una visita obligada: pide una cita con la maestra y/o el personal administrativo de la escuela para dejarles saber que tu hijo(a) tiene diabetes, así como sus necesidades específicas en cuanto a su dieta y los medicamentos que necesita. Infórmate acerca de las facilidades y/o medidas para el cuidado de la salud con las que cuenta el colegio: una enfermería con personal entrenado por si se presenta cualquier tipo de emergencia médica de los alumnos, por ejemplo, o el tipo de comida que sirven en el colegio. No temas hacer preguntas, o pedir ciertas condiciones para tus hijo(a). En las escuelas públicas de los Estados Unidos o las que reciben fondos federales, por ejemplo, los niños con condiciones como la diabetes, están protegidos por la ley (específicamente, la Ley de Educación para Personas con Discapacidades y el Artículo 504 de la Ley de Rehabilitación de 1973). Investiga en el país en que vives si los niños reciben alguna protección similar. (Sigue…)






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jueves, 4 de septiembre de 2014

¿Te está creciendo la panza? ¿Tienes barriguita de cerveza? ¡Decide apretarte el cinturón!

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El volumen de tu vientre aumenta a toda marcha, pero la primera solución que se te ocurre, comprar ropa cada vez más ancha, no es ni la mejor ni la más inteligente. ¿Sabías que toda esa grasa acumulada en tu vientre es un atentado contra tu salud? Comienza hoy mismo un plan para reducirla.


Hace tiempo que el perfil de tu abdomen va en aumento, tus amigos hacen broma con tu “barriguita de cerveza”, pero solamente pensar en dietas o ejercicios te agota. Todas esas libritas o kilos de más que se han ido acumulando alrededor de la cintura, no han llegado allí de casualidad: estás obviamente ingiriendo más calorías de las que quemas, aunque la genética y hasta la edad pueden influir a la hora de ganar peso de más.


Ya en Vida y Salud te hemos advertido en varias ocasiones que el sobrepeso y la obesidad son enemigos de la buena salud. Pero la grasa que se acumula específicamente en el abdomen, además de incómoda y antiestética, resulta más peligrosa todavía ya que puede afectar desde tu corazón hasta tus huesos. Por si fuera poco, el problema no se limita a esos “rollitos” que ves y que impiden que la camisa te quede holgada y hacen que el pantalón te moleste. Un problema aún mayor es la grasa visceral que no se ve y que se acumula en zonas más profundas alrededor de tus órganos internos.


Independientemente de tu peso general, toda esa grasa acumulada en el abdomen aumenta tu riesgo de desarrollar un grupo de condiciones que debes tratar de evitar a toda costa. Aquí tienes la lista:



Si quieres comprobar que tienes problema con la grasa abdominal, atrévete a medir tu cintura. Las cifras no engañan. Toma una cinta métrica y pásala alrededor de la cintura, justo encima de los huesos de la cadera y de forma paralela al suelo. La cinta debe quedar ajustada, pero sin que se hunda en la piel. Asegúrate de que la cinta quede al mismo nivel en toda la circunferencia, y si por casualidad el vientre ya es muy protuberante, te convendría acostarte para tomar la medida. Si esta mide más de 40 pulgadas (101.6 cm) estás en terreno peligroso y mientras más te pases de esta cifra, estás en mayor peligro. (Sigue…)






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