El perfil de la diabetes tipo 2 rejuvenece cada día más. Hasta hace relativamente pocos años, según el Instituto Nacional de la Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales, la mayoría de los pacientes diagnosticados con diabetes tipo 2 eran adultos que tenían 40 años o más y estaban sobrepasados de peso. Pero eso ha cambiado. No solamente se ve un aumento en los casos de diabetes en general, sino que el número de niños y adolescentes (entre los 10 y los 19 años) con diabetes aumenta también, debido en parte, al aumento en la obesidad y el estilo de vida sedentaria. Si no quieres que tu hijo forme parte de estas estadísticas, ayúdalo a evitar que desarrolle la enfermedad y si ya padece de diabetes, a que la controle.
¿Un niño con diabetes tipo 2? Hasta hace pocos años, era algo raro. El tipo de diabetes más común entre los niños era la diabetes tipo 1 (antiguamente llamada diabetes juvenil, en la que el páncreas no produce insulina). El panorama ha ido cambiando, y desafortunadamente, empeorado. Echa una ojeada a los datos de un estudio norteamericano proporcionados por el Centro para el Control de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés):
- Más de 186,000 personas menores de 20 años padecen de diabetes (tipo 1 y tipo 2) tan solo en los Estados Unidos.
- Los médicos y los proveedores de salud diagnostican cada vez a más niños y a más adolescentes con diabetes tipo 2, un tipo de diabetes que se diagnosticaba generalmente en los adultos de 40 años o más, convirtiéndola en un problema de salud importante en ese segmento de la población.
- La elevación en los niveles de obesidad en los niños y el bajo nivel en la actividad física se combinan para agravar todavía más la tendencia.
- Los niños y los adolescentes con el diagnóstico de diabetes tipo 2 tienen entre 10 y 19 años, están obesos, tienen familia cercana que padece de diabetes y muestran resistencia a la insulina con dificultad para controlar la glucosa (el azúcar) en la sangre.
¿Qué significa que mi hijo padece diabetes tipo 2?
Cada vez que comemos, el aparato digestivo transforma los carbohidratos en glucosa (o azúcar en la sangre). El páncreas segrega una hormona, la insulina, que ayuda a que esa azúcar entre a las células para que la utilicen como energía. Cuando tu hijo tiene diabetes tipo 2, las células o son resistentes a los efectos de la insulina (o ésta no es suficiente) y entonces la glucosa se acumula en la sangre, a niveles que no son saludables y pueden ser peligrosos para la salud. Con el tiempo, la diabetes pone al cuerpo del niño, del adolescente o del adulto, en riesgo de sufrir complicaciones asociadas con la diabetes como: enfermedades cardíacas, ceguera y problemas renales, entre otros.
¿Y por qué mi niño?
La causa principal del aumento de la diabetes 2 en los niños, y probablemente de la diabetes de tu hijo, es el exceso de peso. En los Estados Unidos solamente, uno de cada cinco niños tiene sobrepeso, lo que duplica las probabilidades de que desarrollen diabetes. Esta epidemia de sobrepeso no ocurre en un vacío: se origina debido a los hábitos de alimentación poco saludables, la falta de actividad física y de ejercicio.
El combatir esta causa es precisamente la primera línea de defensa y el tratamiento para tu hijo. El pediatra determinará si el niño tiene sobrepeso y cuánto, teniendo en cuenta su sexo, su edad, su peso y su estatura (altura). A medida que pueda ir reduciendo el exceso de peso, resultará mucho más fácil mantener los niveles de glucosa bajo control. La dieta de un niño nunca debe de ser demasiado restringida ya que está creciendo y desarrollándose.
Para llevar ese nivel de glucosa a los niveles normales, el pediatra, el niño y tú deben trabajar en equipo para que el tratamiento tenga éxito. ¿En qué consiste éste?
- Bajo supervisión del doctor y con tu ayuda, el niño debe aprender a comer mejor y de manera más saludable, reduciendo la cantidad de las grasas y los azúcares. Como está creciendo, él o ella (quizá junto con un dietista registrado le indicarán qué y cuánto comer).
- Aumentar el nivel de actividad física. Según las recomendaciones federales incluidas en la Guía de Actividad Física estadounidense, los niños y los adolescentes deben realizar como mínimo una hora de actividad física al día.
- Tomar sus medicamentos. Aunque muchas veces la diabetes de tipo 2 se puede controlar con dieta y ejercicios durante un tiempo, a veces, como la condición es progresiva hará falta que tome medicamentos más adelante. La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) ha aprobado un medicamento llamado metformina (en tabletas y en forma líquida) que ayuda a reducir la glucosa en los niños. Cuando se toma diariamente, el metformina aumenta la sensibilidad del cuerpo a su propia insulina, la activa y la hace más efectiva a la hora de llevar la glucosa hasta las células. Inicialmente, en algunas personas, podría provocar malestares estomacales, náusea y diarrea, pero estos síntomas desaparecen en unas cuantas semanas. A muchos les ayuda a perder peso también porque podría disminuir el apetito.
- El control de la diabetes implica un compromiso diario y de por vida. El niño, al igual que los adultos, tendrá que aprender a medir su nivel de glucosa a diario, a veces más de una vez. Ocasionalmente podría necesitar inyectarse insulina (esto es raro en los casos de diabetes tipo 2, especialmente al principio). El médico te indicará qué tipo de insulina deberá usar y la dosis en el caso de tu hijo.
Cuestión de equipo
Cuando el niño recibe un diagnóstico de diabetes de tipo 2, esto implica un gran cambio en su vida y en la de su familia. Es precisamente el núcleo familiar el principal apoyo del niño en esta etapa y todos deben colaborar con el médico para que el niño pueda controlar su azúcar y llevar una vida saludable. Hay estrategias en las que tú, como madre o padre, pueden ayudar:
- Planea comidas saludables ¡para toda la familia! Es una buena forma no sólo de ayudarlo, sino de evitar que diagnostiquen a otros de tus hijos — o sea, de prevenir la diabetes si el niño(a) tiene factores de riesgo
- Elimina los refrescos y las bebidas carbonatadas y limita el consumo de carbohidratos
- Aprende a contar los gramos de carbohidratos y lee las etiquetas de los productos que compras en el supermercado.
- Ponle al niño una meta de pérdida de peso que sea realista. Conversa honestamente con él sobre su condición y explícale que su cooperación es imprescindible para controlar la enfermedad.
- Anímalo a realizar actividad física, idealmente 1 hora al día, pero 30 minutos diarios cinco días a la semana resultan muy positivos. Controla el tiempo que le dedica a la televisión o a la computadora.
- Lleva al niño a hacerse exámenes de la vista regularmente. Revisa también sus pies para prevenir problemas, (por ejemplo: en caso de que haya una lesión y no se de cuenta para tratarla antes de que se infecte) .
- Si el niño o adolescente no coopera, trata de averiguar la causa. Los adolescentes también tienen que manejar cambios hormonales que afectan su comportamiento, su estado de ánimo y también las fluctuaciones (cambios) de la glucosa. Consulta con tu médico si tienes alguna duda.
- Realiza los cambios en el estilo de vida gradualmente. Pequeños pasos, uno a la vez, pero consistentemente, son los que mejores resultados rinden a largo plazo.
- Recuerda que otras condiciones, desde una infección a un simple resfriado, puede afectar los niveles de la glucosa. Tenlo presente para que no te alarmes.
Cómo prevenir la diabetes tipo 2 en los niños
La manera más efectiva es evitar la causa principal: el exceso de peso y la obesidad. Una dieta balanceada y el ejercicio son la fórmula perfecta, no sólo para mantener a raya la diabetes, sino otras condiciones perjudiciales para la salud. Los padres y los maestros deben alentar a los niños a consumir comidas más pequeñas, con menos carbohidratos refinados y más frutas y vegetales y siempre con una proteína, así como a que realicen ejercicio diariamente durante o después de la escuela.
La diabetes tipo 2 es una amenaza muy real. Pero tú puedes ayudar a tu hijo a evitarla y a controlarla si ya la ha desarrollado. El depende de ti, así que demuéstrale cuánto lo quieres llevándolo a jugar al parque o invitando a sus amiguitos a un partido de pelota improvisado, en lugar de dejarlo sentado por horas frente a la computadora. Con tu ayuda, saldrá adelante.
Imagen © iStock / selimaksan
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