Las personas que tienen un número excesivamente bajo de neutrófilos en la sangre, un tipo de glóbulos blancos en la sangre que combaten a las bacterias que invaden al organismo, tienen un riesgo mayor de desarrollar infecciones. Los pacientes con cáncer, y particularmente los que reciben quimioterapia, son muy propensos a que se les bajen los neutrófilos. Esta condición se conoce como neutropenia. Afortunadamente existen medicamentos que ayudan a combatirla y medidas que se pueden tomar para evitar las peligrosas infecciones.
No vivimos en un vacío. Dentro y fuera de nuestro organismo habitan millones de microorganismos (virus, bacterias y hongos), que son invisibles a simple vista, pero que conviven con nosotros. Algunos son inofensivos y hasta beneficiosos, mientras que otros provocan enfermedades. Por suerte, nuestro organismo dispone de un sistema de defensas, dispuesto a defenderlo del ataque de los organismos que son peligrosos.
Parte de nuestro sistema de defensa son los glóbulos blancos o leucocitos de la sangre, cuya función principal es precisamente proteger al cuerpo, atacando a los virus y a las bacterias nocivas. Existe un tipo específico de glóbulo blanco, llamado neutrófilo (que se le llama así porque no se tiñe con colorantes ni ácidos ni básicos) es, por así decirlo, el defensor en la primera fila. Los neutrófilos son los primeros en acudir en tu defensa cuando te cortas, te rasguñas, o te quemas en un accidente.
Hay varios factores que pueden influir en que el número de neutrófilos se reduzca y llegue a niveles muy bajos (neutropenia), pero ocurre con gran frecuencia que las personas que reciben tratamiento para el cáncer (de hecho se calcula que la mitad de las personas que reciben quimioterapia desarrollan algún grado de neutropenia), y es uno de los efectos secundarios comunes de ciertos tipos de cáncer como la leucemia.
Aquí te explico la razón. La quimioterapia implica el uso de medicamentos para destruir a las células cancerosas, células que crecen rápidamente. Los medicamentos que se utilizan en la quimioterapia no distinguen entre una célula de crecimiento rápido sana o maligna, por lo que también destruyen a las células de la médula ósea, de los folículos del cabello, y/o a las células de la mucosa bucal o del intestino. Cuando la neutropenia es ocasionada por la quimioterapia, se produce típicamente entre los 3 a 7 días después del tratamiento y continúa por varios días antes de que los neutrófilos y otros leucocitos vuelvan a sus niveles normales. El tipo de medicamento y la dosis empleados en cada quimioterapia afecta no sólo la disminución del nivel de los neutrófilos sino el tiempo en que tardarán en recuperarse.
Además de la quimioterapia, algunos tipos de cáncer pueden afectar directamente a la médula ósea, como en la leucemia, el linfoma y el mieloma, así como en ciertos tipos de metástasis (el cáncer que se han extendido a otras partes del cuerpo), reduciendo los niveles de los neutrófilos. La terapia por radiación también puede afectar a la médula ósea, especialmente cuando se administra en varias áreas del cuerpo o en los huesos de la pelvis, las piernas, el abdomen o el pecho.
La neutropenia no da síntomas. Los pacientes por lo general saben que la tienen cuando se les hace un examen de sangre como parte de su evaluación entre los tratamientos y antes de cada quimioterapia. Los niveles normales de los glóbulos blancos totales en la sangre normalmente es de entre 4,500 y 10,000. Aunque una cuenta de los glóbulos blancos totales por debajo de 4,500 se considera por debajo de lo normal, típicamente no causa problemas. A esto se le llama leucopenia. Los neutrófilos son un tipo de glóbulos blancos. La severidad de la neutropenia se basa en la cuenta absoluta de neutrófilos (ANC por sus siglas en inglés) que se mide en células por microlitro de sangre:
- Se considera un riesgo mínimo de neutropenia a < = 1,000 ANC < 1,500
- Se considera un riesgo moderado de neutropenia a < = 500 ANC < 1,000
- Se considera un riesgo severo de neutropenia a ANC < 500
Entre más severa es la neutropenia, mayor es el riesgo de desarrollar una infección.Si los niveles están muy bajos, el paciente tiene dos peligros:
- Está más vulnerable a contagiarse y a infectarse
- No puede mantener el ritmo de los tratamientos, ya que hay que esperar a que los neutrófilos y otros conteos estén en niveles normales para que pueda recibir el siguiente tratamiento de quimioterapia o radiación.
Para contrarrestar el peligro de infecciones y además mantener un ritmo conveniente de terapias, el oncólogo podría indicar el uso de antibióticos como medida preventiva y otros medicamentos que estimulen la producción de glóbulos blancos en la médula ósea. Estos son el filgrastim (Neupogen) que actúa a corto plazo, o el pegfilgrastim (Neulasta), cuya acción es más prolongada. Cualquiera de estos medicamentos ayuda al cuerpo a producir más neutrófilos y otros tipos de glóbulos blancos.
Pero es importante no dejarlo todo en mano de los médicos y las medicinas. Los pacientes también pueden tomar varias medidas para protegerse de una infección. Por ejemplo:
- Lavarse las manos con frecuencia con bastante agua y jabón
- Evitar estar en contacto con personas enfermas y procurar no visitar sitios públicos muy concurridos
- Lavar muy bien los alimentos y de preferencia consumirlos cocinados (evitar, en lo posible, consumir verduras crudas, huevos crudos, quesos fermentados o sushi)
- Consumir de preferencia agua embotellada o filtrada y bebidas pasteurizadas. Ten mucha precaución. Esto es importante.
- Usar una máscara protectora si vas a estar en contacto con otras personas
- Tener cuidado con el manejo de las mascotas, así como de sus alimentos y sus desechos.
Pero aun cuando se tomen todo tipo de precauciones, es posible que se desarrolle una infección. Hay que llamar al doctor de inmediato si se experimentan los siguientes síntomas:
- Fiebre, escalofríos, o sudores.
- Náuseas y vómitos severos
- Diarrea frecuente o con sangre
- Dolor de cabeza intenso que no se mejora
- Enrojecimiento o drenaje que provenga de una línea intravenosa que se tenga en el cuerpo
- Debilidad extrema
- Erupción en la piel o ampollas que aparezcan de repente
- Dificultad para respirar mientras uno se encuentra en reposo o sin hacer tareas que impliquen mucho esfuerzo
- Ardor al orinar
Parte del tratamiento del cáncer es observar y prestar mucha atención a lo que ocurre después de casa sesión: cómo reacciona el cuerpo y cuáles síntomas se van presentando. Si estás recibiendo tratamiento, ya sea de quimioterapia o con radiación, debes estar muy atento(a) a tus cuentas sanguíneas para saber cuándo podrías estar más vulnerable a desarrollar una infección para que tengas más precauciones. Sigue disciplinadamente las indicaciones de tu oncólogo y comunícate con él o ella en caso de que sientas que algo no marcha bien. Y ya verás que muy pronto todo volverá a la normalidad. ¡No te rindas!
Imagen © Thinkstock / sgame
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