Un estudio realizado en la Universidad de California brinda esperanza a los millones de pacientes con Alzheimer, al haber podido revertir la pérdida de la memoria asociada con la condición, cambiando patrones y conductas de vida. Pero no todos coinciden en que este sea el tratamiento más adecuado, al menos hasta que se realicen investigaciones más profundas.
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia, y consiste en la pérdida gradual de la memoria y la consiguiente dificultad para realizar actividades intelectuales, lo que interfiere en la rutina de la vida diaria. Aunque generalmente se asocia con la edad, y es cierto que la mayoría de las personas que la padecen tienen más de 65 años, hasta un 5% de pacientes la desarrollan más temprano a los 40 o los 50 años.
Aunque el Alzheimer es una enfermedad progresiva que no tiene cura, al parecer es posible retardar o aminorar sus efectos. Un estudio dirigido por el Dr. Dale Bredesen, profesor de neurología de la Universidad de California, explica que el plan general para lograrlo conlleva hacer cambios en la dieta (se deben eliminar los carbohidratos simples y los alimentos procesados), practicar ejercicios regularmente, reducir el estrés, formar buenos hábitos de sueño (de 7 a 8 horas cada noche) y consumir complementos, como curcumina (o cúrcuma), aceite de pescado, aceite de coco, resveratrol, coenzima Q10, y vitaminas D3 y B12. En algunos casos, se usó además terapia hormonal.
Según el estudio, publicado en la revista Aging, el régimen completo tiene 36 componentes o terapias diferentes, pero puede variar de un individuo a otro. El Dr. Bredesen cita los casos de 10 pacientes que siguieron el programa. La mitad de ellos tenía deterioro mental leve o Alzheimer en su etapa inicial. En los demás, el Alzheimer estaba más avanzado, y los pacientes alcanzaron puntuaciones normales en las pruebas de memoria y pensamiento, pero se quejaban de dificultades en la vida diaria. Un solo paciente, con Alzheimer avanzado, no respondió a la terapia.
El Dr. Bredesen afirmó que las vidas diarias de los pacientes habían cambiado mucho tras el estudio, e incluso algunos que habían dejado de trabajar volvieron a sus trabajos. Pero al mismo tiempo, dice que se necesitan estudios más profundos para validar los hallazgos.
Otros expertos, como Heather Snyder, de la Asociación del Alzheimer, de Chicago, y el Dr. James Galvin, profesor del Centro Médico Langone, de Nueva York, también piensan que es demasiado pronto para llegar a conclusiones definitivas, aunque los puntos del programa que se basan en la dieta, la actividad física y la inflamación del cuerpo tienen validez científica. Según el Dr. Galvin, es difícil evaluar las terapias específicas, sobre todo el uso de los complementos, basándose sólo en los casos estudiados. No hay suficiente información para saber por qué se eligieron esos complementos ni cómo se calcularon las dosis.
Aunque de acuerdo con el Dr. Galvin, las terapias del estudio no conllevan beneficios usadas individualmente, el Dr. Bredesen señala que la clave para un buen resultado es la combinación de las terapias. Según él , “No es un programa general para todo el mundo. Cada persona tiene una química distinta”.
Independientemente de que las investigaciones posteriores confirmen la validez del estudio, ¿qué puedes hacer mientras se llevan a cabo? Según la Sociedad Americana del Alzheimer, hay ciertas medidas que te pueden ayudar a combatir la enfermedad aun antes de que aparezca. Por ejemplo:
1. Haz ejercicio. Resulta esencial para mantener el flujo normal de sangre al cerebro y para formar células cerebrales nuevas. Además, reduce el riesgo de infartos, de accidentes cerebrovasculares (apoplejías) y de diabetes. Los ejercicios no tienen que ser agotadores. Actividades como caminar, montar en bicicleta, trabajar en el jardín, hacer movimientos de yoga, en fin, cualquier actividad que te haga mover el cuerpo y acelerar los latidos del corazón es beneficiosa.
2. Adopta una dieta “saludable” para cerebro. La grasa y el colesterol contribuyen a los accidentes cerebrovasculares y a los daños cerebrales. Los estudios demuestran que una dieta alta en grasas saturadas y en colesterol tapa las arterias, lo que se relaciona con un riesgo mayor de desarrollar Alzheimer. Sigue una dieta baja en estas sustancias, y rica en frutas y vegetales oscuros, en pescado y en frutas secas (almendras, nueces, avellanas, etc.), que contienen elementos antioxidantes y ayudan a proteger a las células cerebrales.
3. Lleva una vida social activa. Según varios estudios, las personas que son activas socialmente conservan la vitalidad del cerebro. Actividades como viajar, asistir a eventos deportivos y culturales, o hacer trabajos voluntarios en instituciones de caridad te ayudan a formar relaciones personales con los demás. Y la interacción con otras personas no sólo hace tu vida más agradable, sino que reduce el estrés, lo que te ayuda a mantener conexiones saludables entre las células cerebrales.
4. Mantente mentalmente activa(o). Las actividades que estimulan tu mente contribuyen a fortalecer las células del cerebro y las conexiones entre ellas, y ¡hasta pueden crear nuevas células cerebrales! Lee, escribe, resuelve crucigramas y juegos de palabras, asiste a conferencias y a obras de teatro, aprende un idioma nuevo, inscríbete en cursos para adultos, intenta hacer ejercicios de memoria, etc. Todo lo que haga trabajar tu cerebro ayuda a mantenerlo alerta.
Trata de poner en práctica todas estas recomendaciones, gradualmente, cambiando así tu estilo de vida. Mientras más de ellas practiques, será mejor, ya que la combinación de ellas es clave no sólo para retrasar el Alzheimer sino también para reducir el riesgo de otras enfermedades físicas y mentales, y para llevar una vida más sana y satisfactoria.
Imagen © Thinkstock / Alex Slobodkin
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