El ejercicio intenso y el ácido láctico: una relación que debes conocer
Seguramente te ha pasado al hacer ejercicio intenso que sientes una sensación de ardor, como si los músculos te quemaran, pero no sabes por qué. Esa sensación se produce por un derivado del proceso metabólico, el ácido láctico, que cuando se acumula en exceso causa esas sensaciones molestas. Esa acumulación, cuando se deriva del ejercicio, es temporal y no tiene consecuencias graves. Pero si te entrenas en serio, debes conocer cómo se produce. Aquí te lo explicamos.
Nuestro cuerpo es como un laboratorio químico que funciona sin parar. Uno de los principales procesos que ocurren en este laboratorio personal es el metabolismo, que mencionamos frecuentemente en Vida y Salud. Como te hemos explicado, éste es el proceso mediante el cual los alimentos que ingerimos se transforman en energía (glucosa), que el cuerpo utiliza como combustible para desempeñar sus funciones en un proceso que se llama glucólisis, en el que también interviene el oxígeno (por eso se llama aeróbico).
Pues bien, cuando el oxígeno disminuye y el cuerpo necesita obtener más energía, como cuando te ejercitas intensamente, este proceso de combustión o descomposición de hidrato de carbono se vuelve anaeróbico y produce entonces una sustancia llamada ácido láctico o lactato. Ese ácido láctico le permite a los músculos continuar la actividad intensa por uno a tres minutos pero no más. En ese momento, empieza a causar un ambiente ácido que es el que causa que te ardan los músculos y pares de hacer ejercicio. Lo hace para protegerte, especialmente, proteger a tus músculos.
En el momento que paras, el músculo empieza a recibir oxígeno, la acidez empieza a disminuir y las fibras musculares empiezan a re-establecerse. Si no recibieran ese oxígeno se podrían dañar. Pero una vez que paras, no hay problema. El ardor para y todo vuelve a la normalidad. Puede haber una elevación transitoria del ácido láctico en la sangre pero generalmente es pequeña.
Muchas personas piensan que la acumulación del ácido láctico en estas condiciones causa una condición llamada acidosis láctica que puede ser muy grave y que frecuentemente se asocia a infecciones severas (sepsis), cáncer, insuficiencia renal o respiratoria, envenenamiento con monóxido de carbono o pérdida de la circulación de la sangre a algún miembro o parte del cuerpo, entre otras. Estos casos, en general, se deben a acumulación de cantidades bastante más elevadas de ácido láctico en la sangre y se detectan en algún hospital o sala de emergencias, al descubrir o al tratar la enfermedad que las provoca.
Curiosamente el dolor que se experimenta en los músculos los días posteriores al ejercicio (me refiero 24 a 72 horas después) ya no se debe al ácido láctico que se produjo en el periodo inmediato (eso fue lo que causó el ardor únicamente). Los científicos no saben a ciencia cierta que causa el dolor, piensan que quizá se deba a cierto daño muscular y a la liberación de algunas sustancias en los tejidos que rodean al músculo que, a su vez, podrían causar inflamación. Se están realizando muchas investigaciones al respecto. Sin embargo, aunque se sabe que los antiinflamatorios disminuyen las molestias, no se sabe si los antiinflamatorios disminuyen la habilidad de que el músculo se repare (en caso de que haya habido algún daño en sus fibras).
Entre las recomendaciones que puedes seguir para prevenir el dolor de tus músculos (no relacionado al ácido láctico ya que ese ardor se detiene cuando dejas de hacer ejercicio) en los siguientes días de que ejercitas, si se presenta, están:
- Escucha los mensajes de tu cuerpo. Si te duelen tus músculos, reduce la intensidad o para el movimiento.
- Haz suficiente calentamiento previo para evitar lesiones.
- Mantente hidratado(a). Bebe suficiente líquido antes, durante y después del entrenamiento.
- Después del ejercicio, recuerda realizar ejercicios de enfriamiento y para estirar los músculos.
- Un masaje también podría ayudarte a controlar el dolor muscular después de realizar una actividad intensa.
- Aumenta la intensidad de los ejercicios gradualmente. Tu resistencia aumentará poco a poco. No pretendas hacerlo todo en un sólo día.
- Consulta con un entrenador o profesional calificado para aprender la técnica adecuada para cada ejercicio y movimiento y así evitarás lesionarte.
Si sigues estas recomendaciones podrás ir aumentando tu resistencia progresivamente, mejorando tu condición física y tu salud al mismo tiempo. Recuerda lo que dice el refrán: el cuerpo es sabio. Está pendiente de sus señales y aprende a dejar de hacer ejercicio cuando tu cuerpo requiere descanso. Y, desde luego, si el dolor persiste, aumenta, o aparecen otros síntomas, consulta a tu médico.
Publicación original: 2015
Ultima revisión: 2017
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Imágen © iStock / STEEX
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