viernes, 14 de julio de 2017

Quiropráctica o quiropraxia – lo que debes saber


Seguramente has oído acerca de la quiropráctica, ya que un tratamiento conocido que ayuda a mejorar el dolor “acomodando” los huesos. Incluso en algunos países latinoamericanos lo asocian con “tronar” el cuerpo o hasta les llaman “hueseros” (a quienes dan la terapia). Pero, ¿qué dicen los estudios sobre este camino? ¿Realmente ayuda? ¿Tiene riesgos? Aquí te informamos…

¿Qué es la quiropráctica?

Para empezar, como este es uno de los tratamientos que puede entrar dentro del campo de la medicina integrativa, medicina complementaria o medicina alternativa, hay mucha gente que no es profesional ni esta certificada por lo que es especialmente importante que siempre investigues a fondo y acudas con un quiropráctico calificado (me refiero a un quiropráctico profesional, con los conocimientos que se requieren en anatomía, fisiología, etc. y la prueba de los mismos – su título universitario).

Y una vez que hayas cumplido estos requisitos mínimos de seguridad, podemos seguir el viaje…

Según se sabe en el conocimiento occidental, la quiropráctica se origina más o menos entrando al año 1900, pero la realidad es que las raíces de este método (como en casi todos los caminos de curación tradicionales) están diseminadas por muchas culturas, a lo largo de los tiempos, en la búsqueda sin descanso que el ser humano ha tenido por curarse.

Fue Daniel David Palmer, un hombre más bien curandero que médico, quien la desarrolló y estudió en Iowa, EU. Tiempo después fundó la Escuela de Quiropraxia Palmer, que aún existe actualmente, y con esta guía se ha podido ir estudiando con métodos más científicos, sabiendo mejor la estructura de la columna vertebral y como el mover el cuerpo con las manos puede proporcionar salud a los pacientes sin tener que usar medicamentos.

La quiropráctica busca hacer ajustes o manipular la columna vertebral u otros huesos. Normalmente se emplea para corregir problemas de postura o dolor y para ayudar al cuerpo a que recupere su salud naturalmente y por sí solo.

Después de estos pocos más de 100 años en que la quiropráctica comenzó a conocerse más, hoy es ya la tercera profesión en la rama de salud más grande de Estados Unidos y en los últimos 30 años se ha investigado y se ha desarrollado – científicamente hablando – muchísimo.

La mayoría de los quiroprácticos se enfocan en que fluya sin obstáculos la relación normal entre la estructura del cuerpo (principalmente la columna vertebral) y las funciones que se desarrollan a lo largo de él. Además de la manipulación manual, pueden usar otras técnicas como el calor y el frío, la relajación, la rehabilitación y el ejercicio o la nutrición (incluso todas o varias juntas se complementan también).

La fuerza con la que se hace la manipulación en la espalda varía dependiendo del quiropráctico que la realice y también depende de la zona del cuerpo en la que se haga o de la afección que se esté tratando. Después de una sesión se espera que el dolor se haya descargado (al menos una buena parte) y el funcionamiento físico del cuerpo se recupere.

¿Qué debes saber sobre la quiropráctica?

Que normalmente los pacientes que van con un quiropráctico acuden a él o ella con dolores en los huesos y en los músculos, las afecciones más comunes son dolores de cuello, lumbares (en la parte baja de la espalda), molestias en la espalda y osteoartritis. Normalmente los quiroprácticos examinan a los pacientes y observan su cuerpo para determinar la fuerza o debilidad muscular, su postura (en varias posiciones), el rango de movimientos que puede o no hacer la persona, su columna vertebral y los problemas estructurales que tenga.

Aunque utilicen otras técnicas, como el empleo de varias temperaturas (frío o calor), por ejemplo, lo principal dentro de la quiropráctica es la manipulación de la columna y de algunas otras partes del cuerpo para corregir posturas que generan enfermedades, aliviar el dolor, mejorar ciertas funciones o la salud en general, ayudar al cuerpo a que sane por sí solo y conocer la estructura de cada cuerpo o sea, cómo funcionan sus nervios, huesos, articulaciones, músculos, etc.

Los dolores que se tratan con esta técnica son normalmente dolor de la espalda baja, dolor de cabeza, dolor de cuello, dolor de las extremidades y problemas en las vértebras (como cuando se sufre una dolor causado por un golpe o un accidente).

Es difícil realizar los estudios científicos de la quiropráctica de una manera objetiva en la forma en que se realizan las evaluaciones con pastillas en donde se pueden utilizar placebos y el investigador no sabe si el paciente está tomando un compuesto con el ingrediente activo o no y sólo una vez que se analizan los resultados se ve realmente si el compuesto activo fue diferente en su efectividad y en los efectos secundarios. En el caso de la quiropráctica, los que aplican el tratamiento, son los mismo que evalúan los resultados y no hay un control válido ya que la “manipulación falsa” es difícil de comparar. Sin embargo, dicho esto, los estudios parecen sugerir que la quiropráctica parece ser efectiva en ciertos tipos de dolor de espalda baja cuando es subagudo o crónico, no agudo.

Por el otro lado, es dudoso que la quiropráctica ayude y se requieren más estudios en los casos de hernia de disco en las vértebras lumbares o hernia lumbar; en la hernia de disco cervical o hernia cervical; en el síndrome del túnel carpiano; en los dolores de los hombros; el síndrome temporomandibular; en los casos de dolor de cuello agudo; en los casos de dolor de cuello crónico; para el tratamiento de migraña; entre otras condiciones.

En la parte baja de la espalda, normalmente los quiroprácticos manipulan las estructuras vertebrales, hacen una especie de palanca y así reestablecen su movilidad y quitan la tensión. El dolor de espalda es tan común que algunos médicos dicen que 8 de cada 10 personas lo sufren alguna vez en su vida y mientras para algunos sólo dura unos días o semanas, para otros se vuelve un problema crónico.

Según las investigaciones, la manipulación de la columna vertebral o quiropráctica es una de las opciones para quitar el dolor de la parte baja de la espalda y suele funcionar igual de bien que hacer ejercicio, que los masajes, que la terapia física, que poner calor en la zona afectada e incluso que los medicamentos para aliviar el dolor. También suele ser un tratamiento efectivo para los dolores del cuello y de otras zonas de la espalda. Sin embargo, para aliviar por ejemplo, la fibromialgia hay evidencias muy limitadas que apoyen que la manipulación de la columna vertebral sea efectiva.

Otra cosa muy importante que debes considerar luego de que has encontrado a un quiropráctico calificado, es que debes compartir con él o ella todos los síntomas que tengas. Como en la manipulación de esta zona del cuerpo se mueven no sólo los huesos o los músculos, sino también los nervios, debes decirle si tienes algún entumecimiento, hormigueos, debilidad muscular o cualquier problema neurológico. De hecho, idealmente, si tienes cualquiera de estos síntomas, debes acudir con un médico antes de ir al quiropráctico para establecer un diagnóstico y evitar complicaciones.

Este es un procedimiento normalmente seguro que puede generar algunos efectos como ligeros dolores de cabeza, cansancio o molestias en las zonas del cuerpo que fueron manipuladas (que normalmente deberían pasar en uno o dos días) y los reportes de problemas de salud más graves luego de una sesión de quiropráctica, son raros, pero pueden suceder.

Después de una sesión de quiropráctica (inmediatamente o cierto tiempo después) algunos pacientes han reportaron dolores de cuello intensos seguidos de problemas cardiovasculares severos. Han habido casos de ataques al corazón, derrames cerebrales (ACV), parálisis e incluso de muerte. Por lo general, se considera más segura la manipulación de la parte baja de la columna que la del cuello.

Las personas que toman anticoagulantes o que tienen trastornos de la coagulación están en mayor riesgo de tener complicaciones después de tener manipulaciones quiroprácticas. A veces, el tratamiento de una infección en un hueso o de un tumor en la columna puede retrasarse si estás tratando el dolor y no el problema que lo causa.

Para ser precavidos, es mejor que no tengas un tratamiento quiropráctico si tienes o no sabes si tienes tumores, fracturas, artritis (sobre todo grave), infecciones en las articulaciones o huesos, osteoporosis o problemas neurológicos. Recuerda que los vasos sanguíneos también se manipulan. La quiropráctica ha ayudado a muchas personas, pero tu salud es primero. Si no sabes qué está causando tu dolor, si tu dolor persiste, si empeora y/o se asocia a otros síntomas visita a un médico.

 

Publicación original: 2011

Ultima revisión: 2017

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Imagen © iStock / AJ_Watt

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