Cada parte del ojo cumple su función especial. Así, los parpados también tienen la suya. Por eso es importante conocer los distintos problemas que pueden afectarlos, para poder detectarlos lo antes posible y acudir a un oftalmólogo para recibir el tratamiento adecuado de inmediato.
No todos los problemas de los ojos se relacionan con la vista. Algunos tienen que ver, por ejemplo, con los párpados, que ayudan a proteger a los ojos: los humedecen y los limpian del polvo, la suciedad y otras partículas. Y esto no es un tema menor, ya que puede tratarse de cuestiones más o menos serias, que en general, requieren de atención especializada.
Por ejemplo, un caso muy común es el orzuelo (perrilla). ¿Te ha salido alguna vez una especie de grano o bulto rojo muy doloroso y molesto en el ojo? Si no te ha pasado a ti, posiblemente conozcas a alguien que lo ha tenido. Eso es un orzuelo, y se trata de una infección en unas glándulas que hay en el párpado llamadas de Zeiss, en la base de las pestañas que provoca esa formación dolorosa y enrojecida. En general, las molestias del orzuelo disminuyen tras la aplicación frecuente de compresas calientes. Es muy común en los niños. Ocasionalmente se requiere un antibiótico ya que se debe a una infección.
Otro tipo de inflamación en el ojo, en otra glándula, la de Meibomio causa el llamado chalazión (su nombre proviene del griego y significa pequeño bulto). Esta se caracteriza por la presencia de un nódulo firme, generalmente no doloroso en los párpados superiores o inferiores, pero por dentro (a diferencia del orzuelo que es por fuera). Las glándulas de Meibomio, por cierto, producen grasa para lubricar el ojo. El chalazión tiende a ser crónica, es decir que se repite continuamente, y se diferencia del orzuelo porque no tiene signos agudos. Y aunque muchas veces los chalaziones desaparecen solos, cuando su crecimiento altera la vista o causa problemas por su tamaño, puede ser necesario quitarlos. Ocasionalmente es necesario tratarlos con antibióticos si se infectan, eso no sucede con frecuencia.
Y no sólo las infecciones pueden atacar a los párpados. Un problema un poco más complicado es el de los párpados caídos, que también se conoce como ptosis o blefaroptosis y es una condición en la cual el borde de la parte superior del párpado cae a una posición por debajo de lo normal. En muchos casos, el párpado caído puede cubrir la totalidad o parte de la pupila e interferir con la visión.
La ptosis puede afectar a uno o ambos ojos y presentarse al momento de nacer (ptosis congénita) o desarrollarse gradualmente con el paso de los años. A veces, constituye un problema aislado que cambia el aspecto de una persona sin afectar la visión ni la salud, pero en otros casos, sin embargo, puede ser una señal de que existe una condición más grave que afecta a los músculos, los nervios, el cerebro o las órbitas de los ojos.
¿Te preguntas cómo detectar si tus hijos tienen este problema? Pues en general puedes ver si el ojo de tu hijo parece más pequeño o si el párpado cubre la pupila del ojo parcial o totalmente o incluso no permite que tu hijo vea bien con ese ojo. Si la ptosis es pronunciada, el niño suele intentar levantar el párpado subiendo las cejas o adoptando una posición de la cabeza con el mentón levantado para mantener la visión binocular (con ambos ojos). Además, al masticar o succionar verás que abre mucho el ojo. Es importante que esta condición sea evaluada por un médico especializado en los ojos, o sea, un oftalmólogo (algunos le llaman oculista), ya que a veces puede provocar problemas de visión que deben ser tratados.
Otro problema que puede ocurrir con los párpados, además de la ptosis que mencioné es lo que se denomina lagoftalmos. El lagoftalmos es una enfermedad que hace casi imposible cerrar los párpados por completo, se puede deber a una parálisis o a un acortamiento de los párpados, entre otros motivos. Como el ojo no se cierra correctamente, esta condición puede hacer que el ojo se seque, se infecte o se produzca una lesión en la córnea, lo que puede hacer que se pierda la visión y hasta el mismo ojo. Por eso, es fundamental protegerlo con lágrimas artificiales, pomadas oftálmicas o cámaras húmedas.
Otro caso que también lleva un nombre raro es el blefarospasmo: el cierre espástico o repetitivo de los párpados que puede deberse a enfermedades que irritan distintas partes del ojo como la córnea, la conjuntiva o el nervio facial, aunque también puede ser causado por una fatiga o defecto de refracción no corregido o, simplemente, puede deberse a un tic “normal”.
Y esta lista podría continuar, aunque sería muy extensa. Desde luego, los casos más graves pueden ser los que son provocados por los tumores en el párpado. Por eso, si tienes cualquier molestia o notas cualquier signo anormal o que esté fuera de lo común en tus ojos o en los ojos de tus hijos, no pierdas tiempo y consulta a un oftalmólogo de inmediato, para que se establezca el diagnóstico y, si es necesario, que reciban el tratamiento adecuado para evitar complicaciones
Imagen © iStock / kgfoto
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