Si piensas que la escoliosis sólo afecta a los niños, estás es un error. Los adultos también pueden desarrollar esta afección, sobre todo las mujeres después de cierta edad. Así que si eres mujer y ya has pasado la menopausia, ¡ponte en guardia!
La escoliosis es una deformación de la columna, que puede curvarse a la derecha o a la izquierda. Si la escoliosis no se detecta temprano y se agrava, puede afectar el desarrollo de los músculos y los ligamentos relacionados con la columna, y hace que las costillas y la pelvis alteren su posición.
Aunque se considera una enfermedad de la infancia, aproximadamente un 6% de las personas de más de 50 años y un 15% de más de 60 años (en los Estados Unidos), tienen cierto grado de escoliosis. Es posible que las cifras sean mayores, ya que muchas veces la escoliosis no se chequea en los adultos, sobre todo si la curvatura de la columna no es muy pronunciada y no se tienen síntomas (como dolor).
Como ocurre en la infancia, la escoliosis en los adultos es más frecuente en las mujeres que en los hombres. Un estudio realizado en Johns Hopkins y publicado en American Journal of Neuroradiology, halló que las mujeres tienen 1.5 veces más probabilidades que los hombres de padecerla.
¿Cuáles son sus causas?
En los niños la escoliosis puede producirse antes de nacer si la columna se forma inapropiadamente. También puede ser un problema genético o producto de otras enfermedades, como la distrofia muscular.
En los adultos, puede ocurrir después de los 40 años a causa del deterioro de la columna, que se curva y pierde su estabilidad natural y se curva debido a la edad.
También se puede producir a causa de la osteoporosis, una enfermedad que debilita los huesos y los hace más frágiles y propensos a la fractura. La osteoporosis, que es frecuente en las mujeres después de la menopausia, es precisamente la causa de que aumenten sus riesgos de sufrir de escoliosis.
Con frecuencia se desconocen sus causas exactas, tanto en los niños como en los adultos, y en esos casos se conoce como escoliosis idiopática.
Los síntomas que la delatan
Cualquiera que sea su causa, y teniendo en cuenta que la escoliosis muchas veces no causa dolor en sus inicios, es bueno que les prestes atención a los síntomas para que empieces a tratarla antes de que se agrave. Incluyen los siguientes:
- Un hombro parece más bajo que otro.
- Pecho hundido o asimétrico (un lado desigual al otro).
- Columna que se desvía hacia adentro o hacia abajo.
- Pelvis (cadera) proyectada hacia adelante en un lado.
- Una pierna parece más corta que la otra.
Si la escoliosis es severa y no se trata, podría causar otros problemas. Por ejemplo:
- Dolor de espalda, que en los adultos puede parecer un problema en los ligamentos
- Entumecimiento o sensación de hormigueo en las piernas.
- Deformidades en el cuerpo.
- Cansancio y fatiga.
- Problemas con la respiración.
Cómo se trata
El tratamiento varía según el grado de la curvatura y del dolor que cause. Si la escoliosis se detecta temprano, es posible evitar que se agrave. Pero muchas veces los casos de escoliosis son leves en los adultos, y no ocasionan grandes molestias ni causan limitaciones físicas, aunque el paciente debe monitorearse periódicamente para evaluar el grado de la condición. Generalmente, se aconseja evitar deportes que requieran un esfuerzo o contacto físico intenso, y si hay mucho dolor, el médico puede indicar medicamentos y terapia física para aliviarlo.
En casos extremos, la escoliosis puede requerir cirugía, y el paciente suele recuperarse con rapidez. Sin tratamiento, la escoliosis puede causar dolor, deformidades en el cuerpo y problemas con la respiración.
No hay evidencia de que sea posible prevenir la escoliosis mejorando la postura o haciendo ejercicios, pero hay otras opciones. Por eso, si has pasado la menopausia o si estás próxima a ella, es especialmente importante que les pongas atención a los síntomas. Si notas algunos de ellos, aunque de momento no te molesten mucho, no dejes de informárselo a tu médico.
Es posible que él o ella tomen medidas para incrementar tu masa ósea y fortalecer tus huesos, como asegurándose que consumes suficiente calcio y vitamina D, y recomendándote que hagas algunos ejercicios con pesas. Esas medidas tal vez no te ayuden a prevenir la escoliosis en sí, pero sí la osteoporosis. Y eso sí es una manera indirecta de mantenerla a raya.
Imagen © iStock / Draw05
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