Por Betty Goldberg M.A.
Las investigaciones han demostrado que los niños que crecen con una buena autoestima, crean un concepto de sí mismos favorable que los equipa con las herramientas necesarias para lidiar de manera más adecuada con las exigencias del mundo externo. En este artículo te voy a dar unos consejos muy prácticos y útiles para ayudar a tus hijos a manejar una autoestima adecuada.
La autoestima es el valor que nos asignamos a nosotros mismos y que se relaciona con cuánto nos aceptamos como somos y qué tan satisfechos estamos con nosotros mismos. Esto a su vez se relaciona con el grado en que creemos que tenemos derecho a ser felices y cuánto respetamos y defendemos nuestros propios intereses.
Las investigaciones sugieren que una de las mejores formas de contar con una buena autoestima es tener padres que la posean y la modelen.
Si además nuestros padres nos crían con amor y respeto; nos permiten experimentar una aceptación consistente y benévola; nos dan una estructura de apoyo con reglas razonables y expectativas adecuadas; demuestran su confianza en nuestras aptitudes y virtudes…. Entonces tenemos una probabilidad considerable de internalizar (hacer propias) estas actitudes y por lo tanto adquirir la base para una autoestima saludable.
Los niños con una autoestima alta:
- Son seguros de si mismos.
- Tienen confianza en sus capacidades.
- Pueden reconocer sus errores y aceptarlos.
- Saben que cuentan con apoyo, afecto y aceptación de sus padres.
- Se valoran a si mismos.
- Aprenden a defender sus derechos y sus puntos de vista.
La autoestima se desarrolla desde la infancia, primero a través de la relación con los padres y posteriormente con el grupo familiar y social.
¿Cómo se forma la autoestima?
Desde la infancia, los adultos podemos nutrir la confianza y el respeto de los niños hacia sí mismos, dependiendo de si los respetamos, les demostramos cariño de forma incondicional, los valoramos y los alentamos a tener confianza en sí mismos.
El desarrollar la autoestima es ampliar nuestra capacidad de ser felices.
La autoestima, en cualquier nivel, es una experiencia íntima; reside en el núcleo de nuestro ser. Es lo que YO pienso y siento sobre mí mismo, no lo que otros piensan o sienten sobre mí.
¿Qué podemos hacer como padres para que nuestros hijos tengan una autoestima alta?
- Comunicar pensamientos y valoraciones positivos.
- Evitar comparaciones desfavorables entre hermanos o amigos.
- Mostrarles que los queremos y confiamos en lo que dicen y hacen.
- Elogiar el esfuerzo y los logros alcanzados por nuestros hijos.
- Tener expectativas realistas hacia ellos.
- Fortalecer y reforzar de manera constante sus cosas positivas.
¿Cuáles son los errores en la educación de los hijos que impiden la formación de una autoestima alta?
1. Manejar al niño en función de premios y castigos.
Cuando se maneja al niño con premios y castigos, éste aprende que es valioso sólo cuando hace lo que las demás personas quieren y que para ganar un premio debe ser mejor que las demás personas. Al hacer esto, estamos haciendo que se valore en relación con la competencia con otras personas y no en relación a sus propios logros. Esto lo llevará a hacer las cosas por razones exteriores y no por sus propia motivación.
2. Tener expectativas que no corresponden a la edad o a las características del niño o la niña.
Comparar al niño con otras personas hace que nos formemos expectativas equivocadas. Es importante considerar que cada persona es diferente y tiene ritmos distintos para lograr sus objetivos. Aspirar a la perfección hace que el niño nunca o pocas veces logre satisfacer a los padres. Ejemplo: “Ya te salió mejor este dibujo, pero el de tu compañerito estaba perfectamente bien terminado”.
El niño seguramente se sentirá más satisfecho consigo mismo y más motivado a hacer un esfuerzo si se le dijera “Cada vez dibujas mejor, me encanta este dibujo”.
3. Resaltar los errores y no los logros.
Por lo general, tendemos a hablar de los problemas con nuestros hijos, de los errores que cometen, en vez de hablar de las satisfacciones que nos dan y de sus logros. Por ejemplo, nos fijamos en el juguete que le faltó guardar en vez de felicitarlo por todos los que sí guardó; o resaltamos la materia en la que obtuvo baja calificación en lugar de elogiar el éxito en las otras actividades escolares. De esta manera “olvidamos” reconocer los logros y le damos más atención y más valor a los fracasos.
Recomendaciones para ayudar a nuestros hijos a incrementar su autoestima:
- Mostrarles aprecio y reconocimiento por las actividades en que sobresalen y apoyarlos en las que se sientan inseguros o poco aceptados. Esto lo podemos lograr si le enseñamos nuevas habilidades o les mostramos las que ya poseen y no las están reconociendo ellos mismos. Es recomendable reconocer abiertamente su esfuerzo y hablarle positivamente acerca de sus habilidades.
- Prestarle atención al niño cuando lo necesite. Se recomienda escucharlos y demostrarles que nos interesa lo que dicen, mirándolos a los ojos y en ocasiones repitiéndoles lo que entendimos para verificar qué quieren decir.
- Demostrarles a los hijos afecto con caricias, abrazos, frases estimulantes como, “ estoy muy orgulloso de ti” “haz hecho un trabajo magnífico”. Se sugiere hacerlo de manera espontánea y cuando sea real; los niños perciben fácilmente si el estímulo es sincero o no.
- Elogiar sus esfuerzos: “Limpiaste muy bien la mesa”, “te quedó muy bien ese cuadro”.
- Reconocer sus intentos de relacionarse con las demás personas: “Que bueno que le prestaste tus carritos a Juan”. “Hoy me ayudaste mucho a cuidar a tu hermanito”.
- Crear un ambiente donde podamos expresar lo que sentimos, hablando de nuestros sentimientos abiertamente.
- Darle pequeñas sorpresas como recaditos cariñosos, un dibujo, una tarjeta de felicitación, etc.
- Compartir aficiones e intereses con el niño. Por ejemplo, hacer un deporte juntos, invitarlo a un concierto o simplemente sentarse con el niño a jugar un juego de mesa en familia.
- Resaltar sus características especiales: “Eres muy bueno en trabajo manual”, “cuando me ayudas en el jardín las flores se ponen bonitas”.
- Aceptar y respetar sus ideas, animándolo para que las lleve a cabo aunque sean diferentes a las nuestras.
- Respetar la intimidad de su habitación y permitirle que lo decore como a él le gusta.
- Permitirle que cumpla con sus responsabilidades a su manera, para que así descubra por sí mismo sus cualidades y habilidades.
- Mantener un sentido del humor ante los errores. Esto nos permite relajarnos y observar nuestras fallas desde una perspectiva más sana.
- Permitir que lleve a cabo su trabajo y obligaciones a su ritmo.
- Comprender sus fracasos y apoyarlo cuando necesite ayuda. No es necesario ser el mejor o ganar siempre, ni es posible ser perfecto en todo. Por ejemplo: “Esta calificación en tu trabajo nos va a servir mucho, porque aquí tenemos señalado con estas crucecitas lo que debemos repasar para el próximo examen. No te preocupes yo te voy a ayudar”.
Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2010.
Imagen © iStock / LattaPictures
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