Cualquier tipo de cáncer que afecte a los órganos reproductores de la mujer pertenece al grupo de cánceres ginecológicos. Hay cinco tipos principales y cada uno se denomina de acuerdo con la parte del cuerpo en que se desarrolla primero: cáncer cervical o del cuello uterino, cáncer del ovario, cáncer del útero, cáncer de la vagina y cáncer de la vulva. Miles de mujeres recibirán un diagnóstico de alguno de ellos este año y otras miles morirán por su causa. No te quedes cruzada de brazos. Conoce los síntomas y toma las medidas necesarias para prevenirlos.
Según datos proporcionados por los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC por su sigla en inglés), los distintos tipos de cáncer ginecológico afectaron, entre todos, a más de 84,000 mujeres en el 2009 (que es el último año en que disponemos de datos) en los Estados Unidos solamente, y les ocasionaron la muerte a casi 28,000.
Los cálculos del Instituto Nacional del Cáncer son todavía más alarmantes: pronostican más de 90 mil casos anuales y 30 mil muertes, atribuyéndole casi la mitad de los diagnósticos al cáncer cervical. Le corresponde al de ovario, el más letal de todos, casi la mitad del total de las muertes.
La Asociación Americana contra el Cáncer (American Cancer Society), por su parte, tiende a coincidir con el Instituto Nacional del Cáncer en cifras más elevadas en los diagnósticos (pronostica unos 91,730 diagnósticos para el 2013), y alrededor de 28,080 muertes para este mismo año, en lo que coincide con los datos de los CDC.
Todas las mujeres pueden padecer de algún tipo de cáncer ginecológico, aunque hay distintos factores de mayor riesgo para cada tipo. El riesgo aumenta con la edad, los antecedentes familiares y el estilo de vida. En general, si se detectan a tiempo, el tratamiento es más eficaz. Pero, desafortunadamente, muchas mujeres ignoran los síntomas de alarma (sangrado vaginal inusual, dolor y/o pesadez abdominal, picazón en la vulva, secreciones que cambian de textura o color e inflamación, entre otros), y hasta los aguantan durante meses sin buscar ayuda médica.
Hay muchas maneras de protegerte y de reducir tu riesgo del cáncer ginecológico. Aquí te sugerimos las siguientes:
1. Conoce los síntomas. Comienza por familiarizarte por lo que es normal en ti (cuánto duran tus períodos y la intensidad de los mismos por ejemplo), o los cambios que se van produciendo en tu cuerpo (cansancio injustificado, dolor en la parte baja de la espalda). Cualquier cambio que se prolongue durante varias semanas, amerita que consultes con el médico o con tu ginecólogo(a). A continuación te damos también los síntomas principales de cada cáncer ginecológico. Presta atención:
a) Cáncer cervical (o del cuello del útero o cuello de la matriz ): sangrado después de las relaciones sexuales o dolorosos, sangrado entre un período menstrual y otro, periodos prolongados o más abundantes, sangrado después de la menopausia.
b) Cáncer del útero (o cáncer del endometrio): al igual que el anterior, presta atención si se produce un sangrado entre los períodos, sangrado prolongado, sangrado después de la menopausia; dolor o presión abdominal o en el área de la pelvis (abajo del abdomen). En etapas avanzadas puede haber pérdida de peso y anemia. 15 a 20% de las mujeres pueden no tener síntomas.
c) Cáncer del ovario: inflamación (hinchazón) o distensión abdominal, dolor en el abdomen o la pelvis, aumento en la frecuencia o la urgencia en orinar, que te llenes rápidamente o dificultad para comer, dolor de espalda, cambios en los periodos menstruales y estreñimiento.
d) Cáncer vaginal: si notas que cambia de pronto tus hábitos para ir al baño a defecar (evacuar), o a orinar o si tienes sangrados irregulares o entre tus períodos, o dolor en el área de la pelvis, visita al ginecólogo.
e) Cáncer de la vulva: entre los síntomas están: cambios en un lunar en el área de la vulva, un bulto o una llaga que no sana y/o dolor o ardor en esa área.
Hay que considerar que muchos de los síntomas descritos pueden presentarse en otras condiciones que no tienen que ver con cáncer, pero es importante que te examine un médico, de preferencia un ginecólogo(a).
2. Averigua tu historial familiar. El cáncer del ovario, el más letal de los cinco tipos de cáncer del sistema reproductor femenino, es difícil de detectar en sus primeras etapas. Si en tu familia hay casos de cáncer del ovario o del seno, tus probabilidades de padecer de ambos son mayores. Por eso es importante que conozcas tus antecedentes familiares. Es importante que le informes a tu médico si hay o ha habido familiares con cáncer de los ovarios o del seno. Quizá te indique que te hagan una prueba genética.
Además, si alguien en tu familia tiene o ha tenido cáncer del colon o cáncer del endometrio (o de útero), tus riesgos de padecer de algún tipo de cáncer ginecológico aumentan. Una prueba genética podría ayudar a tu médico a determinar tu riesgo, y los pasos que puedes tomar para reducirlo. Estos pasos pueden incluir desde un monitoreo intensivo a una cirugía preventiva.
3. Practica sexo seguro: tener muchas parejas sexuales aumenta el riesgo de contraer el virus del papiloma humano (VPH), relacionado directamente con el cáncer cervical o del cuello del útero. Es imprescindible en esos casos el uso del condón. En Vida y Salud, hemos hablado previamente sobre formas de practicar sexo seguro. Ponlas en práctica.
4. Cuida tu peso. El cáncer del endometrio o cáncer uterino es el más común de todos los tipos de cáncer ginecológicos de las mujeres, y si tienes sobrepeso, tienes un riesgo más alto de padecerlo. Una manera de reducir significativamente tu riesgo es bajar de peso, lo que al mismo tiempo ayuda a aumentar tus probabilidades de supervivencia si llegaras a desarrollarlo.
5. Hazte las pruebas de control y vacúnate. Durante un tiempo, el cáncer cervical fue la causa más frecuente de muerte por cáncer entre las mujeres de todo el mundo, pero la prueba de Papanicolau (también conocida como citología vaginal o Pap) ha bajado mucho su mortalidad, ya que puede detectar las células anormales antes de que se conviertan en cáncer. Sin embargo, el cáncer cervical puede eliminarse en gran medida si las chicas y los chicos jóvenes se vacunaran contra el virus del papiloma humano (VPH). Algunas cepas de este virus, como mencionamos anteriormente, es el responsable de la mayor parte de los casos del cáncer cervical o cáncer del cuello de la matriz.
Como persona adulta, puedes reducir el riesgo haciéndote una prueba del VPH, y hablando con tu médico sobre la necesidad de asegurarte si tienes el virus.
6. Busca un especialista. Los estudios demuestran que si tienes un cáncer ginecológico, tu mejor oportunidad de tratarlo con éxito y de sobrevivir es que consultes con un especialista en oncología ginecológica.
Los oncólogos especializados en ginecología son médicos especialmente entrenados para tratar estos tipos de cáncer, y conocen los tratamientos más nuevos para lidiar específicamente con cada uno de ellos. Además, muchos de ellos tienen acceso a los últimos estudios clínicos, y forman parte de un equipo junto con otros profesionales de la medicina, lo que te garantiza un cuidado superior.
Si ya sabes lo que debes hacer, dar esos sencillos pasos disminuye tu riesgo de desarrollar un cáncer ginecológico. Pero si te han diagnosticado con alguno de estos tipos de cáncer o tienes un alto riesgo de contraerlo, no te desesperes. Procura hablar con tu médico, y tranquilamente, pídele que te refiera a un especialista en oncología ginecológica. El o ella y su equipo te ayudarán a elegir el tratamiento. Y si tienes dudas acerca de la mejor terapia en tu caso particular, pide una segunda opinión.
Imagen © iStock / Luka Lajst
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