martes, 12 de abril de 2016

Prevención: la mejor forma de proteger a tus niños del norovirus

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¿El niño tiene vómitos, diarreas, cólicos estomacales y fiebre ligera?

Estos son síntomas típicos de una gastroenteritis, que puede ser causada tanto por bacterias como por distintos tipos de virus. Si la produce un tipo específico, el norovirus, el caso es más grave porque no hay ni vacuna ni tratamiento para combatir este tipo de gastroenteritis, sólo se pueden tratar los síntomas. Por eso es importante que sepas cómo prevenir la infección.

Seguramente has visto en las noticias como un viaje de vacaciones en un crucero puede de pronto convertirse en una pesadilla si los pasajeros contraen una gastroenteritis, o sea una inflamación del tracto gastrointestinal (estómago e intestino delgado) que provoca: vómitos, diarrea y dolor abdominal. El causante de estos síntomas casi siempre es un virus, y muy frecuentemente, se debe a los norovirus.  Si los estragos que causa en el mar son molestos y numerosos, ¡en tierra el norovirus no se queda atrás!

En una investigación de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) en Estados Unidos se encontró que la infección con norovirus estaba causando un aumento en las visitas a las salas de emergencia en los niños menores de 5 años, que se presentaban con vómitos y diarreas severos.  Se calcula que tan sólo en Estados Unidos el norovirus es responsable de alrededor de 1 millón de visitas a emergencia cada año. Hay muchos de millones más en el resto del mundo.

Los resultados de la investigación, publicados el New England Journal of Medicine, indican además que, por primera vez, las visitas médicas por infección con norovirus superan a las causadas por el rotavirus (un virus que también causa vómitos y diarreas intensas en los bebés y en los niños). ¿A qué se debe la diferencia? Pues que sí existe una vacuna para el rotavirus que está funcionando bien en la población, por lo que el contagio con el rotavirus se ha reducido. De allí la importancia que los padres estén alertas. O sea, tus hijos pueden contagiarse con el norovirus, para el que todavía no existe una vacuna, por lo que tu mejor arma es la prevención.

Conociendo al norovirus

Los norovirus son un grupo de microbios que pueden causar gastroenteritis (un tipo de “gripe o flu” estomacal), o intoxicación alimenticia. Anteriormente, la infección por norovirus se conocía como “Virus de Norwalk”, ya que recibió el nombre por un brote de la enfermedad en una escuela en Norwalk, Ohio, en 1968.

La infección por norovirus puede afectar a cualquier persona y es extraordinariamente contagiosa  Según el informe de los CDC, bastan unas 18 partículas del norovirus para infectar a una persona (en comparación, hacen falta de 100 a 1,000 partículas del virus de la influenza para causar infección).  Y las personas que la contraen pueden seguir propagando el virus incluso cuando ya empiezan a recuperarse de los síntomas. Entre estos se incluyen:

  • Náuseas, vómitos y diarreas
  • Dolores o cólicos abdominales (en el estómago)
  • Fiebre ligera
  • Escalofríos
  • Dolor de cabeza
  • Dolores musculares
  • Sensación general de cansancio

Cuando la persona se infecta con el norovirus se empieza a sentir mal rápidamente. Los síntomas comienzan generalmente unas 24 a 48 horas después del contagio, pero pueden aparecer tan pronto como 12 horas después de haber sido expuesta al norovirus.  Como mencionamos anteriormente, cualquiera puede contraerla, pero los niños tienden a vomitar y a tener diarreas más violentas y por lo tanto, se deshidratan mucho más rápidamente. Por lo general, los síntomas duran de uno a dos días, pero recuerda que todavía es posible que otras personas se contagien por lo que es importante tomar precauciones.

¿Y cómo se propaga?

El norovirus, que se encuentra en las heces y el vómito de la persona infectada, se transmite rápidamente de una persona a otra. Los expertos de los CDC explican que el virus es tan contagioso que simplemente al descargar la taza sanitaria se lanzan cientos de partículas al aire. Por eso, hay que extremar la higiene y los cuidados tanto del enfermo como de las personas a su alrededor. La propagación ocurre de diferentes formas, entre ellas:

  • Comer alimentos o beber líquidos contaminados con el norovirus
  • Tocar objetos contaminados y luego llevarse las manos a la boca
  • Tener contacto directo con la persona enferma (compartiendo objetos, alimentos, platos y cubiertos, etc.).

Todavía no existe una vacuna contra el norovirus. Tampoco una medicina para tratar la infección. Solamente se pueden tratar o mejorar los síntomas. Los niños con diarrea y/o vómitos, deben beber mucho líquido para evitar la deshidratación. Si tienes un bebés o un niños muy pequeños, debes comunicarte de inmediato con tu pediatra para que esté al tanto de lo que sucede y si es necesario, te recomendará incluso, que lo lleves a una sala de emergencia.

Para que los niños se sientan lo mejor posible durante esta etapa, sigue los siguientes consejos:

  • Para evitar la deshidratación, trata de que el niño tome muchos líquidos.  Dependiendo de la edad del niño, puedes consultar con tu pediatra para que te recomiende si es conveniente que le des una solución rehidratante de venta libre (como Pedialyte).  En general, estas soluciones son mejores que las bebidas gaseosas, los jugos de frutas u otras bebidas endulzadas, que generalmente tienen demasiados carbohidratos y poco sodio (sal), que es lo que ayuda a restablecer el balance de líquidos en los niños con gastroenteritis.
  • Si el niño tiene muchas náuseas cuando toma mucho líquido de una sola vez, trata de darle pequeños sorbos frecuentes durante un periodo prolongado, en el transcurso del día.
  • Una vez que los vómitos del niño han cedido, vuelve a la dieta normal gradualmente, mientras continúas con la solución rehidratante oral.
  • Comienza por darle carnes magras y carbohidratos complejos, como arroz, papas y pan evita las comidas grasosas y las bebidas azucaradas.
  • Si estás amamantando al bebé, vuelve a darle el pecho tan pronto como puedas.
  • No le des medicamentos contra la diarrea al niño sin antes consultarlo con su médico. Estos medicamentos pueden interferir con la capacidad del intestino de expulsar los virus, las bacterias, los parásitos y las toxinas fuera del cuerpo a través de la materia fecal.
  • Procura que el niño repose y descanse en cama hasta que los síntomas cedan.
  • No permitas que el niño regrese a la escuela o a la guardería hasta que los síntomas hayan desaparecido y el médico lo autorice para evitar contagiar a sus compañeritos.

Tú mejor arma es la prevención

Para controlar el contagio dentro del hogar, estas son algunas medidas que puedes tomar:

  • Lávate las manos con frecuencia, especialmente después de usar el cuarto de baño o de cambiar los pañales del bebé. Este es un paso vital, sobre todo si es el bebé quien tiene diarrea. Lávate también las manos antes de comer y de preparar la comida.
  • Lava con cuidado cualquier alimento fresco, como las frutas y las verduras.
  • Si el enfermo es un adulto, no debe preparar alimentos mientras está enfermo y por 3 días después de recuperarse.
  • Limpia y desinfecta cualquier superficie contaminada con un limpiador a base de cloro (el inodoro, retrete o excusado en el baño, los lavabos, los mostradores o mesilla de la cocina).
  • Lava la ropa de cama del enfermo con agua caliente.
  • La ropa de uso diario debe lavarse inmediatamente, también con agua caliente.
  • Elimina lo antes posible cualquier resto de vómitos o excrementos. Usa guantes y tapabocas si estás manipulando objetos y ropa contaminada para que no vayas a enfermarte tú también.

Con tu atención y cuidados, los síntomas desaparecerán en un período corto. Pero si por más que te esfuerces, el niño no se está recuperando, si continúa vomitando fuertemente y la diarrea no cesa, es importante que acudas a una sala de emergencias.

 

Imagen © iStock / Renphoto



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