martes, 7 de julio de 2015

10 cosas que nunca debes olvidar antes de darle medicina a tu hijo

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Medicar a un niño parece sencillo pero requiere ciertos cuidados, sobre todo cuando vayas a administrarle medicinas de venta libre. Descubre 10 cosas que nunca debes olvidar a la hora de medicar a tu hijo.

Si bien no se recomienda automedicarse cuando los adultos nos sentimos mal, puede ser sencillo decidir qué medicamento tomar para aliviar el malestar, sobre todo cuando se trata de enfermedades cotidianas a las cuales ya estamos acostumbrados o ya hemos consultado con el médico. Existen medicamentos de venta libre que si se administran con precaución no deben causar problemas de salud.

En el caso de los niños, en cambio, el administrar medicamentos requiere de ciertos cuidados. Si tu hijo/a se enferma, no dudes en seguir estos consejos:

  1. Asegúrate de tener medicamentos especiales para niños. Recuerda que -en estos casos- el niño no debe ser considerado una persona pequeña, y que por lo tanto si un adulto toma una píldora X, al niño no podemos darle media o un cuarto y listo.
  2. Más dolor no significa más medicamento. Respeta las cantidades y la frecuencia que indica la etiqueta o que te ha indicado el médico o el farmacéutico.  Que le des más remedio no significa que vaya a sanar más rápido, por el contrario, puede ser peligroso para el niño. Por ejemplo, no sólo puede no ser más efectivo, se puede intoxicar.
  3. Utiliza un buen medidor. En general, cuando adquieres un medicamento incluye un medidor propio. Siempre utiliza ese o uno equivalente. Una cuchara de cocina, por ejemplo, puede no contener la cantidad necesaria para tu hijo.
  4. Controla las cantidades. La cantidad requerida por cada niño depende de su peso y tamaño. Si compartes medicamentos entre 2 o más niños, por ejemplo, ten en claro la dosis que requiere cada uno, que puede ser diferente entre ellos.
  5. ¡Cuidado con la interacción de medicamentos! Recuerda comentarle a tu médico qué otros medicinas, suplementos o hierbas está tomando tu hijo, para evitar que la mezcla de provoque una reacción inesperada no deseada. O que no deban mezclarse.
  6. Conserva los medicamentos en un lugar seguro. Mantenlos siempre fuera del alcance de los niños, consérvalos en un lugar seco y fresco (a menos que específicamente te indiquen algo diferente), y una vez que tu hijo termine el tratamiento desecha lo que haya sobrado.
  7. Corrobora las fechas de vencimiento. Ya sea cuando se trate de algún medicamento que tenías en casa o de uno que estés por comprar, siempre revisa que no esté vencido.
  8. Organiza las medicinas. Sobre todo si tienes más de un hijo, lo ideal es que anotes en el envase a quién pertenece el medicamento y cómo administrarlo.
  9. Termina el tratamiento. No suspendas el tratamiento que te dio el médico tan pronto tu hijo comience a sentirse mejor, ya que en algunos casos puede ser peor y los niños pueden tener una recaída posterior.
  10. Los niños no pueden tomar aspirina. Nunca le des este medicamento a tu hijo, especialmente cuando tengan una enfermedad causada por un virus (como la influenza y la varicela), ya que puede ocasionar una condición llamada Síndrome de Reye, que hasta puede poner al niño en peligro de muerte (los síntomas incluyen entre otros: náuseas, vómitos y un cansancio extremo, que pueden llevar incluso a que caigan en coma y dejen de responder).

Por último, no intentes diagnosticar el problema de tu hijo. Recuerda que el uso correcto de los medicamentos consiste en saber en qué momento son necesarios y cuándo no. Si no estás seguro si los síntomas de tu hijo requieren tratamiento médico o no, pregúntale al médico.

En la mayoría de los casos, los tratamientos en el hogar sin el uso de medicamentos son la manera ideal de lograr la recuperación, especialmente en casos leves de resfriados o gripe.

Para ayudar al sistema inmunológico a recuperarse, asegúrate de que el niño descanse y tome mucho líquido, como agua, jugos y/o caldo, para evitar la deshidratación que puede ocurrir debido a la pérdida de líquidos al vomitar, al tener diarrea, al sudar o al eliminar secreciones por la nariz. Desde luego, si no puede retener líquidos, llama al médico de inmediato.

Con todos estos datos en mente, te resultará más fácil ayudar a tus hijos. Y recuerda siempre consultar a tu médico sobre el mejor tratamiento para cada uno de ellos. ¡Nunca automediques!

 

Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2011.

Imágen © iStockphoto.com / timsa



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