¿Si supieras que puedes prevenir el cáncer cambiando un poco tu alimentación, probarías al menos? Sigue leyendo y descubre qué alimentos pueden ayudarte a alejar el peligro de esta enfermedad y a hacer que tus comidas sean mucho más saludables.
Los alimentos son el combustible que permite que cada parte del cuerpo funcione correctamente. Por eso es tan importante seleccionarlos bien. Así como hay comidas que si no se escogen y se preparan en la forma adecuada aumentan las posibilidades de que tengas presión alta o diabetes cuando tienes la predisposición a ellas, hay otras que -por el contrario- te ayudan a mantenerte joven por más tiempo, a perder el exceso de peso e incluso a combatir el cáncer.
Si bien cada alimento por sí solo no es suficiente para combatir el cáncer, los especialistas consideran que una buena combinación es una dieta basada en frutas y vegetales, que a largo plazo puede lograr resultados positivos e importantes. El Instituto Americano para la Investigación del Cáncer (AICR por sus siglas en inglés) recomienda que dos tercios de tu plato deben llenarse con frutas, legumbres, granos integrales y verduras, que combinados entre sí multiplican sus propiedades individuales en lo que los expertos denominan sinergia, o la unión de las fuerzas o energías. Es lo que en lenguaje común se llama trabajar en equipo.
Lo mejor de todo es que las alternativas son variadas y sabrosas: el tomate, el ajo, la soja (soya), las legumbres, las uvas y las fresas, los granos integrales, el repollo y las coles así como los vegetales de hojas verdes, como la espinaca y la lechuga romana, son sólo algunos ejemplos de los alimentos que tienen un historial anticancerígeno.
Por su parte, las frutas, las verduras, las legumbres y los granos integrales tienen menos calorías y ayudan a evitar el sobrepeso, que también se ha asociado al desarrollo de ciertos tipos de cáncer como el colorrectal, del esófago, páncreas, riñón y mama en las mujeres posmenopáusicas.
Muchos de estos alimentos, como las legumbres, los granos integrales, los vegetales de hojas verdes y las fresas (frutillas), también tienen un alto contenido de fibra, que ayuda a prevenir el cáncer de colon.
En particular, cada una de estas opciones tiene nutrientes diferentes que colaboran con la salud. Las legumbres, por ejemplo, como las arvejas (guisantes, chícharos), los frijoles (fréjoles, habichuelas) y las lentejas tienen ingredientes activos que juegan un papel importante en la prevención del cáncer, así como saponinas, inhibidores de proteasa y ácido fítico, que son fitoquímicos que se encuentran naturalmente en las plantas y protegen a las células del daño que puede llevar al cáncer.
En detalle, las saponinas han mostrado que pueden inhibir la reproducción de las células cancerígenas y disminuir el crecimiento de los tumores en muchos tejidos diferentes, mientras que los inhibidores de la proteasa han demostrado que ayudan a prevenir algunos tipos de cáncer. El ácido fitico, por su parte, tiene la habilidad de demorar la progresión de los tumores.
Dentro de las legumbres también entra la soja (soya), que es particularmente buena para prevenir el cáncer porque además tiene otros componentes activos como los isoflavonoides, el ácido fenólico y los inhibidores de la proteína quinasa, que también ayudan en esta tarea. Además, algunas sustancias de la soja (soya) se asemejan a las hormonas naturales del cuerpo. Esa podría ser una razón por la cual los productos elaborados con ella (como el tofu, la leche y las hamburguesas de soja y el miso) se han asociado con una reducción en el desarrollo del cáncer de próstata y el cáncer de mama, en cuya aparición intervienen las hormonas. Sin embargo, si ya estás recibiendo un tratamiento anti-estrógenos, con tamoxifeno, por ejemplo, debes minimizar el consumo de alimentos a base de soja y evitar los suplementos con isoflavonas.
Otros alimentos que tienen saponinas y flavonoides son los vegetales de hojas verdes, como la espinaca, la lechuga romana, la mostaza verde y la achicoria. Todos ellos son una excelente fuente de folatos y contienen un amplio rango de carotenoides que actuarían como antioxidantes y, de ese modo, ayudarían a protegerte contra el cáncer.
Por su parte, el brócoli, la coliflor, los repollitos (o coles) de Bruselas, el repollo (col) y todas las verduras que se encuentran en la familia de las coles ayudarían a regular el complejo sistema de encimas que defienden al cuerpo contra el cáncer y tendrían un efecto protector más fuerte frente al cáncer de la boca, la faringe, la laringe, el esófago y el cáncer del estómago.
Otro alimento que contiene un poderoso antioxidante, en este caso llamado licopeno, es el tomate. En estudios realizados en animales, el licopeno y sus compuestos (conocidos como la “familia roja)”, tienden a concentrarse en los tejidos de la próstata y han probado reducir el riesgo del cáncer prostático. Incluso hay evidencia de que el poder anticancerígeno del tomate es mayor si se consume en forma de salsa, de jugo o en pasta, ya que estos métodos de preparación permiten que el licopeno se libere de manera más fácil y se absorba mejor.
Y para ir terminando esta lista, que es sólo una muestra, podemos mencionar a las uvas (como fruta natural y en forma de jugo). Ambas formas son una rica fuente de resveratrol, que es un fitoquímico que se concentra más en la cáscara ( piel u hollejo) de esta fruta, en especial cuando son rojas o moradas (más que las verdes). Al respecto, un estudio sugiere que los polifenoles en general, y el resveratrol en particular, poseen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
Como te decía, esta lista podría continuar pero sería casi interminable. Lo importante es que no te olvides de incluir frutas y verduras de todo tipo en tu dieta: ¡llena tu plato de colores y sabores! Es un primer paso para mantener una dieta sana y una vida más saludable.
Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2012.
Imagen © iStock / SerAlexVi
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