Los quistes, abultamientos y pelotitas que aparecen en los senos son muy comunes. Pero es lógico que las mujeres se asusten cuando los detectan, ya que en algunos casos, pueden tratarse de cáncer de seno. Lo importante es detectarlos a tiempo y acudir al médico inmediatamente para encontrar la causa que los produce, descartar la posibilidad del cáncer, o empezar a combatirlo sin demora.
Cuando Clara vino a verme al consultorio estaba muy asustada porque había encontrado un pequeño bulto en la mama izquierda y enseguida pensó que era cáncer de mama. Su madre tuvo una experiencia similar unos años antes y no quería que la historia se repitiera con ella.
Si algo así te ocurre a ti, al igual que le he dicho a Clara, ¡no te asustes! Posiblemente se trate de un quiste benigno u otro tipo de abultamiento que no tenga que ver con el cáncer. Eso no significa que no debas actuar de inmediato. Al contrario, es muy importante que visites a un ginecólogo(a) (él o la especialista en el sistema reproductor femenino) o a un especialista en mamas (que generalmente son cirujanos, pero no quiere decir que te van a operar), para que evalúe de qué se trata y descarte la posibilidad de que sea algo serio.
Los quistes son, tal como te hemos contado en otro artículo, pequeños bultos llenos de líquido que se forman cuando se bloquean las glándulas mamarias. Si bien pueden causar molestias y un poco de dolor, la mayoría de ellos no son cancerosos, en especial cuando la mujer está en edad fértil.
Algunos quistes son tan pequeños que no los puedes ver ni sentir, y solamente se detectan mediante una mamografía, otra razón más para que no dejes de hacerte este examen cuando te lo recomienda tu médico. En otras oportunidades, los quistes aumentan suficientemente de tamaño como para detectarlos mediante un examen manual del seno.
Generalmente, los quistes aumentan de tamaño y pueden doler un poco unos días antes de la menstruación, durante el síndrome premenstrual (SPM), y éste es el momento en que los puedes identificar más fácilmente. Esto se debe a que, debido a los cambios hormonales, se tiende a retener líquido antes del período menstrual. Después de que se termina tu período, los quistes vuelven a su tamaño normal y ya no están tan sensibles. Cuando hay muchos, repartidos por todo el seno, se les llama senos fibroquísticos. En estos casos, también estos bultitos son benignos.
Pero los quistes no son los únicos que pueden producir abultamientos en el seno. Estos puede aparecer por otras causas, entre ellas:
- Fibroadenomas: son tumores firmes y sólidos, que por lo general no duelen y son más frecuentes en mujeres menores de 30 años. A veces, crecen rápidamente durante el embarazo o la lactancia.
- Infecciones o lesiones: Pueden ser provocadas por los modernos piercings, o mientras la mujer amamanta al bebé. A veces, la succión del bebé forma pequeñas grietas alrededor del pezón, por donde las bacterias pueden ingresar y provocar infecciones. Si se bloquea uno los conductos de leche se produce una mastitis, una inflamación dolorosa del seno.
- Traumas o golpes al seno: Un golpe en el seno, puede formar un hematoma, o dañar el tejido grasoso de la mama, formando entonces un bulto o necrosis (muerte) del tejido adiposo (de grasa).
Aunque, como ya has visto, abundan las causas para la formación de bultos no cancerosos, pero no debes bajar la guardia, porque hay casos en que el abultamiento sí puede deberse a un crecimiento de tipo maligno (un cáncer). Aunque sin que te angusties, en cuanto detectes algo irregular en los senos, debes consultar a tu médico de cabecera o a un especialista para descartar la posibilidad de cáncer.
El cáncer de mama es uno de los que más afecta a las mujeres y una de las formas de combatirlo es su detección temprana. Por eso, además de visitar regularmente a tu ginecólogo(a), no está de más que aprendas tú misma a hacerte un control en casa a través del tacto para detectar, justamente, la presencia de algún bulto o tejido extraño (en este otro artículo, te explicamos cómo hacerlo).
Luego, mantente alerta ante posibles señales y consulta de inmediato al especialista si notas alguno de estos cambios en uno u ambos senos:
- Una masa, bolita dura o la piel más gruesa.
- Hinchazón, calor, oscurecimiento o enrojecimiento.
- Cambio en el tamaño o la forma del seno.
- Hoyuelos o arrugas en la piel.
- Picazón, úlcera o llaga escamosa en la piel o sarpullido en el pezón.
- Hundimiento del pezón o de otras partes del seno.
- Secreción repentina del pezón (especialmente con sangre).
- Dolor reciente y persistente en alguna parte de la mama.
Un abultamiento no es sinónimo de cáncer, pero si de alerta. Pero puede ser una llamada de aviso. Cuidarte y prevenir son la mejor forma de combatir el cáncer. No te dejes llevar por alguno de los mitos sobre los quistes o el cáncer. Además de tus propios controles en casa, es importante que visites a tu médico regularmente para que te examine y desde luego, de inmediato si notas cualquiera de las señales de alerta que mencionamos.
Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2011.
Imagen © iStock / gbh007
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