Las cambios de ánimo repentinos, el enojo, la angustia, la indiferencia total a la alegría, y el amor desmedido, son estados que pueden acompañar a (e incluso estar generados por) los cambios físicos propios de la pubertad.
La adolescencia es el período en el cual las personas experimentan los cambios propios del paso del tiempo: de la infancia a la adultez. Dependiendo del sexo, puede comenzar a las 8 o 10 años y extenderse hasta los 17 o 19. Comienza con la pubertad; es decir, cuando el organismo empieza a desarrollarse sexualmente, y culmina cuando el cuerpo está completamente desarrollado. Durante esos años, por ejemplo, el cuerpo crece a un ritmo más veloz que cualquier otro momento de la vida (excepto cuando se es un bebé).
Esto es absolutamente normal pero, sin dudas, provoca molestias que pueden estar relacionadas con lo emocional, lo físico e incluso lo social y cultural. No por nada a esta etapa se la denomina adolescencia, palabra derivada del verbo adolecer, que significa “caer enfermo o padecer alguna enfermedad habitual”, pero también “crecer”.
Una de las formas de enfrentarte a los cambios físicos y emocionales en la pubertad, es estar informado sobre lo que sucede en tu cuerpo. Esto puede hacer que te prepares para lo que se avecina y busques consejos o ayuda si tienes dudas.
Cambios físicos
A grandes rasgos, los principales cambios físicos durante la pubertad son provocados por las hormonas, que son diferentes y repercuten de manera distinta de acuerdo al sexo: estrógeno y progesterona en las mujeres, testosterona en los varones.
En el caso de las niñas, los primeros signos de cambios en la pubertad se presentan con el crecimiento de los senos y, un poco más tarde, la aparición del período o la menstruación. De ese modo, el cuerpo femenino ya es fértil y la mujer puede quedar embarazada.
En el caso de los niños, cambia la voz, comienzan a crecer los testículos y, de tanto en tanto, tendrán erecciones (el pene se endurece). A veces, esto puede suceder en momentos inoportunos o inclusive pueden ocurrir mientras duermen, lo que se denomina sueño húmedo o sueño mojado, ya que al despertar encontrará las sábanas o la ropa mojadas por la eyaculación.
Otros cambios físicos propios de esta etapa son la aparición del acné (generalmente en la cara, los hombros y la espalda) y el crecimiento de vello, principalmente en las axilas y en el pubis. En el caso de los varones, también aparecen en la cara: son los bigotes y la barba.
Cambios emocionales
Con todos estos cambios en el cuerpo, es comprensible que también se modifiquen el estado de ánimo y la personalidad. Además de los cambios físicos, ciertas hormonas producen cambios que incrementan las variaciones en el estado de ánimo. Por eso es normal que te sientas muy triste o muy contento en lapsos muy cortos de tiempo. ¿Qué hacer frente a estos cambios?
Antes que nada, debes saber que esta etapa terminará tarde o temprano, así que sé paciente. Y recuerda que no eres el único (o la única) al que le ocurre esto, los cambios de humor son comunes en la adolescencia o pubertad (aunque no todos los tienen).
Si estás enfadado o irritable trata de tranquilizarte un momento y de analizar la situación de manera “objetiva”, como si estuvieras fuera de ella, para poder verla desde un punto de vista más inteligente. Luego, trata de expresar lo que te ocurre. Es muy bueno hablar con las personas en quienes confías, como tus amigos, que pueden tener sensaciones similares a las tuyas, o tus padres, que pueden compartir contigo sus experiencias (y además, apreciarán que recurras a ellos), o con otros adultos con quienes te sientas cómodo hablando. El esconder los sentimientos no sirve de nada, al contrario, sólo hace que parezcan más graves de lo que son en verdad.
Otras actividades que pueden ser útiles en estos casos son las que incluyen la creatividad: escribir, pintar, tocar algún instrumento musical o desarrollar otras formas para expresarte en las artes, por ejemplo, esto puede ayudarte a organizar y a expresar tus sentimientos y a hacerlos más llevaderos.
Paralelamente, el hacer ejercicio y el dormir suficiente son dos medidas saludables que también contribuyen a que logres a enfrentar mejor los cambios durante la pubertad. El ejercicio regular aumenta la producción de beta-endorfina, una hormona que controla el estrés y mejora el estado de ánimo, mientras que el sueño es importante ya que el estar cansado puede hacerte más intolerante.
Por último, si a pesar de todo y con todo lo que te está ocurriendo sientes ganas de llorar, pues llora. No hay problema. De hecho, llorar suele hacer sentir mejor a las personas. Pero, si la tristeza, la intolerancia o el aburrimiento no desaparecen o si perduran por mucho tiempo… puede que estés deprimido. En ese caso – y ante la duda – pide ayuda o consulta con algún médico o profesional que puedan asesorarte sobre qué puedes hacer para sentirte mejor y enfrentar estos cambios que se presentan durante esta etapa denominada pubertad.
Es importante saber que todos somos diferentes y cada uno crecerá y se desarrollará a su propio ritmo, por eso no debes preocuparte si tus amigas o amigos pasan por estos cambios antes o después que tú. Recuerda que esta etapa concluirá tarde o temprano; lo que hoy puede parecer diferente ya no lo será tanto y, finalmente, todos se habrán convertido en adultos. Para enfrentar los cambios, piensa que la pubertad es una etapa emocionante, dejarás de ser niño y descubrirás muchas emociones que marcarán tu vida.
Imagen © iStock / myillo
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