martes, 18 de octubre de 2016

10 factores que pueden causar la pérdida del embarazo por aborto espontáneo

Unhappy girl in a bedroom

No es un tema ni agradable ni popular, pero la pérdida del embarazo por un aborto espontáneo es algo que le preocupa y le concierne a cualquier mujer embarazada o que planea tener un bebé. Hablemos sobre ello para despejar miedos, aclarar conceptos y para que puedas sentirte mucho más confiada y segura durante esta maravillosa etapa que es tu embarazo.

Elena comprobó hace poco que estaba embarazada. ¡Qué alegría sintió! Hacía tiempo que esperaba una noticia así. Pero después de la emoción y la euforia del principio, ha comenzado a preocuparse. Ha tenido algunas manchitas y molestias ligeras en el abdomen. Le aterra la idea de perder su embarazo.  Hasta cierto punto, la preocupación de Elena es normal, ya que ni la más saludable de las mamás tiene garantías absolutas. Lo mejor que puede hacer es comunicarse estrechamente con su doctor, seguir sus recomendaciones, cuidarse bien e informarse lo más posible.  Para que tú también estés informada, vamos a conversar sobre la pérdida del embarazo por aborto espontáneo al principio de la gestación.

¿Qué es, exactamente un aborto espontáneo o involuntario?

Se le llama aborto espontáneo a la pérdida del embarazo por causas naturales cuando se produce en las primeras 20 semanas de la gestación.  De un 10 a un 20% de los embarazos detectados termina en un aborto espontáneo. Este porcentaje no incluye la pérdida de óvulos fertilizados que no logran implantarse adecuadamente en el útero, a veces de forma tan temprana que la mujer ni siquiera se da cuenta, y cuando empieza a sangrar piensa que tiene un período que se ha retrasado un poco o es más abundante de lo normal.

¿Qué causa el aborto espontáneo?

El aborto espontáneo puede suceder por muchas razones, pero una gran cantidad (entre un 50 y un 70% de los casos) de los que ocurren durante el primer trimestre del embarazo se deben a problemas genéticos o anormalidades cromosómicas (en los cromosomas) del óvulo fecundado, o a problemas con el desarrollo y en la implantación en el útero. Cuando la mujer tiene un aborto espontáneo por primera vez, casi nunca se hace un análisis completo (se asume que se debe a lo indicado anteriormente), pero aunque se hiciera, es difícil determinar exactamente la causa que lo produjo. Ya cuando se llega a las seis semanas de embarazo, las probabilidades de que ocurra un aborto espontáneo se reducen significativamente.  Pero cuidado, hay que tener en cuenta otros factores de riesgo. Veamos cuáles son:

  1. La edad: a partir de los 40 años, la mujer tiene el doble de probabilidades de sufrir un aborto espontáneo que una de 20, y se debe a que con la edad aumentan las probabilidades de concebir un bebé con irregularidades cromosómicas, que son embarazos que se pierden con más facilidad.  El riesgo aumenta con cada embarazo posterior.
  2. Si la mujer ha tenido más de dos abortos espontáneos seguidos.
  3. Enfermedades crónicas como una diabetes mal controlada, condiciones del sistema inmunológico como el lupus, y trastornos hormonales como el síndrome del ovario poliquístico.
  4. Antecedentes familiares de defectos de nacimiento o problemas genéticos, tanto por el lado de la mujer como por el lado del papá.
  5. Infecciones bacterianas (como la listeria) o de enfermedades como la rubéola, paperas, sarampión, etc.
  6. Hábitos como el de fumar, beber o usar drogas.
  7. Uso de ciertos medicamentos (con o sin receta). Es muy importante que le comuniques a tu obstetra o al ginecólogo qué medicamentos (o suplementos) tomas.
  8. Obesidad
  9. Ciertos procedimientos utilizados para diagnóstico (como la amniocentesis).
  10. Si te quedas embarazada a menos de 3 meses de haber dado a luz, tienes más riesgo de sufrir un aborto espontáneo.

¿Cómo puedes saber si se trata de un aborto o el sangrado es algo normal?

El primer síntoma del aborto espontáneo es precisamente el sangrado o la hemorragia vaginal, aunque algunas mujeres pueden perder un poco de sangre o manchan la ropa interior al principio del embarazo sin perderlo. Si se trata de un aborto espontáneo, por lo general, después de que empieza el sangrado, se siente dolor en el abdomen, de forma intermitente o persistente, con dolor leve o más intenso. También se puede sentir dolor y presión en la parte baja de la espalda.  La combinación del sangrado y el dolor no son señales muy positivas, así que se debe consultar de inmediato al médico o ir rápidamente a un centro de atención médica.  Estos dos síntomas también ocurren en el caso de un embarazo ectópico (o molar). Esto significa que el óvulo se ha adherido y se ha ido desarrollando fuera del útero, generalmente en las trompas de Falopio.  Desafortunadamente, ese tipo de embarazo no puede llegar a término y si no se atiende a tiempo, la madre corre un gran peligro.

Hay que ser precavida y actuar a tiempo

Ante cualquier síntoma fuera de lo común y corriente, o ante cualquier duda, hay que acudir de inmediato al  médico para que determine qué se debe hacer. Si existe la sospecha de que el dolor y el sangrado anuncian un embarazo ectópico, el doctor indicará un ultrasonido de inmediato.  Si el ultrasonido no indica problemas, pero la embarazada continúa teniendo pérdidas, por pequeñas que sean, necesitará hacerse más pruebas de ultrasonido en las semanas siguientes.

El doctor también puede indicar otros procedimientos:

a) Si ya está en el segundo trimestre y el ultrasonido muestra que el cuello del útero (cérvix), se está abriendo o acortando, el doctor puede recomendar el cerclaje uterino, que consiste en cerrar el cuello del útero con puntos para tratar de impedir un aborto o un parto prematuro.

b) Si el doctor se inclina a pensar que se trata de un posible aborto espontáneo, le recomendará reposo en cama, pero no hay garantías de que esto lo contenga. Quizás sugiera además abstenerse  de tener relaciones sexuales mientras se tenga dolor o sangrado.  Aunque algunas personas piensen que las relaciones sexuales pueden causar un aborto, eso no es cierto en un embarazo en donde todo va bien, pero sí es recomendable que la pareja se abstenga hasta que todo se normalice.

c) Si el dolor y el sangrado continúan y empeoran, al punto de que se empieza a expulsar tejido embrionario (de color grisáceo), placenta y/o coágulos, el doctor puede recomendar un legrado por succión o una dilatación y raspado.  En caso de que se presente una hemorragia muy grande o señales de infección el doctor recomendará este procedimiento de inmediato, especialmente si no es el primer aborto de la paciente, para poder analizar el tejido y confirmar si hay una causa genética.

Después de terminada la operación, que generalmente se hace de forma ambulatoria (que no requiere permanecer en el hospital), la mujer puede sentir dolores parecidos a los dolores menstruales durante uno o dos días.  El sangrado continuará por una o dos semanas y se recomienda el uso de toallas sanitarias (no de tampones).  Para aliviar el dolor, se puede usar ibuprofeno o acetaminofén. No se recomiendan ni las relaciones sexuales (ya que hay más riesgo de infecciones hasta que no se cierre completamente el cuello uterino), ni el uso de duchas vaginales, hasta que se detenga el sangrado. Si éste por el contrario aumenta, al punto de saturar una toalla en una hora, si aparecen síntomas de infección (fiebre, flujo vaginal u olor desagradable), hay que buscar ayuda médica rápidamente. Si la hemorragia es muy intensa y la persona se siente débil, mareada, y con náuseas puede estar en estado de shock y se necesita atención médica urgentemente. Es necesario llamar al número de emergencia local o alguien debe llevarla inmediatamente a la sala de emergencias del hospital más cercano (la mujer no debe conducir un vehículo ella misma al hospital).

¿Y después que se puede esperar?

Después del dolor de una pérdida, algo muy intenso y frustrante, no importa el tiempo que duró el embarazo, es normal que la mujer se sienta ansiosa y con temor de que la experiencia se repita de nuevo.  Un solo aborto espontáneo, no significa necesariamente que la mujer o su pareja tengan ningún problema.  Sí se recomienda que esperen un poco, al menos tres meses, para que se recuperen física y emocionalmente de la pérdida, antes de volver a intentar otro embarazo. Cada mujer y cada pareja sobrepasan esta experiencia de diferente manera.  Consulten con el doctor y en caso necesario, busquen un grupo de apoyo o terapia profesional.

Poco a poco llegará el consuelo y se aceptarán las circunstancias.  Y cuando el médico lo indique y la pareja se sienta segura y decidida, sabrán que ha llegado la hora de probar de nuevo.

 

Imagen © iStock / elenaleonova

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