martes, 11 de octubre de 2016

Obesidad infantil: Ser gordito, no significa estar sano

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La obesidad infantil es un problema serio que afecta a muchos niños latinos. Los padres deben estar atentos al peso de sus hijos para saber cuándo tomar medidas para evitar complicaciones en el futuro. 

Los latinos tenemos la costumbre de asociar a un niño gordito con que está sano porque come bien. Esto es un grave error. Si bien es normal que los niños aumenten de peso a medida que crecen, no es normal que acumulen libras de más. Si es así, esto puede llevarlos a sufrir de obesidad infantil, una enfermedad seria que puede traer muchas complicaciones en el futuro como diabetes, presión arterial alta y colesterol alto. En resumidas cuentas, la obesidad infantil es un camino seguro a una adultez con problemas de salud.  

¿Cómo puedes saber si tu hijo o hija está pasado de peso? Tal vez te parezca que no, o tal vez pienses que es un poco más gordito o gordita que sus amigos, pero no estás seguro. Lo mejor en estos casos es consultar a tu médico. El o ella medirá su Índice de Masa Corporal (IMC) para determinar si está dentro del peso adecuado de acuerdo a su estatura. Y si el resultado es que sí tiene obesidad infantil, ese es el momento de empezar a diseñar estrategias para eliminar las libras que sobran. De esta manera protegerás la salud de tu hijo(a) desde ahora para garantizarle un futuro sano y feliz.

¿Cuáles son las causas de obesidad infantil?

En el caso de los niños hispanos, existe un factor genético importante que puede ser el causante del sobrepeso. También hay causas hormonales, pero por lo general, la obesidad infantil se debe a una ecuación muy simple: los niños comen mucho y se ejercitan poco.  Veamos los principales factores de riesgo que causan obesidad infantil:

  • Nutrición: una dieta rica en alimentos altos en calorías como la comida rápida, los bizcochos, dulces y sodas, contribuye al aumento de peso.
  • Sedentarismo: los niños que no hacen ejercicio y prefieren quedarse en casa jugando juegos de video, o viendo la televisión, no queman las calorías que necesitan para mantener un peso sano.
  • Genética: Si en tu familia hay mucha gente con sobrepeso, es probable que tu hijo(a) esté genéticamente predispuesto a ser obeso. Este riesgo se hace más alto si crece dentro de un ambiente en el que no se hace ejercicio y se consumen alimentos altos en calorías y azúcar.
  • Factores familiares: los niños comen lo que sus padres les dan. Así que tienes el poder de controlar el acceso que tus hijos tengan a comidas que no les hacen bien. Trata de llenar la despensa con alimentos nutritivos en lugar de “atractivos”.
  • Factores psicológicos: el comer en exceso puede ser un síntoma de problemas emocionales, depresión o aburrimiento.  Fíjate si tu hijo(a) necesita atención en ese sentido.
  • Factores socio-económicos: los niños que viven en hogares de bajos ingresos tienen un riesgo más alto de tener obesidad infantil puesto que sus padres no tienen los medios para preocuparse por comprar comidas sanas, para motivarlos a hacer ejercicio y a veces, viven en áreas en donde no tienen acceso a lugares seguros en exteriores en donde puedan hacer ejercicio.

Como si la obesidad infantil no sólo fuera un problema durante la infancia, se convierte en el caldo de cultivo perfecto para que en el futuro tu hijo(a) sufra de una variedad de condiciones. ¿Cuáles son estas enfermedades? Si te lo estás preguntando, esta lista de complicaciones por obesidad infantil te será muy útil:

Si esto no te parece suficiente para empezar a cambiar la dieta de tu hijo(a) o enseñarle que el hacer ejercicio es la mejor manera de estar sano, tal vez te sea útil conocer los problemas emocionales que trae la obesidad en los niños.

  • Un niño que padece de obesidad infantil está más propenso a tener baja autoestima y a ser molestado por sus compañeros de clase
  • La baja autoestima causa depresión y sentimientos de soledad. Puede que tu hijo(a) llore mucho y se sienta desesperanzado. La depresión infantil es tan seria como la depresión en los adultos, así que mantén los ojos bien abiertos si ves que tu hijo(a) ha perdido interés en sus actividades, está más callado y parece estar muy triste. Si es así, es hora de que hables con él o ella y tomes medidas al respecto, como empezar un programa de ejercicios, dieta, e incluso el hablar con un psicólogo que lo motive.
  • La obesidad infantil causa también niveles altos de ansiedad que pueden causar bajo rendimiento en la escuela, dificultades para aprender y problemas para socializar con los demás.

Para prevenir la obesidad infantil lo mejor es empezar por darles a tus hijos un buen ejemplo: si tú haces ejercicio y comes saludablemente, ellos también lo harán. También es recomendable que lleves a tu hijo(a) al doctor una vez al año para que determine si su peso es el adecuado. Recuerda que la obesidad infantil es un problema serio y no se debe tomar a la ligera, no es un juego. Y seguramente que le digan “gordito”  o “gordita” no le es muy divertido a tu hijo(a) tampoco.

Imagen © Thinkstock / Jose Luis Pelaez Inc

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