Muchas mujeres que tienen sus hijos por parto natural o vaginal, no saben bien qué viene después. El post-parto, como se le llama a este período después de que nace tu bebé, implica algunos cambios mientras tu cuerpo vuelve a la normalidad. Aquí te contamos qué puede suceder y cómo cuidarte después de un parto natural o vaginal.
Llegó el tan esperado momento. Después de 9 meses de espera, tu bebé nació. Tus emociones están como en una montaña rusa. Estás feliz de ser madre y tener una nueva vida en tus brazos, pero también, te sientes extraña y no reconoces a tu cuerpo. La realidad es que el embarazo altera tu organismo de formas que tú no alcanzas a imaginar. Por eso, después de un parto vaginal o natural, es normal que sientas ciertas incomodidades que van de la mano con la recuperación de tu cuerpo. El traer una vida al mundo es un impacto muy fuerte. Y tu cuerpo es el que más lo siente en los pechos adoloridos, los cambios en la piel, la pérdida del cabello, y más. ¿Qué te espera luego del parto natural?
Dolor vaginal: Si tuviste una episiotomía o rasgadura en la vagina durante el parto, la herida te podría doler durante varias semanas, en especial cuando caminas y te sientas. ¿Qué puedes hacer para ayudarte a calmar el dolor y sanar más rápido?
- Calma la herida aplicando hielo envuelto en un trapo. Los pañitos que venden en las farmacias para aliviar hemorroides son también útiles para este tipo de heridas porque contienen un ingrediente que cura: las avellanas.
- Mantén limpia la herida. Cada vez que vas al baño, baña el perineo (la zona entre la vagina y el ano, donde está tu herida) con un poco de agua.
- Al orinar, hazlo acurrucada en lugar de sentada. El echarte un poco de agua tibia sobre la vulva mientras orinas ayudará a disminuir la molestia o el dolor.
- Cuando vas al baño a evacuar (defecar), trata de no hacer demasiada fuerza. Esto aliviará la presión en la herida. Si llevas una dieta rica en fibra y líquidos, tus heces serán más blandas y esto ayudará con el dolor. También ayuda que te pongas un paño limpio en la herida y lo sostengas contra ella mientras defecas.
- Ten cuidado al sentarte: presiona bien tus nalgas una contra la otra. Si el sentarte te duele demasiado, usa un soporte en forma de rosquilla o donut para aliviar la presión.
- Haz los ejercicios de Kegel, pues te ayudan a tonificar los músculos pélvicos. Aprieta los músculos de tu pelvis desde el día siguiente de tu parto, sosteniéndolos así por al menos 5 segundos y luego vas aumentando a diez. Repítelos varias veces al día.
- Mantente atenta a cualquier síntoma de infección en la herida como inflamación (hinchazón), aumento en la temperatura (calor) o secreción parecida a la pus. Llama a tu médico de inmediato.
Secreciones vaginales: Vas a tener sangrado durante 6 semanas después del parto vaginal, aproximadamente. No te sorprendas: los primeros días el sangrado será fuerte. Poco a poco, pasará de rojo brillante a rosado, amarillo o café. Para evitar que desarrolles una infección, no se aconseja el uso de tampones, es mejor que uses toallas sanitarias. También es común que te salgan coágulos. Sin embargo, debes estar pendiente de algunos signos, como fiebre, sangrado excesivo o secreción de mal olor. En estos casos debes contactar a tu médico de forma inmediata.
Dificultad al orinar: Los tejidos que rodean a la vejiga y la uretra también pueden inflamarse durante el parto vaginal. Por eso, podrías tener dificultad al orinar. Pero lo mejor que puedes hacer es contraer y relajar tus músculos pélvicos cuando te sientes en el baño. También te aliviará poner un paño en la herida del perineo y echarte agua en la vulva mientras orinas. Por lo general, esta incomodidad pasará sola. Si no se calma y te duele orinar, si sientes muchos deseos de orinar o sientes que no estás vaciando bien tu vejiga, consulta con tu médico. Puede tratarse de una infección urinaria.
Contracciones: También conocidos como “entuertos”. Estas contracciones se sienten en los días después del parto. Los entuertos tienen como objetivo reducir el tamaño de la matriz o útero hasta que llegue a su tamaño normal y de contraer los vasos sanguíneos sangrantes que han quedado en donde estaba localizada la placenta. Si bien son molestos y se parecen al dolor que produce un cólico menstrual, los entuertos son una buena señal de que el cuerpo está sanando y está evitando una hemorragia mayor. Es probable que también los sientas cuando amamantas a tu hijo o hija puesto que tu cuerpo segrega oxitocina para que la leche salga del pecho y esto produce una contracción. Tu médico puede recetarte un medicamento si los dolores son muy fuertes. No dudes en consultarlo. Recuerda que no debes auto recetarte, ya que estás amamantando y todo lo que tomas puede pasar a tu bebé y afectar su salud.
Hemorroides: si cada vez que vas al baño a evacuar (defecar) sientes que te duele o notas una inflamación (hinchazón) cerca del ano, probablemente tengas hemorroides. Así se le llama a la inflamación de las venas del ano o el recto. Para aliviar el dolor mientras que las hemorroides sanan, usa pañitos que contienen avellana para refrescar el área afectada. Los venden en la farmacia, le puedes preguntar al farmacéutico o a tu doctor, para que te recomiende el mejor. Es probable que tu médico te recomiende que te apliques alguna otra crema en el área también.
Un consejo: para evitar que te salgan hemorroides, es bueno que tu dieta se alta en fibra, es decir, que incluya frutas, vegetales y granos enteros y que bebas mucha agua. También si puedes, mantente activa físicamente. Esto ayuda a que tus heces sean más suaves. Puede ser que tu médico te recomiende algún medicamento o laxante para ayudarte con esto.
Senos adoloridos: Que los pechos te duelan después del parto y además se sientan hinchados y pesados, es normal. Por lo general esto dura menos de 3 días y luego se mejora a medida que vas amamantando a tu hijo. El sacar la leche ayuda a descongestionarlos, por eso, si no amamantas, trata de ayudarte con una bombita succionadora para sacar la leche.
Es normal también que gotee un poco de leche. Para eso, existen paños que puedes ponerte encima del pezón para mantenerte seca.
Cambios en la piel: puede ser que notes que en tu cara aparecieron algunos puntos rojos. Esto se debe a que algunos vasos sanguíneos se pueden romper por la fuerza que hiciste al pujar durante el parto. Pero ¡no te preocupes! Desaparecerán en pocos días. En cambio, las estrías, las marcas más temidas por las madres, no desaparecen. Sólo cambian de color con el tiempo: de rojizas o moradas se vuelven blancas o grisáceas. No le aparecen a todas las mujeres. Hay un componente hereditario y también depende de cuánto peso aumentaste durante el embarazo y la rapidez con que lo hiciste.
Pérdida del cabello: recuerdo a una de mis mejores amigas, que luego de que tuvo su primer bebé se llevó la sorpresa de su vida cuando se estaba peinando y vio cómo se le caían mechones de pelo. Esto se debe a que durante el embarazo la elevación de las hormonas hace que el crecimiento normal del pelo se altere. Como resultado puede ser que haya una capa de pelo adicional que se cae toda al mismo tiempo cuando las hormonas empiezan a bajar al dar a luz. Es bueno que durante el post-parto solamente te laves el pelo cuando sea necesario y que no sometas a tu cabello a químicos y altas temperaturas.
Cuídate durante el post parto. Dale tiempo a tu cuerpo de recuperarse y de volver a la normalidad. Mientras tanto, disfruta del milagro de dar vida.
Ante cualquier duda sobre los cuidados que debes tener después de un parto natural o vaginal, consulta con tu médico.
Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2009.
Imagen © iStock / guvendemir
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