La diabetes es una enfermedad silenciosa y traicionera, pues muchas veces, puede no dar ningún síntoma pero, si no la controlas, poco a poco puede ir dañando distintas partes de tu cuerpo y deteriorando tu salud. Descubre cómo reconocer y evitar las complicaciones asociadas a esta condición.
La diabetes es una condición que se caracteriza por elevación en el nivel del azúcar o la glucosa en la sangre que, si no se controla, a largo plazo puede derivar en otros problemas de salud.
Con el paso del tiempo, por ejemplo, la diabetes puede provocar problemas del corazón o cardiovasculares (como ataques cardíacos, ataques cerebrovasculares o enfermedad arterial periférica), problemas en los riñones (como falla renal), daño a los nervios, problemas en la piel e infecciones, lesiones en los ojos (retinopatía diabética), problemas digestivos (gastroparesia), disfunción eréctil y dificultades sexuales, tanto en los hombres como en las mujeres, y problemas en las encías.
Para que estés prevenido y puedas actuar lo antes posible, he aquí las principales señales de cada uno de estos posibles problemas asociados a la diabetes.
1. Problemas del corazón y cardiovasculares. Incluye los ataques cardíacos. Según la Asociación Americana de la Diabetes, el 65% de los diabéticos muere por alguna enfermedad cardiovascular. Por eso es importante que en la visita con tu médico controles tus niveles de presión arterial, colesterol y triglicéridos. Asimismo, es vital que sepas reconocer los síntomas de un ataque cardíaco, que muchas veces no se toman en cuenta (esto es especialmente cierto en el caso de las mujeres, quienes también deben prestar mucha atención a su corazón).
Otro riesgo cardiovascular es el de desarrollar un ataque cerebral vascular o una apoplegía (conocida como stroke en inglés). Los síntomas típicos incluyen:
- debilidad repentina en una parte del cuerpo
- adormecimiento de un lado de la cara, el brazo o la pierna
- dificultad para ver de uno u ambos ojos y
- mareos
Si tienes 2 o más de estos síntomas o alguien que se encuentra a tu lado los tiene, no pierdas tiempo y llama al servicio de emergencia cuanto antes, cada minuto cuenta.
Y en el grupo de enfermedades cardiovasculares, la enfermedad arterial periférica es otra posibilidad debido al bloqueo causado por la ateroesclerosis. Los síntomas de alerta incluyen:
- Dolor en una o ambas piernas especialmente al caminar o al hacer ejercicio que desaparece en cuestión de unos cuantos minutos después de descansar.
- Hormigueo, entumecimiento o sensación de frío en los pies.
- Heridas o infecciones en los pies o en las piernas que tienen dificultad para sanar.
2. Problemas en los riñones o insuficiencia renal: El funcionamiento de tu riñón puede verse afectado por la diabetes. Inicialmente, una vez por año, tu médico te hará un análisis de orina con la primera orina de la mañana para chequear que no haya proteína (microalbuminuria). Uno de los síntomas que puede indicar que algo no anda bien con tus riñones es tener los pies, los tobillos o las piernas hinchadas. En casos más avanzados, es necesario controlar el funcionamiento del riñón con análisis de sangre también.
3. Daño en los nervios o neuropatía diabética: Cuando la diabetes causa neuropatía puede haber diferentes síntomas: por un lado, la sensación de dolor puede tardar más en llegar al cerebro (y en los casos extremos nunca llegar), por eso muchas personas se lastiman y no se dan cuenta. Pero también podrías sentir hormigueo, ardor o dolor en algunas partes del cuerpo (por ejemplo, en los pies o piernas) debido a que no funciona bien el sistema nervioso. Por eso, debes controlar continuamente que tu piel no se irrite ni se lastime.
4. Problemas e infecciones de la piel: Además de que puedes lastimarte la piel sin darte cuenta, la elevación de la glucosa en la sangre hace que tu cuerpo se vuelva el lugar ideal para el desarrollo de hongos y bacterias, al mismo tiempo que debilita el sistema de defensas y aumenta las posibilidades de que aparezcan infecciones difíciles de combatir. Por eso, al igual que en el caso de la neuropatía, es importante que revises tu piel y tu cuerpo (en especial los pies) diariamente, que procures prevenir heridas (lesiones) y si las encuentras, que las identifiques y las trates lo antes posible para evitar que se infecten o para que incluso, si ya hay una infección también se trate de inmediato.
5. Complicaciones en los ojos: Tu salud visual es algo que también debes tener más presente si tienes diabetes y, al menos una vez al año, debes visitar a un oftalmólogo (a un médico especializado en los ojos). Muchas veces la retinopatía diabética no da síntomas pero, si se trata a tiempo, se puede prevenir pérdida de la visión. Si ya tenías problemas en la vista antes de que te detectaran la diabetes, los exámenes con el oftalmólogo deben ser al menos dos veces por año.
6. Problemas estomacales o gastroparesia. La gastroparesia se refiere a una complicación que no te permite digerir bien los alimentos debido a un vaciamiento lento del estómago porque los músculos no funcionan bien. Esto puede causar náuseas, vómitos, puede interferir con el control de tu azúcar y tu nutrición. Los cambios en la dieta pueden mejorar esta complicación de la diabetes que desgraciadamente no se puede curar.
7. Disfunción eréctil y otros problemas sexuales, incluso en las mujeres. Esto te podría suceder, y si bien hay algunos medicamentos que podrías utilizar bajo supervisión médica, en estos casos lo que más ayuda si no lo has hecho es: mejorar tu estilo de vida, alimentarte de manera saludable y ejercitar regularmente. Y recuerda: nunca tomes pastillas ni uses medicinas sin consultar con tu médico para evitar otras complicaciones de salud.
8. Problemas dentales: Al igual que en otras partes del cuerpo, cuando tienes diabetes tienes más posibilidades de sufrir infecciones en la boca así como de desarrollar otros problemas en los dientes y las encías. Controla regularmente tu salud bucal para evitar problemas.
Por último, recuerda que la diabetes es una enfermedad asociada directamente al estilo de vida (en especial la que se denomina de tipo 2) y está en tus manos poder cambiarlos. En todos los casos, no sólo es importante la dieta que lleves sino también la cantidad de alimentos que consumes, el momento del día en que lo haces, cuán bien descanses y cuánto te ejercites. ¡Anímate, pues los resultados bien valen el esfuerzo!
Actualización de un artículo originalmente publicado en el 2012.
Imagen © iStock / Poul Carlsen
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