miércoles, 5 de agosto de 2015

4 razones por las que el flujo vaginal se vuelve amarillo

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A partir de la pubertad, la presencia del flujo vaginal es algo común y hasta necesaria. Las glándulas en la cérvix y la vagina segregan un líquido cuya función es eliminar células muertas e impurezas.  De esa forma, el área se mantiene limpia, lubricada y libre de infecciones…. El mecanismo no es infalible y se pueden presentar infecciones. Estas se identifican por un cambio en el olor, la textura y el color del flujo vaginal. Si se torna amarillo, es importante combatirlas de inmediato, pueden tratarse de infecciones por transmisión sexual.  No las pases por alto.

El interior de la vagina es un lugar cálido, húmedo y oscuro, el entorno ideal para que proliferen las bacterias. Una de las funciones del flujo vaginal, especialmente en los años fértiles, es precisamente mantener la limpieza de esa zona, sacando al exterior las células muertas y las  bacterias. Por lo general el flujo vaginal es de color claro (o transparente) y no tiene olor. Su cantidad, color y consistencia pueden variar según el día del ciclo menstrual, entre otros factores. Durante la ovulación, la lactancia o cuando la mujer se encuentra excitada sexualmente suele ser más abundante.  Si la mujer está embarazada o ha descuidado su higiene íntima, puede tomar un olor diferente y hasta desagradable.

Esos son cambios normales, que, cuando más, pueden causar incomodidad, como humedad en las partes íntimas, necesidad de cambiar la ropa interior a menudo o estar consciente de un olor embarazoso.

Sin embargo, cuando el flujo adquiere una textura, olor y color diferentes, hay que prestar atención. Especialmente si el color del flujo es amarillo, o de cualquier tonalidad amarillenta, con seguridad la mujer está sufriendo una infección que, en muchos casos, podría ser transmitida sexualmente.  Algunos de estos casos son los  siguientes:

1. Gonorrea: se trata de una enfermedad transmitida sexualmente (ETS), causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae. Entre sus síntomas se encuentra el flujo vaginal amarillo y/o ensangrentado. Las mujeres con gonorrea pueden experimentar además, una dolorosa sensación de ardor al orinar, así como sangrado entre los períodos.  Muchas pueden o no reconocer los síntomas o confundirlos con una infección por hongos. Hay que tratar la gonorrea con una combinación de antibióticos (la bacteria se ha ido convirtiendo en una “súper bacteria”, muy resistente a la mayoría de los antibióticos), lo antes posible para evitar la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) que puede llevar a la infertilidad.

2. Clamidia: se trata de otra infección transmitida sexualmente y causada por la bacteria Chlamydia Trachomatis.  Los síntomas se presentan alrededor de 1 a 3 semanas después del contagio. El flujo vaginal, además de tomar una tonalidad amarillenta, suele tener olor fétido. Al igual que la gonorrea, puede causar sangrado entre los períodos, dolor y ardor al orinar, picazón (comezón) en la vagina y en casos severos, puede provocar fiebre y náusea.  Se trata con antibióticos y sin terapia, puede conducir a una EIP con peligro de infertilidad.

3. Tricomoniasis: un flujo amarillo (o a veces amarillo-verdoso) con olor penetrante, puede deberse a otro tipo de infección por trasmisión sexual causada por un organismo llamado Trichomonas vaginalis.  La infección puede provocar otros síntomas, como picazón o irritación en los genitales, así como incomodidad y dolor al orinar o durante las relaciones sexuales.  Es más común entre las mujeres, pero los hombres también pueden infectarse. Como en ellos los síntomas tienden a desaparecer espontáneamente, puede seguir contagiando a su compañera y perpetuar el contagio. En cuanto se presenten los síntomas, ambos deben recibir tratamiento para la infección mediante antibióticos para romper el círculo y evitar el contagio.

4. Cervicitis: consiste en la inflamación del cérvix situada al final del útero (por eso se le denomina también cuello uterino).  Una de las señales principales de inflamación es la aparición de una secreción vaginal amarillenta (también puede ser gris o blanca), dolor en la vagina, sangrado entre períodos y después de las relaciones sexuales.  Puede deberse a infecciones (tricomoniasis, virus del papiloma humano (VPH), gonorrea, clamidia o el herpes genital), pero a veces, la inflamación se debe a otros factores, como al uso de un diafragma, alergia a espermicidas o condones. O sea, no siempre es debida a una enfermedad de transmisión sexual.  El tratamiento depende de la causa: antibióticos para las infecciones bacterianas, medicamentos antivirales para las infecciones por herpes, reconocer si se debe a una alergia (tratamiento para la alergia y evitar aquello a lo que se es alérgico), etc. Si la cervicitis es muy crónica (tiene mucho tiempo de duración), se pueden emplear otros métodos como la criocirugía (congelación), terapia con láser o cauterización.

Tú conoces tu cuerpo y cómo varía tu flujo vaginal según los días del mes. Debes estar atenta a cualquier cambio, y especialmente si el flujo se vuelve amarillo. Procura protegerte para evitar contraer una enfermedad por transmisión sexual pero si tienes cualquier signo o síntoma como los que mencionamos, visita al ginecólogo de inmediato para que se establezca el diagnóstico y puedas comenzar el tratamiento. Y, desde luego, pon en práctica medidas para tener relaciones sexuales seguras (sexo seguro) que no te lleven a otra infección en el futuro.

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