Es normal que de vez en cuando los hermanos se peleen, o que uno de ellos quiera molestar al otro imponiéndole su voluntad. Sin embargo, hay que mirar muy de cerca cuándo se trata de un comportamiento normal y cuándo llega a ser tan dañino que puede provocar ansiedad y depresión en el hermano que es víctima del acoso.
Las peleas entre hermanos por lo general se consideran algo normal. Por supuesto que no es algo fuera de lo común que haya algún altercado o discusión en cualquier etapa de la vida entre hermanos. Cuando son pequeños, por juguetes, liderazgo en los juegos o la aprobación de los padres. Cuando son adolescentes, por la aprobación de los amigos y de los padres. Cuando son adultos, bueno…eso depende de cada relación.
Incluso, muchas veces se considera saludable que haya conflictos entre los hermanos para que aprendan a resolverlos y les de herramientas para enfrentarse con problemas similares en un escenario diferente al del hogar.
Pero, a pesar de que los conflictos son parte inherente a cualquier relación interpersonal y entre personas que se quieren, el acoso entre hermanos puede volverse un asunto serio. Por eso, los padres deben estar atentos ante las dinámicas y los juegos de poder que se presentan entre los hermanos. La razón para que así sea, es que el acoso puede ocasionar que quien se siente acosado pueda sufrir de ansiedad y depresión.
De acuerdo a un estudio publicado en la revista Pediatrics que entrevistó a 3,600 niños en Estados Unidos, aquellos cuyos hermanos los molestaban física y verbalmente tuvieron puntuaciones más altas en la medida de síntomas de depresión y ansiedad que aquellos que no sufrieron acoso por parte de un hermano o hermana.
Los apodos ofensivos, los golpes, robarles o dañarles sus cosas o hacerles bromas pesadas, son algunos de los ejemplos de acoso entre hermanos. Si bien esta encuesta es un poco limitada porque se realizó sólo una vez, enciende una alarma en cuanto a que el acoso debe observarse no sólo en la escuela sino también en el hogar.
Este estudio deja preguntas sin responder, porque no se aclara qué tan graves y cuánto pueden durar los síntomas de ansiedad y depresión en los niños que reportaron acoso por parte de sus hermanos. Esto a pesar de que se tuvieron en cuenta otros aspectos como el nivel educativo de los padres, la existencia o ausencia de acoso escolar y los niveles de violencia familiar.
El análisis tampoco proporciona información sobre si los síntomas de depresión y ansiedad varían cuando el acoso proviene de un hermano mucho mayor o de la misma edad, o si se trata de hermanas, hermanos o ambos.
Pero a pesar de las limitaciones de este análisis, como dije anteriormente, vale la pena que no ignores el tipo de conflictos que se presentan en tu hogar entre tus hijos. La reacción de los padres a la agresividad entre hermanos es también crucial. Quizás es importante establecer límites acerca de qué comportamientos no se toleran en casa y abrir la puerta al diálogo para que quien sea víctima del abuso sepa que puede contar con el apoyo de los padres.
Imagen © iStock / Olga Solovei
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