El alcohol es una de las sustancias que con más facilidad absorbe el organismo. Pasa casi directo del estómago al intestino delgado y de ahí al torrente sanguíneo; viaja por este último, y llega a los órganos y al cerebro afectando sus funciones con rapidez. Cuanto más alcohol se ingiera a la vez, más pronto se sentirán sus efectos y mayor será el daño que se genere. Lo que debes saber sobre el alcohol y el cerebro, en este artículo de los Hospitales Ángeles para Salud180…
El sistema nervioso es muy complejo, y su correcto funcionamiento incluye procesos dentro de un conjunto de conexiones físicas, químicas y eléctricas. La alteración de cualquiera de estas conexiones puede afectar la actividad del organismo de varias formas, desde leves a graves e incluso con secuelas permanentes.
La compleja estructura cerebral contiene múltiples conexiones que interactúan para controlar todas las funciones del cuerpo, como el movimiento, la respiración, el pensamiento, la forma en que te sientes y los latidos del corazón.
Estas conexiones cerebrales se realizan entre millones de células nerviosas, llamadas neuronas. El cerebro equilibra estas señales y la información entre sí, para que el organismo funcione de forma adecuada.
Diversos estudios han demostrado que el alcohol reduce o interrumpe la comunicación de esas redes neuronales, lo que puede generar graves consecuencias para la salud de las personas, incluidos daños de por vida.
En diversas investigaciones se han evaluado los cambios y efectos generados en el cerebro por el alcohol. Los resultados han demostrado que a largo plazo su consumo excesivo puede afectar diversas habilidades, incluyendo la coordinación motora, la regulación de la temperatura, el sueño, el control de la agitación y del estado de ánimo, así como diversas funciones cognitivas como el aprendizaje y la memoria, entre otras.
El impacto en el cerebro
Por medio de imágenes cerebrales y pruebas psicológicas, los expertos han identificado las regiones del cerebro más vulnerables a los efectos del alcohol, las cuales están involucradas con varias funciones del organismo.
Corteza Cerebral: Esta área conecta el cerebro con el resto del sistema nervioso. Los cambios y daños en esta zona por el exceso de alcohol alteran la capacidad de resolver problemas, recordar y aprender. Además, se reducen las inhibiciones, lo que causa que la persona actué o reaccione agresivamente.
También afecta los sentidos; por ejemplo, provoca visión borrosa o la pérdida el sabor de los alimentos. El abuso a largo plazo del alcohol puede dañar de forma irreparable esta región.
Cerebelo: Esta área controla la coordinación motora, afectando la capacidad de respuesta, los reflejos, lo que provoca pérdida del equilibrio entre otros problemas; al mismo tiempo debilita las funciones cognitivas y la forma de sentirte emocionalmente.
Hipotálamo: Muchos procesos del cuerpo, como la frecuencia cardiaca (el ritmo cardiaco o pulso), el hambre o la sed, se controlan en esta área. También interviene en procesos involuntarios como la respiración y la temperatura corporal, por lo que beber alcohol en exceso puede incluso llevar a un estado de coma.
Hipocampo: Se piensa que esta estructura es la encargada de controlar la memoria. Las bebidas alcohólicas hacen que la persona no recuerde lo sucedido durante un periodo de tiempo, lo que se conoce como lagunas mentales o Black-out.
Lo que ocurre en estos casos es que el etanol inhibe la producción de neurotransmisores que van al hipocampo, lo que causa daños permanentes, de leves a graves, en la memoria y la capacidad de aprendizaje.
Neuronas más sensibles
El daño que produce el abuso en el consumo de alcohol es mucho más grave en los adolescentes, ya que el desarrollo del cerebro continúa hasta los 18 o 20 años.
Según datos científicos, la ingesta etílica se ha “popularizado” en la población juvenil, que además tiende a concentrarla en los fines de semana. Consumirlo en exceso, incluso en una sola ocasión, puede afectar el delicado equilibrio de las neuronas, su desarrollo y función.
Por otra parte, también es perjudicial beber durante el embarazo y la lactancia, ya que puede ocasionar una malformación del cerebro del feto, lo que se manifestaría en la edad escolar con problemas de atención, aprendizaje y comportamiento.
En resumen: beber alcohol en exceso y de manera continua puede afectar en forma negativa al cerebro. Cuida tu cuerpo y tu mente practicando la moderación.
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Fuente del artículo: El alcohol y las neuronas… en Salud180
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